Capítulo 34

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El grupo que había reunido la princesa se dirigía con toda la prisa que sus cuerpos podrían brindarles para así dirigirse a su destino; Camelot, por otra parte, ellos no eran los únicos desesperados en encontrar aquel camino, pues Ban, Meliodas y Wild comenzaban el enfrentamiento contra el Rey Demonio. El cerdo color morado se había abalanzado hacia el monarca pero dicho lo aventó de manera abrupta usando solo su mano en dirección a sus compañeros los cuales le dieron la espalda a su oponente y esto le dio la oportunidad de atacar usando su espada pero el astuto zorro fue más rápido, tomando al más bajo entre sus manos saltando de ahí, esquivando ese ataque.

—Ya te lo había dicho —habló el monarca con demanda. —Jamás voy a dejar que regreses.

Dicho lo anterior, preparó el siguiente ataque de manera ágil pero el zorro lo fue más esquivando aquel ataque y se preparó para un contraatacar usando uno de sus ataques más característicos; *Cacería física*, pero esto no resultó como esperaba ya que su poder fue absorbido y el no se lo arrebató. Y con aquello siguieron esquivando los ataques del soberano y dando ataques al objetivo pero estos no les hacían daño a pesar de la gran fuerza que estos reflejaban.

—Capitan, ¿cual carajos es su poder mágico? Parece que nuestros ataques no están funcionando.

—Ni lo harán —dijo el rubio. —El nombre de su poder mágico es digno de él, se le conoce como *El Monarca*.

—*Zigzag salvaje: Super giro salvaje* —exclamó el animal púrpura mientras daba movimientos circulares para impactar contra el monarca del inframundo, pero este fue quitado como si de un mosquito molesto se tratase y arrojado a la dupla de amigos que se encontraba contemplando con impotencia aquella escena y fue con el impacto dado, el trío de camaradas salió por los aires sin gran esfuerzo.

Ahora, se encontraban en unas rocas mientras el ambiente lúgubre los acompañaba, cargados de afligidos pensamientos pues, no creían volver. Al rubio se le vino a la mente la imagen de aquel castaño con aquella sonrisa que podría iluminar el más oscuro de sus recuerdos, pensando que jamás lo volvería a ver, estaba totalmente seguro que estaría preocupado por él, en estos momentos estaría luchando, eso era lógico. Sacudió la cabeza, dejando de lado esos pensamientos y levantándose del suelo en donde había recuperado la conciencia.

—¿Dónde está el rey demonio? —preguntó mientras se ponía de pie.

—Espero que lejos de nosotros, señor —dijo su amigo sentado frente a una fogata.

—De hecho nosotros fuimos enviados, muy lejos de donde estábamos originalmente.

El rubio no pudo evitar soltar un suspiro de pesadez, sabía que estaba perdiendo el tiempo para volver a su hogar, para regresar al lado de su amado, pero simplemente tenía que pasar aquella prueba; pasar a su padre y sería todo, pero aquella negatividad seguía dentro de él.

—Tal vez —dijo con pesadez. —No sea parte de mi destino volver al otro mundo y tener que quedarme.

El animal morado se levantó alarmado de su asiento, reprochando las palabras que acababa de mencionar el guerrero porque este se negaba a abandonar su meta de ver a su hermano menor nuevamente, pero el rubio le brindo una sonrisa explicando el porqué pronunció aquellas palabras, explicando su historia con la doncella alada, pensando que así al menos ella estaría a salvo y quedaría en los recuerdos del hada como un amor que nunca pudo ser.

—Ya llorón —habló el albino al lado de su mejor amigo. —La maldición ya ha sido activada capitán, además, King, es capaz de maldecir tu nombre si lo vuelves a abandonar —aquel joven se sentó al lado del rubio. —Si eres un debilucho todo acabara —le brindo un abrazo. —Saldremos de aquí y nos reencontraremos con nuestros amores como sea, cueste lo que cueste. Capitán, tú vas a romper la maldición de Elizabeth, ver a tu amado Rey Hada y yo voy a revivir a mi chiquita Elaine, y¡Todos ganan!

Girl [Meling] [Corrigiendo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora