Capítulo 6

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HOLA NIÑAS. ¿CÓMO ANDAN? PERDÓN POR LA TARDANZA.
ACÁ LES DEJO OTRO CAPÍTULO MÁS.

— Me asustaste -dice de espaldas,
mientras limpia sus lágrimas.

— Lo siento, no fue mi intención
-agregó apenado- pero te he hecho una pregunta y quiero que me la contestes.

— No sé a qué te refieres - ya de frente.

—Por favor jefa, no te hagas -dice Emiliano calmado- (¿QUÉ, NO ME DIGAN QUE LLEGARON A PENSAR QUE ERA DON VICTORIANO😈?) Si cuándo entré te escuché decir "Te odio, te odio con todas mis fuerzas." - dijo mirando a un punto fijo.

— Qué cosas dices, hijo -preocupada, pues no sabía que excusa dar.

— No mamá, muy clarito lo escuché. - insistente.

— Pues entendiste mal. - nerviosa.

— Ningún entendí mal... A ver, amá ¿Quién es esa persona a la que dices tanto odiar? - volvió a preguntar muy calmado.

Inés estaba cada vez más nerviosa, no sabía que contestar.

— A nadie hijo, a nadie.

—Pero... - fue interrumpido por su madre.

— Pero nada y mejor cambiemos de tema ¿sí? -dice acercándose a Emi y tomándolo de las manos.

¿Cómo le decía a su hijo, qué a la persona que más odia en este mundo, es a su padre?

— Esta bien, jefa -depositando un suave beso en su cabeza- A ver ¿cómo vas con tu mano?

— Pues sigue igual, mi amor -suspiró- ¿quién te ha contado, mi niña Connie?

Siguieron un buen rato platicando, por fortuna, no se presentó ningún problema en la cocina mientras preparaban la cena.

Victoriano llegó y lo primero que hizo fue a preguntar por Inés, pero le dijeron que estaba en su recámara descansando, así que decidió que hablaría con ella más tarde y se fue a su despacho.

Déborah se enteró de lo que le pasó a Inés y se le ocurrió una perversa idea.

La hora de la cena llegó, estaban todos en la mesa, Inés mandó a Jacinta y a Candela a que fueran sirviendo, ella iba con la jarra de jugo en unos minutos.

— ¿Y mi nani, por qué no vino a supervisar la cena? - preguntó Connie.

— Acá estoy, mi niña - contestó ella sonriente, mientras iba caminando hacia la mesa a dejar la jarra.

Victoriano estaba embobado con su sonrisa y eso no le pasó por desapercibido a Deborah.

Por cierto, nana ¿cómo sigues de tu mano? - preguntó Cass, mientras se disponía a tomar su tenedor.

— ¿Cómo? -dice Victoriano confuso, sin darle tiempo a Inés de contestar, pero luego paseó su mirada por las manos de ella y pudo ver que su derecha estaba vendada. — Inés ¿qué le pasó a tu mano? - preguntó preocupado y con el ceño fruncido.

— Una cortada, patrón, nada de cuidado. - respondió mirándolo fijamente a los ojos. — Y contestando a tu pregunta Connie, sigue igual mi amor, no te preocupes, y si me permiten, creo que ya va siendo hora de que sirva el jugo.

Mi primer y unico amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora