Capítulo 3

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      Mil Disculpas Por La Tardanza
Pero Bueno, Acá Les Dejo El
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❤❤❤❤

Pues estaban compartiendo sus historias de cuando eran pequeñas  y entonces casi siempre rozaban las miradas. Les era casi imposible no hacerlo, ya que estaban frente a frente. Victoriano la miraba con mucho amor, ternura, deseo y sobre todo pasión..

—A ver Nana, cuentanos de las travesuras que hizo Emi. -dijo Connie.

—Pues la verdad que sí era muy travieso he. -Sonrió al recordar algunas travesuras de su hijo- y  también muy inquieto.

—Bueno pues ningunas de ustedes se quedan atrás - agregó Victoriano- eran muy tremendas las tres y más tú Connie. -comenzó a reír de tan solo recordarlo.

—Su papá tiene toda la razón. -continuó ella - Hubo una vez, en la cual tú, Connie, llenaste las sábanas de tu padre de pintura, asegurando que era tu obra de arte. Eras bien traviesa y lo sigue siendo. -todos ríen.

—Ay nana, ya ni me digas he. Sí lo recuerdo perfectamente- agregó Connie muerta de risa.

Y así pasaron como 10 minutos, hasta que...

—¿Interrumpo? -Dijo llegando y uniéndose a ellos.

Todos la miraron y se quedaron callados.

—¿Me puedo unir? -Sentándose a lado de su marido y besándolo delante de todos los presentes..

—No veo que tenga nada de malo. -Dijo Connie.

—Bueno, ¿que hacían? o ¿de qué platicaban? -preguntó Déborah.

— Hablábamos de tiempos pasados, nomas.. - contestó Inés un tanto seria.

—Mmm ya... - respondió de mala gana-

La situación se tornó un poco tensa, pero siguieron recordando anécdotas, haciendo algún que otro chiste e historias...

Inés y Victoriano chocaban miradas casi a cada segundo. Era imposible no mirarse y Déborah aprovechaba cada oportunidad para besar a Victoriano.

—Bueno niñas, yo me retiro, ya es hora de servir la comida. -dijo Inés poniéndose de pie para marcharse.

—Ay no, nana, no te vayas, estamos muy a gusto platicando. -respondió Diana haciendo pucheros.

—Anda, quédate unos minutos más.  -inquirió Cass.

—Mis amores, tengo que irme de inmediato a la cocina, ya llevo mucho rato acá platicando con ustedes, no insistan. - pidió de manera amable.

—Pero...

—Pero nada, mi amor. -dijo la Deborah rápidamente- Sí Inés se quiere ir pues que se vaya, es más, no sé que busca aquí si su lugar en esta casa es la cocina, nada más, y siempre quiere tomarse atribuciones que no le corresponde, no es nada más que la criada. -la miró con una sonrisa cínica y sintiéndose victoriosa, por haber hecho sentir mal a Inés.

—En ese caso, la que se tendría que ir eres tú Déborah, porque mientras no estabas, estábamos mucho mejor y no te permito que le hables así a mi nana. -le dijo Diana un tanto enojada.

—Mira Diana, ya estoy...

—Ya Diana, por favor, la señora tiene toda la razón, en esta casa yo soy una criada y mi lugar es la cocina... Ah, y me va a disculpar señora, pero yo en esta casa no tomo atribuciones, sé muy bien cual es mi lugar aquí... Con permiso.. -respondió Inés,
desaparenciendo por el amplio pasillo, mientras que Victoriano la siguió con la mirada.

Mi primer y unico amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora