Jane Maguire debe seguir la vida del exitoso jugador alemán Erik Durm, quien solo busca divertirse y disfrutar lo que su fama le entrega, Jane con solo 25años llega a cambiar la vida de Erik con la simpleza y alegria que enfrenta la vida, y sin que...
Quiebre, había un quiebre dentro de mi ante los últimos acontecimientos; la vision era uno de los sentidos más importantes, verte privada de ellos sin una advertencia es una de los sucesos más traumáticos hasta ahora experimentados.
El trauma que ocasiona la perdida de mi vision estaba rompiendo cada uno de los pedazos que quedaban, la voz de Erik intenta romper la burbuja autodestructiva que he construido, esa voz que me había traído consuelo y amor, era poco efectiva al desastre desatado en mi interior. mi temor gritaba que jamás volvería a ver esos ojos que tanto amaba, frotar una y otra vez solo añadía dolor físico a lo que ya tenía, no iba rendirme, de alguna forma buscaba quitar una venda maldita.
-suficiente. - exclama Erik inmovilizando mis inquietas manos.
- ¿qué pasa? ¿está bien? - Mason habla desde otro lugar, fuerzo mis ojos a buscarlos, quiero verlos.
- acelera. - grita Erik con un tono brusco que deja un silencio lleno de tension.
- llegamos. - Annika avisa dándome a entender que ella también está con nosotros.
estiro mis manos buscando la puerta del auto, soy alejada de esta al ser alzada por Erik, puedo sentir sus fuertes latidos contra mi fría piel, me aferro con todas mis fuerzas a su cuello tratando de recordar cada detalle de él.
Cuando me baja hasta lo que supongo es una cama, me cuesta trabajo dejarle ir, el de inmediato me da su mano demostrando que sigue a mí lado.
- tengo miedo. - susurro apretando su mano, su pulso corre rápido.
- Vas a estar bien, lo prometo. - un delicado pero eterno beso es dejado en mi frente.
- buen día, soy el doctor Henryk. - su voz me da cierto alivio a mi pesar. - vamos a hacer una revisión, necesito que me den una lista de medicamentos y enfermedades crónicas, por sobre todo necesitamos calma. - su hablar es lento, ¿nadie le dijo que estoy ciega? - usted puede hacerme la lista mientras doy un miro rápido. - Asumo se lo dice a Erik quien deja un beso en mi mano alejándose.
Las manos del doctor toman mi rostro, como reflejo me alejo de el, escucho como suspira, me pide me relaje y comienza un cuestionario al que respondo conforme el temblor de mi voz me lo permite. la pregunta de si mi vision volverá se atora en mi garganta dificultando la respuesta a sus preguntas.
- tal como dijeron al llegar, está presentando uno de los efectos secundarios, afortunadamente con la suspensión del medicamento será suficiente para la recuperación de la vista en las próximas horas. - da un suspiro y comienzo a llorar. - me preocupa la presión elevada, haremos análisis de sangre. escuchen, entiendo que lo que están pasando es difícil, son una pareja joven, la ciencia puede ayudar en muchos casos, en otros empeora la situación, ahora es importante mantener tu salud. - toma mis manos demostrando la sinceridad de sus palabras, escucharlo de el me ayuda a comprender que ya no hay esperanza, nuestro plan de una familia acaba de romperse en mil pedazos.
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