Capítulo 29

1K 59 21
                                    

La cara del hombre era totalmente de asombro, pues aunque esa posible idea había pasado por su cabeza, no pensó que fuera cierto.

¿De... de Victoriano? ¿Victoriano Santos? - preguntó aún incrédulo.

Así es y sé que te preguntarás cómo pasó todo, pero es que no sé ni por dónde empezar. - sollozó bajando la cabeza.

No hagas eso, Inés, no bajes la cabeza ante nadie. - dijo tomando su cara entre sus manos para que lo mirara. — Todo esto me tiene muy desconcertado, no te lo voy a negar, pero no tienes porqué darme ninguna de explicación. Ahora, si lo que quieres es desahogarte, aquí estoy para escucharte el tiempo que quieras, preciosa. - le hizo saber con voz suave.

Pero quiero hacerlo... te considero mi amigo, el único que he tenido en años, Arturo. - se abrazó a él. — Y quizá suene egoísta, pero no quiero que Victoriano se entere de esto, si es necesario irme de Las Dianas, lo haré. - dijo decidida.

Y yo te apoyo en todo lo que tú decidas, sabes que aquí siempre estaré para lo que necesites, Inés. Te quiero. - expuso sin darse cuenta de lo que decía y ella algo aturdida alzó la cabeza y le miró.

¿Me quieres? - objetó con el ceño fruncido y él apartó la mirada sin saber qué decir.

Yo... este... sí, sí te quiero, Inés. - admitió luego de unos interminables segundos, los cuales para la morena fueron eternos.

Arturo, tú sabes que... - él posó su dedo índice en los labios femeninos.

No digas nada, sé muy bien que amas a Victoriano y yo jamás podré competir con él y aunque me duela, tengo que aceptarlo. - soltó un suspiro cargado de frustración. Inés tomó su rostro e hizo que volviera a mirarla.

Créeme que si pudiera ordenarle a mi corazón que lo olvidara y que se enamorara de ti, lo haría, pero en el corazón no se manda y no puedo hacer nada respecto a eso. - ahora fue ella quién suspiró y se hizo a un lado levantándose del sofá. — Creo que es mejor que me vaya...

— No te estoy reclamando nada, bonita, no quisiera que pienses eso, porque no es así. Sólo quería que lo supieras, es todo. - él la imitó y tomó sus manos. — Por lo menos permíteme llevarte. - propuso y al ver que quería protestar, la interrumpió. — Pero nada, no voy a dejar que te regreses sola a la hacienda.

— Está bien, vamos. - accedió tomando su bolso para después salir de allí junto con él.




Hacienda "Las Dianas".

Victoriano se encontraba en su recámara cuándo ésta se abrió dando paso a Déborah, quién entró como si nada hubiese pasado entre ellos unas horas antes.

Vaya, no pensé que volverías. - comentó quitándose los lentes y luego se acomodó en el sillón.

¿Y permitir que la maldita de Inés se quede con todo lo que le corresponde a nuestro hijo? - bufó arqueando una ceja. — No, vidita , eso no pasará jamás.

— Déborah, de verdad estoy harto de esta situación. No te amo, la verdad es que nunca lo he hecho y tú tampoco, así que no entiendo porque insistes en que sigamos juntos y haciéndonos daño.

— ¿Y me lo dices así? ¿Tan descaradamente? - sollozó "indignada" y se acercó a él. — Por supuesto que yo te amo, más que a mi vida y la muestra de eso es que estoy esperando un hijo tuyo. - se victimizó llorando y abrazándose a sí misma.

Mi primer y unico amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora