17. Él me llamo amor

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Era el primer beso oficial que nos dábamos luego de confesarnos nuestros sentimientos, el beso fue aumentando su intensidad pero nos detuvimos para tomar aire. Sonreí viendo sus ojos, brillaban como nunca antes y eso me hacía sentir feliz

—Entonces ¿somos más que amigos?— preguntó luego bastante divertido

—¿Quieres que lo formalicemos?— cuestioné con una sonrisa divertida como la que él tenía en su rostro

—Por mi, esta bien— expresó el contrario aún con ese brollo especial en sus ojos 

—¿Entonces debo llamarte daddy?— bromeé poniéndome en puntitas de pie para robarle un corto beso, Richard sonrió en medio del beso para terminar de responder

—Si tu quieres —luego se acercó a mi oído— pero debes saber que eso me excita— agregó y mordió suavemente mi oreja, sentí cosquillas y me reí.

Rodeó mi cintura con su brazo mientras su mano izquierda se posaba en mi mejilla para besarme, entreabrí mis labios para dejar pasar su lengua y que jugara con la mía; el beso comenzó a intensificarse cada vez más, podía sentir como estaba igual de desesperado que yo. Mientras nos besábamos me fue orillando hasta el cuarto que quedaba al fondo del pasillo de su departamento, una vez allí me quitó la camisa que llevaba puesta rompiendo los botones: como dije, estaba tan desesperado como yo. Me empujó suavemente a la cama y sonreí mordiendo mi labio inferior, se ubicó sobre mi para besar mi cuello y parte del inicio de mis pechos; su barba me hacía cosquillas pero no me importaba en lo absoluto, el contacto de sus labios contra mi piel me hacía estremecer además desabrochó mi pantalón quitandolo casi de inmediato. Me tenía en la cama en ropa interior. Se quitó la camiseta dejando al descubierto su pecho, tenía algo de vello pero no me molestaba en lo absoluto... pero mi era hermoso, luego se deshizo de sus pantalones dejando ver que sus boxers ya ocultaban una erección. 

Se deshizo de mi brallet dejando al descubierto mis senos, los masajeo mientras besaba y mordía levemente mis muslos. Acto seguido me quitó las bragas y sonrió relamiéndose los labios, yo ya estaba bastante húmeda como para que me haga suya pero en vez de aquello pensó que torturarme un poco más era divertido. Comenzó a pasar sus dedos por mis pliegues, hasta introducir dos de ellos sin previo aviso lo cual me hizo arquear la espalda y gemir en voz alta. Ese hombre sabía exactamente lo que hacía. Aunque tenía bastante experiencia en el sexo, nunca había estado con un hombre como Richard que sabía los puntos exactos donde tocar para hacerme llegar. Antes de llegar al climax sacó sus dedos de mi y se acercó a mi oído para susurrar

»— Date la vuelta— tomé su rostro y lo besé, al separarnos vi que buscaba algo en la mesa de luz por lo que supuse que era un condón, tal vez lo que haría sería un acto irresponsable o tal vez no pero él se convertiría en el único hombre de mi vida y con el resto que estuve siempre los obligué a usar condón para tener sexo así que tomé su mano y susurré

—No lo uses —él pareció sorprendido por mis palabras— confío en ti— agregué con una sonrisa

—Así como yo confío en ti— mencionó el pelinegro y volvió a besarme. Me di la vuelta en la cama quedando boca abajo y de  espaldas a él, para que me sienta más "cómoda", era en verdad para elevar mis caderas, colocó una almohada debajo de mi; aunque me sentía un poco avergonzada por la posición en la que me encontraba y tenía el rostro levemente sonrojado, sentí como él acarició mi espalda y me estremecí por un momento.

Había soñado tanto con sus caricias que ahora al ser reales parecía que estaba soñando despierta. Me besó la espalda delicadamente mientras sus dedos separaban una vez más mis pliegues para terminar introduciendo su miembro en mi, no sé si era la posición o qué pero se sentía bastante grande así que no se movió por unos momentos pero repartía besos por mis hombros y nuca para que me relaje. Mi cuerpo había aumentado su temperatura a tal punto detener la frente sudada, además mientras él no movía podía sentir su calidez en mi interior. De pronto comenzó a mover sus caderas lentamente de forma suave y cerré los ojos, sus manos se posaron en mis caderas como una forma de aferrarse hundiendo sus dedos en mi piel. Para este punto no me importaba si luego quedaran marcados sus dedos. Las embestidas eran suaves pero me hacían sentir en el cielo, abrí los labios pero ningún sonido fue emitido... los gemidos se me ahogaban en la garganta; sus movimientos comenzaban a aumentar su ritmo y no me quejé en lo absoluto sino que le agradecí ya que un gemido algo sonoro salió de mi garganta a lo que el pelinegro casi de inmediato aumentó nuevamente el ritmo de las estocadas pero esta vez apoyó una de sus manos en mi espalda mientras que la otra continuaba en mis caderas. Al cabo de unos momentos gimió con su voz entrecortada

—Estoy... cerca— por lo que respondí de la misma forma que él

—Hazlo... donde quieras— tal vez Richard pensó que acabar en mi interior aún era muy pronto así que salió de mi sin previo aviso y se descargó en mi espalda, el líquido se sentía cálido al contacto con mi piel caliente.

Quité la almohada que tenía debajo de las caderas y dejé descansar mi cuerpo en la cama, él limpió mi espalda y se recostó levemente sobre mi como si me estuviera protegiendo de todo, tenía su cabeza sobre mi vientre y por momentos dejaba besos en aquel lugar, le hice caricias para terminar metiendo mis dedos entre sus cabellos

—Amor...— me llamó por primera vez, se oía genial aquella palabra saliendo de sus labios

—Dime cariño— hablé con los ojos cerrados

—¿Realmente crees que tengo esa mirada de ensueño de James Dean?— cuestionó el hombre que descansaba sobre mi vientre, me quedé pensando un momento por qué preguntaba aquello hasta que recordé aquella noche en el karaoke cantando la canción de Taylor Swift

—Para mi, sí. Tienes esa mirada que te enamora  —respondí con una sonrisa, al final se recostó a mi lado y esta vez fui yo quien lo abrazó mientras escondía mi rostro en su cuello por lo que hablé una vez más—. Entonces ¿es verdad que tu conociste un ángel en persona?— levanté mi vista para encontrarme con sus ojos azules

—Claro que sí, eres un ángel... eres mi ángel— comentó para luego besar mi frente, realmente lo amaba más allá de esa barrera de amigos

—Te amo— susurré apenas audiblemente, sentía la necesidad de decirlo desde que sentí aquel crush por él hace años atrás

—Yo igual— habló de la misma forma con su perfecto acento escocés.

Volvimos a besarnos un poco lento esta vez para disfrutar el momento, Richard me mantenía entre sus brazos como su no quisiera soltarme. Él se sentó en la cama apoyando su espalda en la cabecera de la misma, por lo que me ubiqué sobre sus piernas con cada una de las mías a los lados

—¿Ya tienes una idea de cuando vas a viajar a Londres?— pregunté cubriendo mis senos con los brazos, le pelinegro me entregó una camiseta para que me colocase así me sentía menos expuesta e insegura

—Como a mitad del próximo año— respondió tratando de hacer memoria, sus manos se posaron en mis muslos

—Tenemos medio año para penar en como no la arreglaremos, mientras tanto podemos disfrutar de nuestra relación... daddy— hablé pero aquella última palabra fue en broma, mi novio se abalanzó a besar mi cuello mientras decía 

—Te dije... que... me excitaba... que... me llames... de... esa... manera— sentí su erección casi de inmediato

—Creo que no saldré de esta cama en días— bromeé nuevamente

—Si sigues diciéndome daddy, te dejaré sin caminar unos cuantos días —me habló intentando sonar amenazante, tomé su miembro en mi mano para estimularlo un poco él echó su cabeza hacia atrás con una expresión de placer en su rostro... lo introduje en mi nuevamente pero no me moví hasta que él lo ordenó con una voz ronca—. Muévete.

—Yes, daddy— respondí a su orden y me empecé a mover sobre él, subía y bajaba mis caderas mientras veía su rostro y ojos, gemía para él en lo que sus manos hacían un poco de presión hacia abajo como queriendo llegar más a fondo en mi, me hice un poco hacia adelante y su rostro quedó contra mi pecho dejó algunos besos allí mientras yo no paraba de gemir, gruñó un poco para decirme 

—Estoy cerca...— era bastante peligroso que eyaculase en mi interior, debería ir con urgencia  a una consulta con el ginecólogo para que me recete anticonceptivos, por lo que asentí y saqué su miembro de mi, él terminó el "trabajo"... su rostro denotaba placer y era excitante pero quería descansar por lo que me acomodé en la cama a su lado y me tapó con las mantas, momentos después me quedé dormida entre sus brazos.


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Acá esta el capítulo hot jajaja, perdón solo quiero hablar de la foto en multimedia. Quiero que sepan que Leo West es mi perdición, que buen personaje. Lo amo mucho. 

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