-Por favor, por favor- susurraba Olimpia mientras veía como sus compañeros entraban a revisar donde se suponía que estaba Leire, diez minutos después salieron de la casa y negaron con la cabeza- Ese cabron me la ha jugado.-Olimpia,¡Olimpia!- gritó Laura cuando la veía irse hacia el coche y marcharse.
-¡Eres un hijo de puta!- gritó mientras entraba a la sala de interrogatorios y lo levantaba de la camiseta- Dime donde está o juro que te matare.
-Garcia- dijo un policía mientras los separaba.- Tranquilízate.
-Estoy tranquila- dijo mientras respiraba- Ahora dime donde se encuentra de verdad.
-¿No estaba ahí? Interesante- dijo burlándose de ella.- Pregúntale a mi hermano o a Rocio, tal vez a Marcos.
-¿No me dirás nada?
-Ya te lo he dicho todo.
Olimpia salió de la comisaría y se dirigió a casa de los González que era donde tenía las cosas del caso y donde se estaba quedando. Entró saludando débilmente a los padres y fue directamente hacia su habitación para encerrarse.
Estuvo horas y horas mirando las pruebas para encontrar el paradero de Leire hasta que unos golpes en la puerta interrumpieron su posible hipótesis.-Hola- susurró Nico mientras entraba.
-Ya te dije que te prometí encontrarla y lo haré, no hace falta que me grites más, bastante mal me siento al no haberla podido encontrar todavía.
-No, venía a disculparme. No debí haberme puesto así, haces todo lo que puedes e incluso me he enterado que estuviste en el hospital- dijo el apenado.
-Eso es irrelevante.
-Tú salud no es irrelevante.
-La vida de una niña tampoco.
-Olimpia, yo más que nadie quiero que encuentres a mi hermana. ¿Pero a qué coste? No podemos permitir que arriesgues tu vida.
-Nico de verdad estoy bien, no hay por qué preocuparse.- aseguró con una sonrisa, iba a decirle otra cosa cuando el sonido de una llamada interrumpió- Garcia... Voy para allá. Bueno Nico descansa volveré más tarde.
Olimpia se despidió de Nico y marchó rumbo a la comisaría donde Kevin la esperaba para hablar.
-¿Has decidido ya decirme donde está cabron?- pregunto ella mientras entraba a la sala y saludaba a su amiga Laura que se encontraba también ahí.
-¿Ella puede dirigirse hacia a mi así?- le pregunto a Laura que respondió mientras sonreía.
-Garcia manda, aquí se hace lo que ella diga.
-¿Me lo vas a decir o que?
-Vale te diré donde se puede encontrar, aunque no estoy muy seguro.
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-Olimpia, ¿quieres que te acompañe?
-No, entraré yo sola.
La joven policía entró a la casa y miró habitación por habitación hasta que bajo hacia el sótano donde solo se encontró con unas cadenas y sangre pero sin rastro de la joven González.
-Ese hijo de puta quiere jugar pues juguemos.