9. Frustración

158 14 8
                                    

No quería que el maldito fin de semana llegase porque no quería lidiar con lo de la cita de Richard y Carol, no podía odiarla a ella porque para empezar era una gran chica, muy amable y merecía que la vida le sonría. Durante la semana vi poco a mi mejor amigo y ella parecía muy feliz, era imposible que no la atrajera; suspiré viéndola acomodar uno de mis cuadros

—Voy a salir a emborracharme, esta decidido— susurré y tomé mi móvil cuando la rubia apareció en la oficina

—Señorita ¿puedo pedirle un favor?— habló mientras giraba para verla antes de realizar una llamada

—Dime— mencioné con mis ojos en ella

—¿Puedo salir más temprano? Es que hoy tengo la cita con Richard y ...— dijo y cómo no quería saber más de ese tema le respondí interrumpiéndola

—Si, ve. Yo cerraré todo, no te preocupes... disfruta tu cita y mañana no abriremos— quería que todo ese asunto se termine lo más rápido posible

—Gracias— comentó con una sonrisa y se marchó del lugar, me apoyé en el escritorio para llevarme los dedos al puente de la nariz luego de haberme sacado los lentes. No iba a arruinarle la noche.

Volví a colocarme los lentes para desbloquear el móvil así hacía aquella llamada, necesitaría salir para no quedarme en casa a llorar así que sonreí de medio lado cuando su voz se oyó del otro lado de la línea

—Creí que no me llamarías— dijo Sebastian, se oía alegre

—Hola —fue lo primero que dije— bueno, soy un poco impredecible— agregué luego

—No creo que seas impredecible sino que has estado ocupada, no es fácil llevar una galería de arte— habló 

—Seguramente estuviste ocupado y no quería molestarte— comenté un poco nerviosa y luego reí

—No me molestas, puedes llamarme cuando quieras— habló Sebastian desde el otro lado 

—Bueno, entonces dime ¿esta noche tienes libre para salir?— pregunté mordiéndome el labio aunque él no pueda verme

—Claro muñeca ¿a dónde me quieres llevar?— le respondí con una pregunta nueva, se oyó su risa a lo que a continuación habló

—Yo te llevaría a mi cama pero dime ¿quieres ir a un bar?

—Podemos tomar algo en tu casa— propuse luego de lo que dijo, después de todo quería dejar de sentirme frustrada

—Bien, ¿te paso a buscar o vienes tu?— indagó luego

—Envíame la dirección, pasaré por mi casa y luego voy a la tuya— contesté jugando con mi cabello

—Bien, entonces nos vemos en un rato— me habló y corté la llamada, minutos después me llegó un mensaje con su dirección entonces volví a sonreír porque esa noche la pasaría muy bien y me olvidaría de todo.

Olvidaría por completo que Richard saldría con aquella chica, que tal vez terminen en la cama, lo molesta que eso me hacía sentir, la frustración y la tristeza pero no comprendía esos sentimientos en este preciso momento. La vi marcharse de la galería, parecía una muñeca... lucía como un sueño, suspiré pesadamente mientras dejaba todo listo para el lunes a primera hora.

Cerré con llave el lugar y me encaminé a mi piso para cambiarme de ropa además de darme una ducha, escogí un vestido gris con tirantes pegado al cuerpo y un abrigo largo para no pasar frío, me miré al espejo sentía que algo me faltaba entonces me delinee los ojos y coloqué labial rojo sobre mis labios, para finalizar un poco de perfume; bajé a la puerta de mi edificio tomé un taxi y me encaminé hacia el lugar donde me esperaba Sebastian. Vivía en el centro de Brooklyn. El taxi me dejó en la puerta de su edificio, le pagué al chofer para luego enviarle un mensaje que ya estaba en la puerta, Sebastian bajó de inmediato para dejarme pasar... besó la comisura de mis labios y sonrió

El DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora