Capítulo 3

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Conociendo los alrededores

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Después de haber calmado su risa, Lincoln habló. —Son divertidos, pero... —Ladeó su cabeza. —¿Qué son los guardianes?


Oh bueno... —Alex tomó su propia barbilla para pensar. —La forma más rápida y sencilla de explicar es evitar que mueras.


¡¿Qué?! —Respondió el albino con un grito de miedo.


Justo en ese grito, César golpeó la parte posterior de la cabeza de su hermano en forma de reprimenda. —¡Tarado, lo asustas! —Regresó su vista hacia el pequeño con una mirada tranquilizadora. —Perdona a mi hermanito, es que él es algo lento con ciertos temas, y una de ellas es explicar las cosas.


Oh... —Lincoln se frotó levemente la nuca. —He, he, he, sabes, entiendo eso, conozco a alguien que tiene ese mismo problema.


Bueno, entonces sería YO. —El mayor miró a Alex cuando hizo énfasis en la última parte. —En explicar lo que serían los guardianes.


César señaló a Lincoln que se sentara cerca de la fogata, lo cual hizo junto con los hermanos, y comenzó a contar el significado de ser sus guardianes.


César juntó sus manos dando un leve aplauso, inhaló y exhaló lentamente. —Bien, presta atención y si tienes dudas, no temas en preguntar, ¿ok? Para comenzar, ¿conoces o sabes lo que son los ángeles de la guarda? —Vio que el niño asentía. —Bueno... para comenzar no somos ángeles en sí, pero tenemos, por así decirlo, el mismo trabajo: proteger y salvaguardar a la persona que se nos fue encargada o como a mi hermano y a mí nos gusta llamarlos "compañeros", es decir, a ti. —Eso último lo dijo señalando a Lincoln con su mano simulando un disparo. —Pero, a diferencia de los ángeles, nosotros, los guardianes, tenemos unos que otros regalos para nuestros compañeros en ciertas situaciones.


El pequeño recién pudo entender un poco de lo dicho, pero de alguna manera lo asimiló; era eso o simplemente sonaba tan fuera de lugar que lo dejó pasar. Considerando que se encontraba en un sueño, decidió seguir la corriente porque le parecía genial esa situación, pero cambió de actitud con la mención de 'regalos'.


¿Regalos? ¿Dónde? —Lincoln se levantó rápidamente buscando a su alrededor.


Ambos guardianes se rieron ante la reacción del albino, pero por diferentes razones: Alejandro por la actitud energética que demostraba, mostrando que enseñarle sus técnicas no sería tan aburrido como creían, mientras que César simplemente se divertía al ver su emoción.


Tranquilo, ya vamos allá, solo sígueme. —César dijo esas palabras para calmar un poco la situación, y se levantó dirigiéndose hacia uno de los árboles que se encontraba detrás de ellos.

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