Girl [Meling] [Corrigiendo}

Capítulo 31

El trío caminaba lo más tranquilos que podían permitirse, el cerdo hablaba acerca de que jamás sospechó de que la puerta para poder cruzar al otro mundo y así reencontrarse con su hermano estaría tan cerca del Rey Demonio, pronto comenzó a recibir información de el como el hecho de que el monarca había sido exiliado a su propio reino y el animal informó el número de peleas pero a pesar de no haber ganado ninguna seguía con la esperanza de algun dia cercano o lejano reunirse con su pariente. Hubo un pequeño silencio por lo que el cerdo decidió cantar una melodía con la que arrullaba a su hermano menor antes de que lo separaran de él y esto hizo que el rubio se acordara de sus hermanos menores, pero no fue el único ya que Ban hizo mención del tema, nombrando a uno de sus hermanos; Zeldris, pero se disculpó casi de inmediato diciendo que no era necesario hablar de ese tema si el rubio no se sentía cómodo con ello.

—Tengo dos hermanos menores: Zeldris y Estarrosa.

—¿Estarrosa? —se sorprendió el albino. —¿Te refieres al maldito que te mato?

—Si —afirmo el rubio. —Nació justo después de mi.

—Ese idiota no debe ser hermano de nadie.

—Decían que yo era el sucesor natural del Rey Demonio y lideraría a los Diez Mandamientos, pero no estaba seguro de querer hacerlo. Pensaba que la guerra contra los dioses era estúpida, desperdicie toda mi tiempo dirigiendo a la raza demoníaca —comenzó a relatar el demonio mientras varias memorias invadian su mente. —Zeldris me temía y me admiraba al mismo tiempo, siempre defendió con su espada a la raza demoníaca, era apasionado y leal a sus creencias. Siendo honesto jamás entendí porque era impaciente y obstinado a la vez, fue entonces cuando conocí a Elizabeth, mi mundo cambió por completo, la felicidad por la persona que amas, el deseo de proteger a tu amada, finalmente entendí a mi hermano. El ya tenia algo precioso, el ya tenia algo que proteger.

Se veía un bosque lleno de neblina y una silueta caminando a través de este, tal vez en busca de algo o alguien. Mientras más caminaba mas se acercaba a su tan ansiado destino.

—Zel —se escuchó una dulce voz femenina llamarlo al mismo tiempo que salía de su escondite.

—Gelda —hablo el peli-negro al ver a su amada, comenzo a acercarse a ella y ambos se acercaron para abrazar sus cuerpos, sentir su piel para poder transmitir un "esta bien".

—¿Qué es lo que sucede? —se atrevió a preguntar el demonio al momento de separarse, pero la mujer le pidió guardar silencio ya que alguien se estaba acercando a ese lugar.

—Esto me inquieta mucho —habló la rubia al momento de que esos extraños pasaron. —Estaremos en serios problemas si tu padre nos descubre —pero su pareja le dijo que solo exageraba. —¿Acaso no entiendes nada todavía? —el chico se extrañó ante la pregunta de la rubia. —Zel, eres el príncipe de la raza demoníaca, yo vengo del clan de los vampiros que existe para servirle a ustedes.

—Eso no me importa —la mujer quería reprochar eso. —No tienes que preocuparte Gelda, si algo llegara a pasar, siempre voy a protegerte.

—Gracias, realmente no espero que lo hagas —dijo la mujer con una sonrisa, pero esto solo deprimió un poco al chico ya que bajo la mirada. —Pero me hace muy feliz saberlo.

Y ambos amantes secretos se volvieron a abrazar.

—Cuando la mayoría de la raza de los demonios, buscaba conflictos sin razón. Para poder proteger a su amada, Zeldris por voluntad propia eligió pelear como un verdugo a sangre fría, mientras yo traicionaba a los demonios para poder terminar con esta guerra eterna. Le prometí algo a Elizabeth sin tener idea de que eso iniciaría la Guerra Santa y que eso le causaría un gran sufrimiento a mi hermano.