Celine
Llego el día del evento en el orfanato, nos reunimos frente a un supermercado y el papá de Lela nos recogió.
—¿Cómo ha estado señor Ramson? — saludamos al padre de Lela quien llego hace unos días.
—Hola chico, todo ha estado pacifico. Aun estaré por aquí unos días más así que tienen que venir a la barbacoa que hare el fin de semana, y traigan a sus padres que ya estoy olvidando sus rostros. — nos reímos un poco.
El padre de Lela es un general en el ejercito militar, y debido a su trabajo no esta mucho en casa, pero cuando esta lo disfruta con su familia.
—Estoy muy orgulloso de mi hija y de sus amigos quienes la ayudan en estas pequeñas acciones, que para esos niños es muy especial.
Durante todo el camino estuvimos charlando con el señor Ramson, es un hombre muy divertido, pero cuando tiene su uniforme se convierte en otra persona. Lo sabemos porque cuando tiene que regresar al trabajo, acompaños a Lela al aeropuerto a despedirse.
Llegamos al orfanato de nombre 'Vida y Esperanza', el señor Ramson nos ayudó a bajar algunas bolsas y dejarlas en el espacioso jardín. Una mujer de la tercera edad salió a saludarnos y nos explico que los niños ahora están realizando unas actividades de aprendizaje, pero no falta mucho para que terminen por lo que nos dimos prisa en poner las mesas y adornar el lugar con algunos globos.
—¿Me veo linda papá? — miramos a Lela quien fue a cambiarse de ropa cuando ya casi terminamos.
—Hermosa como siempre mi niña.
Lela tenía dos coletas amarradas fuertemente con listones blancos y rojos, un sombrero blanco con líneas rojas, un hermoso vestido con tul color blanco y un listón rojo, como los que se usan para fiestas infantiles y botas largas blanca.
Además de lo linda que es, de verdad parecía una muñeca viviente.
—Muñeca Lela ¿Qué mas falta? — pregunto con burla Carlo.
Y como venganza Lela lo hizo cargar lo mas pesado que ira sobre la pequeña plataforma de madera que colocamos en el fondo.
Caín y yo nos encargamos de dibujar líneas sobre el pequeño camino donde les daremos el curso de patinaje y Pheope está revisando en su laptop que el instrumental de las canciones que cantaran este en perfecto estado.
Cuando terminamos la mujer de la tercera edad regreso con tres personas más, se trata de Raiden y otras dos mujeres. Detrás de ellos entraron unos hombres dejando unas 10 cajas y cuando Lela vio eso de nuevo ataco a Raiden.
—¡Raiden! — salto sobre él colgándose de su cuello. —¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! — le agradeció mientras lo estrujaba y se movía como gusano.
—... Si... Lela no puedo... — con una risilla me acerque a Lela para que lo soltara, pero no sirvió de mucho ya que cuando entraron dejando más cajas Lela de nuevo salto sobre él. —¡GRACIAS!
—Esas... son de... mi madre... — pronuncio cortadamente debido a la falta de aire.
—Hola. — saludo una mujer elegante de cabello rubio. —Soy Lele Donovan.
Lela se separó de Raiden y la miro con sorpresa.
—Oh por dios, en verdad las coincidencias existen. — mire con una expresión confusa a la chica y con sus siguientes palabras se explico todo. —Soy una gran fan de sus trabajos, cuando mi madre estaba embaraza me leía uno de sus cuentos y cada vez que mencionaba el nombre de la protagonista me movía mucho, ella entendió que me gustaba ese nombre y por eso me nombro Lela.
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Una Promesa A La Luna
RomanceRaiden, un hombre adinerado, CEO de la empresa familiar. Desde antes de nacer era un hecho que no le haría falta nada, pero a sus 27 años ha descubierto que hay algo que desea tener y no será fácil de obtener. Celine, una joven estudiante de 17 año...