Amor De Jefe || ᵐⁱⁿ ʸᵒᵒⁿᵍⁱ

capitulo 11

—¿Que estuviste haciendo?— me interroga el castaño mirándome a través de sus pestañas.

— Nada— respondo tajante

— Si claro, voy a hacer que te creo—  TaeHyung toma su bandeja de almuerzo y camina insistente detrás de mi.

— Ese es tu problema, mi conciencia está tranquila... Además ¿por que tendría que darte explicaciones?— esta vez tomo mi almuerzo. A decir verdad es la primera vez que lo hago, casi siempre suelo comer en otros lugares o simplemente no lo hago, tantas personas hablando me fastidian. ¡Ah! y que decir de TaeHyung, que no se cansaba de repetir que la comida del restaurante de la empresa era una basura. Ahora está aquí, queriendo meter de nuevo sus narices en mis asuntos y con una bandeja de comida gratis. Una que le fue obsequiada por una de las empleadas gracias a sus horrorosos encantos.

— Hoy amaneciste más raro que nunca— dice y me observa mientras caminamos hasta una de las mesas.

— ¿De verdad?— pregunto queriendo parecer curioso pero de inmediato cambio mi gesto a uno más serio.

— ¿Sarcasmo ácido de nuevo?.

El interpreta mi silencio como un si y se sienta justo en la mesa más centrada del lugar. Él espera que haga lo mismo pero ese no es mi plan. Busco mi objetivo, escudriñando con la mirada todo el lugar.

— ¿Y ahora que mosco te picó?, ¿A quien buscas?.

Una cabellera roja me llama la atención a unas cuantas mesas de distancia. es ella, de eso estoy seguro. Ji-eun la acompaña, le habla emotivamente, me doy cuenta por su expresiones, lo que significa que lo más probable es Malena este sonriendo en estos momentos, así que apresuró mi paso, yo quiero ver eso.

— Min— TaeHyung me llama pero no tengo intención de contestar.

Mi corazón galopa fuerte dentro de mi pecho. Tanto así, que me asusta y debo detenerme para calmarme un poco. 

— Hola, ¿Puedo sentarme?— y ahí está ella, la primera vez que la oigo reír. Ella voltea a verme pero en cuanto se da cuenta de que soy yo poco a poco va deshaciendo sus enorme sonrisa.

— ¡Claro!— responde Jieun tratando de sonar simpática. Se hace a un lado en la butaca y me ofrece puesto a su lado  — No esperaba verlo por aquí... Casi nunca viene— lo último fue más como un susurro para sí, muerde y esconde su labio queriendo retractarse de lo dicho.

A Pesar de ya tener un campo abierto para sentarme decido dejar mi bandeja al lado del puesto de Malena, ella parece no querer darme un espacio porque siquiera se inmuta y solo sigue comiendo. Sin embargo, por mi cuenta me hago espacio a su lado casi que forzandola a darme lugar.

Me mira mal. Cómo si fuera una especie de cucaracha que quisiera exterminar.

Desde luego que yo no soy una cucharada.

Yo le devuelvo el gesto pero con una sonrisa. Eso parece sacarla de quicio porque comienza a refunfuñar y modular palabras sin sonido. Se nota molesta. Yo vuelvo a sonreír por eso.

El silencio que hay es horrible. No es que odie el silencio, todo lo contrario. Solo que ahora quisiera escuchar tan siquiera unas palabras de la pelirroja.

— No crees que es muy poca comida, no quiero que mueras de hambre— levanta su cabeza del plato para mirarme, por segunda vez en día puedo mirarla a los ojos sin apartar la mirada.

Hay dos cosas en esa mirada. Sorpresa por mi repentina atención y fastidio porque me dirijo a ella de nuevo sin honoríficos.

— Es suficiente— responde con voz suave pero tajante.