7. Encuentro

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Pasaron unos cuantos días más, Richard había regresado de su viaje de trabajo pero aún no nos habíamos visto. En los últimos días estuve compartiendo más tiempo con Sam y Sebastian, ellos se conocían de años... eran mejores amigos. Un ruido en la puerta de mi oficina me sacó de los pensamientos 

—¿Aún te pierdes en tus pensamientos?— oí de pronto, su voz sonaba muy animada, al verlo me puse de pie y corrí a abrazarlo

—Ya era hora que regreses, te extrañé mucho— hablé sintiendo como su perfume inundaba mis fosas nasales, él rodeó mi cuerpo con sus brazos indicando que también me extrañó

—¿Qué hiciste estas semanas sin mi?— cuestionó

—Estuve tranquila sin oír tu voz —bromeé con una sonrisa— trabajé Richard, ¿qué más puedo hacer? ¿casarme?— ironicé esta vez, el ahora pelinegro se unió a mi en las risas. Aquel cambio en su cabello lo dejaba realmente guapo pero me gustaba más su mechón blanco

—No te casarías sin mi— respondió de pronto, él me conocía mejor que nadie. Tomamos asiento en el sillón que tenía allí y entonces muy emocionada hablé

—Cuéntame, ¿qué tal todo? ¿A dónde fuiste?— parecía una fangirl pero me ponía feliz por él

—Fueron muchas entrevistas y no puedes hacer spoilers, debes hablar con mucho cuidado —contó—. Fuimos a Los Angeles, Londres, Roma... — agregó luego y me apoyé en el respaldar

—Roma... —repetí completamente enamorada, siempre quise ir pero nunca pude—. Alguna vez debemos ir a Roma juntos— agregué cerrando los ojos, no sabía porque lo dije pero ya lo había dicho

—Cuando quieras— fue su respuesta

—Es mi sueño desde que tengo uso de razón— apoyé mi cabeza en su hombro mientras decía aquello

—¿Alguna vez pensaste en abrir una galería allí?— cuestionó el pelinegro posando sus ojos en mi, sus ojos eran una especie de lugar seguro para mi

—Todo el tiempo pienso en eso, pero debería mudarme allí por un tiempo indeterminado— comenté

—¿Tienes miedo de irte?— cuestionó curioso

—Tengo miedo que no funcione, además no te tendría allí para que me saques de mis manos momentos— confesé por primera vez siendo cariñosa con él por lo que colocó su mano en mi frente como si checara que no tuviera fiebre, nos quedamos viéndonos un momento en silencio... parecía un momento especial entonces acorté un poco nuestra distancia pero él habló

—¿Te encuentras bien? No puedo creer que por fin me dices algo lindo— el sarcasmo que solía manejar a veces me causaba gracia y me encantaba, tomé su mano quitándola de mi frente para entrelazar nuestros dedos Richard parecía sorprendido por mi cambio de actitud pero era por que lo había extrañado mucho.

Estar sentados en el mismo sillón tomados de la mano me recordó a las primeras semanas que nos conocimos, solíamos sentarnos en un viejo sillón de la residencia donde vivía y nos tomábamos de la mano mientras le contaba mis sueños de graduarme para poder abrir una galeria, por esa época yo tenía un crush con él pero nunca se lo confesé y Richard tampoco se hubiera fijado en mi

—Sabes, Carol me invitó a salir— oí de pronto, su voz divertida me sacó de mis pensamientos rememorando nuestro pasado

—¿Qué?— dije

—Carol, tu asistente, me invitó a salir— repitió pero lo oí la primera vez que lo dijo, la sonrisa de mis labios desapareció de inmediato... aquello me había molestado y no entendía por qué

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