Jane Maguire debe seguir la vida del exitoso jugador alemán Erik Durm, quien solo busca divertirse y disfrutar lo que su fama le entrega, Jane con solo 25años llega a cambiar la vida de Erik con la simpleza y alegria que enfrenta la vida, y sin que...
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El doctor Spencer Reid aparece en la pantalla lanzando estadísticas que me hacen suspirar, Erik cubre mis ojos con fingidos celos, el ruido de las máquinas removiendo la nieve nos distrae de nuestra sexta temporada de Criminal Minds, la tormenta va perdiendo fuerza con el paso de los días; para quienes tenían opción se les pidió quedarse en casa, nosotros la teníamos, Mason tomaba el control de la revista hasta el final de temporada, los partidos estaban en pausa hasta el fin de semana, Erik no sería convocado luego de una molestia en su pierna. La noche anterior me había contado de su dolor, como me era costumbre había terminado llorando, la persona que más amaba en el mundo sufría física y psicológicamente en tanto lidiaba con su novia que pensaba que vivía el fin del mundo.
Las pasadas noches y días en confinamiento las usamos en afianzar nuestra comunicación, cada temor fue exteriorizado en busca de la permanencia de nuestra relación.
— ya llegaron las maquinas, hay que comer. — se levanta desapareciendo por la puerta de la cocina, no me da tiempo de reaccionar y le sigo.
— terminemos el capítulo, será el último. — suplico moviendo mis pestañas. habían servido como táctica para los pasados cuatro capítulos.
—tienes que comer bien para que tus nauseas no te debiliten. — toma mi mejilla. — tenemos un trato. — dejo caer mi cabeza rendida a su defensa.
Preparamos lasaña con extra queso, tomo casi tres vasos de mi néctar de naranja.
— cuando nos conocimos, me decía a mi mismo: esta chica es rara, ¿quien bebe un néctar de naranja de una marca especifica? — toca su cabeza riendo, su comentario me hace tapar mi boca para evitar derramar el jugo en mi boca.
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— te lo expliqué un millón de veces, esta marca es la que tiene el mejor sabor naranja, las otras no me gustan. — cruzo mis brazos a modo de berrinche, el me abraza riendo, recordar esos primeros días donde apenas nos soportábamos.
Su colonia me avisa que ha llegado a mi lado, la ducha hace su piel fría por lo que cuando se sienta a mi lado, le abrazo para compartirle calor; termino sentada sobre el con mi cabeza en su cuello, mi cabello es acariciado por sus dedos en tanto mis ojos se sienten cada vez más pesados. Pierdo la noción del tiempo, no sé cuánto he dormido entre sus brazos, comienzo a escuchar la película en la televisión, mi cabello sigue siendo acariciado con lentitud, la música me hace creer que la película ha llegado a su fin, los brazos de Erik me levantan con cuidado para llevarme a nuestra habitación, no logro contener mi risa cuando me deja en la cama, él se deja caer a mi lado abrazándome con fuerza.
