3. Ella

194 19 4
                                    

Por Richard

Lissa era de las personas más importantes en mi vida, era mi mejor amiga pero había algo que no sabía... estaba completamente enamorado de ella y lo peor de todo es que siempre me vería como su amigo, cuando estuvo a punto de casarse con el imbécil de Benjamin no me había percatado de mis sentimientos por ella pero cuando él la dejó plantada en el altar yo estuve allí para ella, fui su compañía es más cuando me llamaron para grabar Bodyguard la llevé conmigo a Londres donde se despejó y siempre me lo agradeció.

Fue luego de aquel viaje donde me di cuenta que ya no la veía como amiga sino como la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida; pero ella dijo que no quería volver a enamorarse entonces sale y duerme con cualquier hombre que le gusta, eso me destroza cada vez que sucede. Lissa es una mujer hermosa, de ojos marrón claro, usa lentes de descanso porque tiene astigmatismo, cabello castaño claro pero no es rubio... es una especie de cobrizo, siempre lleva un collar negro y un anillo del mismo color en si dedo anular de la mano derecha. Tenía un lunar en su mejilla izquierda, tal como dije... Lissa era la mujer de mi vida pero no me daba la oportunidad de darle esa estabilidad emocional y afectiva que tanto deseaba, aparte del arte si había algo que amaba era la música y ver películas; siempre que no estuviese en un set grabando nos juntábamos en su piso a ver películas, sus favorita eran las de terror mientras que las mías eran las de acción además la vista que tenía ese piso era la perfección. A veces solíamos sentarnos en frente mientras compartíamos una taza de té

—¿Richard me estas oyendo?— habló de pronto mientras yo estaba sumido en mis pensamientos y un poco en sus ojos

—Perdón, estaba distraído— respondí

—Quién será la chica que te tiene así de pensativo— comentó y era irónico que lo dijese ya que era ella quien no salía de mis pensamientos

—Nadie, solo estoy pensando en el tour de prensa ¿en verdad no quieres venir a acompañarme?— volví a preguntarle por si cambiaba de opinión, negó

—Ya te dije que no, te lo agradezco pero ese no es mi mundo— respondió con una sonrisa que hizo derretir mi corazón

—Esta bien —asentí— ¿Qué me decías antes?— inquirí regresando al tema anterior

—Preguntaba si ibas a ordenar algo— anunció y negué

—No, es un regalo de mi parte antes de irme— confesé con una sonrisa

—Me enojaré más seguido para que me consientas de esta manera— bromeó y me guiñó un ojo, bajé la mirada un poco sonrojado

—No mientas, siempre te consiento— me "defendí" de su ataque, volví a observarla y sería muy duro estar dos semanas alejado de ella. Le trajeron su orden, era un trozo de carrot cake con un poco de merengue y una taza de te

—Me hiciste adicta al té— volvió a bromear una vez más a lo que reí

—Aunque sea una costumbre de mi país, yo no te obligué... lo aprendiste sola— dije divertido para volver a reír

—Te iba a enseñar lo que solía tomar con mi madre cuando la visitaba pero ahora me quedaré con el secreto— habló fingiendo indignación y volví a reír

—Tarde o temprano me lo enseñarás— hablé a lo que ella comenzó a reír, al principio no comprendía por qué reía hasta que pensé en la doble connotación de lo que dije antes

—Eso ya es mucho— habló antes de beber de su taza, yo la observé y me ruboricé.

A veces me hacía pasar vergüenza pero luego yo me vengaba haciéndole lo mismo por ende no me quejaba que tengamos esta relación, me crucé de brazos y no le quité los ojos de encima... quería guardar en mi memoria sus rasgos para no extrañarla tanto

El DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora