Capítulo 13: El Fin Del Lobo Antiguo

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Después de que Nobuo acabará con Crio, y los jóvenes caballeros con dos gigantes sirvientes de Kronos, todos creían que tendrían unos días tranquilos, pero Saori le había pedido a la amazona de Piscis que hiciera una cosa para proteger tanto el santuario, como los pueblos cercanos. Así que siguiendo las órdenes de su diosa, Marin se encontraba en a las afueras del pueblo de Rodorio, la cual se disponía a volver al santuario para reportar a su diosa que ya estaba todo preparado, pero se tuvo que detener al sentir algo.

-¿Quién está ahí?-Preguntó Marin, al sentir un cosmo que le resultaba familiar, pero no pudo esperar una respuesta ya que pudo ver como unos soldados titánicos se acercaban hacia ella, donde había uno con un gran cosmo.

-Que sorpresa haberte encontrado aquí, amazona de Piscis, eso hará feliz a mi señor Kronos.-Dijo uno de los soldados más alto, con una armadura oscura que sólo cubría sus piernas, hombros y antebrazos en los cuales tenía una cuchillas, y por último un casco que cubría su cara entera como el de los demás gigantes.

-¿Quién eres?-Le preguntó Marin, mirando sería y calculadora al gigante, que no se podía ver por la máscara, aunque estuviera parada tranquilamente estaba preparada para lo que fuera, gracias a todos los años de experiencia que tenía

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-¿Quién eres?-Le preguntó Marin, mirando sería y calculadora al gigante, que no se podía ver por la máscara, aunque estuviera parada tranquilamente estaba preparada para lo que fuera, gracias a todos los años de experiencia que tenía.

-Soy el gigante Spathe de Phaios, uno de los nueve gigantes que fueron convocados por nuestro señor Kronos.-Le reveló el recién presentado como Spathe.-Adelante soldados, acabado con ella.-Les ordenó, pero al mirar hacia atrás pudo comprobar como alguno de sus hombres habían caído al suelo.-¿Pero qué ocurre?-Preguntó viendo como sus soldados empezaban a caerse a un suelo lleno de rosas.

-Son mis rosas demoníacas.-Le reveló Marin.-Estas rosas tienen un veneno que afecta a toda persona quién huela su fragancia, es por eso que tus hombres han caído muertos.-Explicó la amazona de Piscis.

-¿Cómo puede ser posible que tú no sufras sus consecuencias, si estás parada en medio del campo de rosas?-Le preguntó Spathe, al ver como la amazona estaba quieta en medio del prado de rosas sin sufrir las consecuencias del veneno, mientras sus hombres habían caído todos.

-Eso es porque yo estoy acostumbrada al veneno.-Le respondió la amazona.-Y gracias a esa máscara, debes poder resistirlo.-Comentó, al ver como el gigante no mostraba síntomas de nada.

-Eso no importa.-Le respondió, antes de ponerse en posición de ataque.-Es hora de que acabe con esto.-Dijo haciendo elevar una fuertes ráfagas de viento, haciendo que la gran mayoría de las rosas que Marin había colocado hace un momento se empezarán a elevar, momentos antes de mandárselas de vuelta a la amazona.

-No creas que podrás volver mi ataque contra mí.-Le advirtió Marin, mientras se cubría con sus brazos para protegerse de las rosas que el gigante le estaba mandando, solo causando algunos rasguños en sus brazos.

-¿Cómo puede ser que no te haya afectado tú propio ataque?-Preguntó Spath, después de haber visto como las rosas que se suponía que eran venenosas, y eso que había visto como las rosas habían causado algunos arañazos en sus brazos, aunque su armadura no había sufrido ningún daño.

Saint Seiya Ω La Batalla Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora