Pietir

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— ¿Se puede? — grita Kenz entrando a la pequeña tienda. Todo olía a una fragancia deliciosa, como a incienso de fresa y romero.

— Baja la voz chiquillo, espantarás a Alarick — dice un hombre de poblada barba y ojos azules penetrantes, parecía de alta edad, gracias a sus canas que le eliminaban cualquier rastro de color en el cabello dejando todo como una montaña en la que recién había nevado.

— ¿Alarick? — susurro para Kenz.

— Su cuervo, su familiar — dice con una sonrisa.

— Tenemos visita nueva, y al parecer con una extraña, pasad por favor — dice mientras cierra la puerta Kenz detrás nuestra y el anciano levanta un tapiz ancho y grueso tendiendo de una parte del techo para dar lugar a una pequeña habitación. Al entrar todo está débilmente iluminado por una pequeña bombilla y lleno de alfombras eliminando rastro de madera alguna en las paredes o en el suelo. El graznido de un cuervo me saca de mis pensamientos llevando mi vista a una pequeña mesa redonda con almohadas en el suelo como asientos, en el centro de esta unas cartas y un cuervo rascándose un ala — tranquilo Alarick, son buenas personas — dice el anciano mientras tose.

— ¿No te has mejorado de tu enfermedad? — dice Allan mencionando su tos seca

— Uno no puede tener salud siempre — dice riendo, después nos señala las almohadas haciéndonos señas para que nos sentemos — ¿Cómo te llamas joven? — dice mirándome.

— ¿No deberías saberlo? Se supone que sabes el futuro —

— Oh querida, no hay nadie en este mundo que sepa todo —

— No hay ningún ser humano — digo corrigiéndole.

— Yo... en realidad no sé apenas nada de lo que me rodea, si no fuera por estas cartas —

— No he venido aquí para jugar — digo frunciendo el ceño.

— Esto no es un juego pequeña — me desafía con la mirada paciente.

— Esto no es real, y ningún ser humano puede conocer el futuro —

— Es cierto, pero podemos tener trazas sobre lo que se aproxima, trazas vagas y pinceladas sobre hechos que pueden ocurrir o no —

— No me interesan tus sueños supersticiosos — digo seca — He venido aquí, por la realidad —

— ¿La realidad? ¿Qué es para ti la realidad? Esto apenas era posible en la mente del humano hace tan solo un año — suspira — veo que tienes ganas de discutir

— No, en absoluto, solo que detesto que me tomen el pelo y comienzo a creer que vosotros los que afirmáis saber cosas del futuro me estáis tomando en broma, tanto tú como Sara y Lucy —

— ¿Sara y Lucy? —

— ¿Qué ocurre? ¿Os conocéis entre brujos? —

— Algo así — dice con una sonrisa, esta vez su mirada es de ternura — Al fin te he conocido, no pensé que vendrías a mi, entonces no iremos con rodeos, ni yo ni mi mujer ni mi hija conocemos el futuro, solo hablamos de lo que sabemos, del presente, por favor — mira a Kenz y Allan haciéndoles saber que nos dejen privacidad y estos inmediatamente salen de la habitación.

— ¿Tu mujer? ¿Tu hija? — digo aturdida.

— Lucy es mi mujer y Sara mi hija, decidimos separarnos entre nosotros para buscarte, aunque no pude hacer mucho más que tratar de sobrevivir — dice algo avergonzado, Alarick el cuervo comienza a volar por toda la habitación en círculos — Está algo nervioso no lo tomes en cuenta, hace mucho que no te ve, tiempo atrás cuando tenías 7 años el era un bebé y lo encontraste en la calle al borde de la muerte sin un ala para poder volar y lo trajiste a casa de Lucy —

— No lo recuerdo —

— Probablemente no recuerdes apenas nada de tu vida —

— ¿Por qué? —

— Lucy se encargó de eso, por si te encontraban ellos, antes que nosotros, para que no te hicieran daño —

— ¿Los mutantes? Iban a hacerme daño diga lo que diga —

— Solo que no de esa forma, habría sido una muerte dolorosa y rápida, si tu realmente supieras tu pasado ellos te lo sonsacarían y no sabes que te podrían hacer —

— ¿Mi pasado? ¿Qué pasado? —

— No te lo puedo decir pequeña... —

— ¡Esto es injusto! me borráis mi pasado de mis recuerdos y no puedo ni recuperarlo —

— Debes descubrirlo tu misma, y no porque no quiera contártelo, simplemente no puedo, la única persona que lo puede recordar eres tú, yo lo desconozco y la única persona que sabia cual era tu pasado, Lucy, también se borro la memoria para no delatarte si la encontraban esos monstruos —

— Lucy... ella puede devolverme la memoria tal y como me la quitó —

— Las cosas no funcionan así querida — dice tosiendo.

— Entonces ¿Cómo puedo comunicarme con ella? ¿Tú puedes? —

— Yo puedo, pero es peligroso, podría tratar de reuniros para que os veáis en un lugar seguro —

— En nuestra escuela, ahí tenemos una especie de fortaleza —

— Ningún lugar con multitud es seguro, y la vida de Lucy es preciada, al igual que la tuya, así que te pido que te retires de esa escuela y te mudes con tu tía, tu sola —

— No puedo sola,, tengo a mis amigos ahí —

— ¿Confías en ellos? —

— Me han acompañado hasta aquí y han estado a mi lado durante mi camino, ellos me han protegido mientras vosotros, mi única familia estabais desaparecidos —

— Es difícil de entender, lo sé pero no podíamos obligarte a estar con nosotros, eres libre y siempre lo serás, nuestro único deber es protegerte y hemos buscado hasta debajo de los mares para encontrarte, pero el mundo es grande — hace una pausa y respira hondo — y ahora tu también.

— Lo siento, no quería ser tan dura, realmente ni siquiera te recuerdo —

— Lo sé y es normal, te comprendo, pero ahora que estas aquí no hay tiempo que perder y no debemos protegerte solo a ti, la humanidad está en plena extinción —

— ¿Y qué tengo que ver yo con la humanidad? ¿Cómo sabías que se aproximaba un apocalipsis? —

— Traté de avisar a mis cercanos..., realmente no lo sabía pero creía todo lo que me decía Lucy, ella si sabe sobre muchas cosas y ella tendrá las respuestas ante las dudas que tengas de muchas cosas, pero recuerda que tu pasado solo reside en ti —

Poco a poco — susurra una voz del interior de mi mente, aquella voz tan dulce y suave, la misma que me habló en el bosque. La evito mencionar frente al anciano —

— Y por ello — se levanta y saca una hoja de una estantería y le arranca un tozo de papel, abre un cajón de la redonda mesa y saca una pluma que marca con tinta y repite el proceso de escritura con otro trozo de hoja, una de ellas la envuelve con un pequeño hilo dorado que ata en una de las patas de Alarick mientras le susurra "Busca a Lucy" y la otra me la entrega — organizaré el encuentro entre Lucy y tu, en el pedazo de hoja pone la fecha y el lugar, muy próximo a esta ciudad, solo puedes llevar a un acompañante, alguien en quien confíes mucho para que te proteja durante el camino, pero este debe quedarse lejos cuando te acerques al lugar donde esté Lucy, recuerda que la reunión es entre vosotras, solas —

— Entendido —

— Por cierto, siento no haberte reconocido, has crecido mucho — dice sonriendo — mi nombre es Pietir —

— Pietir — susurro para mi misma cuando salgo fuera de la pequeña tienda, a unos pasos me esperan Knez y Allan. Al fin podía avanzar, y no quedarme sin hacer nada de brazos cruzados.

EL FIN DE LA TIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora