Girl [Meling] [Corrigiendo}

Capítulo 28

Al día siguiente la mayoría de los pecados había descansado plácidamente, porque debían reunir fuerzas para poder dar todo de sí en la batalla, a excepción de un hada que se la pasó en vela cuidando a sus dos retoños que había llorado toda la noche y cuando los arrullaba por alguna extraña razón de los dioses no cerraban los ojos, hubo un punto de la noche en la que se arrepintió por haber abierto las piernas cuando era una fémina, pero se le pasaba al momento en que milagrosamente ambos se quedaron dormidos y él pudo descansar por unas horas.

Esa mañana los pequeños después de haber dado una guerra en contra del hada dormían como si de dos ángeles se tratasen y su progenitor los contemplaba mientras la luz del sol iluminaba la habitación. Pensando en los eventos ocurridos, y de los que se había perdido por haber sido "secuestrado" por el demonio, el hecho de que el albino no estuviera en su regreso le rompia el corazon, porque, después de aquel duelo en el que pensaba que él había sido el culpable de la muerte de su querida hermana a descubrir la verdad había hecho que le cogiera cariño al oji carmín, por lo que esperaba que estuviera bien, lo mismo pasaba con su rubio, ya que habían pasado por varios obstáculos, el inicio del viaje del rubio fue porque se decidió que el amor era un pecado más grande que la muerte de inocentes y seguía sufriendo por ello sin importar que los sentimientos por aquella chica había cambiado, el amor seguía siendo su mártir de el y su pareja, en este caso el hada y se pasaría a sus hijos si no detenían esta absurda guerra que parecía más un capricho que pelear por ideales contrarios.

Mientras el hada se preocupaba por aquellos dos individuos cercanos a él los demás se encontraban preparándose para la inevitable guerra que tarde o temprano ocurriría, la princesa pasaba aquellas horas con su familia por si desgraciadamente fallecia, la gigante se encontraba cuidando a la rubia a petición de su hermano y su amada, la hechicera se encontraba reparando al muñeco alabando el trabajo de su creador por aquel excelente trabajo pero la cabra tenía una petición que hacerle a la maga, una modificación y salida en caso de emergencia para la proveniente batalla, por otro lado el león del orgullo había acompañado al cerdito por algunos materiales para reparar al muñeco y discutían trivialidades como el amor que sentía el humano por la hechicera y el miedo que le provocaba expresarlo.

La noche pasada se había hecho una enorme fiesta por la alianza con los legendarios arcángeles, algunos bebiendo hasta desmayarse y eso incluía a los seres alados que se desmayaron después de algunas copas de más a excepción del arcángel que habitaba el cuerpo de la princesa de cabellos lilas que usó su poder para quitarse la resaca pero al momento de hacerlo sintió un enorme poder al mismo tiempo que familiar, esto lo alamo yendo a un encuentro con el poderoso pecado capital del orgullo.

—Respóndeme ahora, ¿Quién eres tú? —preguntó con voz demandante al humano quien lo veía con evidente arrogancia.

—Pero qué honor, si es la princesa Margaret cuyo cuerpo fue robado por uno de los cuatro arcángeles. Creo que no recuerdas que nos conocimos anoche.

Esas palabras extrañaron al ser alado porque no recordaba haber conocido a un humano que portara semejante nivel de magia y poder, sobre todo esa magia y ese poder que él conocía a la perfección, era absurdo porque lo hubiera notado. El pecado dio un salto a uno de los muros del castillo para poder estar a la altura de la chica o mejor dicho a mas altura para verla por debajo, afirmando haberse conocido esa noche pero lo mas seguro es que no lo reconociera al verlo en su manera nocturna en la que era un ser humano debilucho y para nada imponente, cosa que sorprendió al arcángel recriminando el hecho de haber ocultado su magia.

—Entonces desde que amanece va incrementando hasta llegar a su punto más álgido al mediodía, ¿Verdad?

—El poder de este hechizo es tan notorio que incluso la raza de las diosas lo conoce.