Capítulo 45

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Raiden

El olor a medicamento me tiene ansioso, no soy fan de los hospitales —¿Quién lo es? —, pero puedo soportarlo.

Me levante del asiento y camine hacia una esquina, hace una hora que Celine y su padre entraron al consultorio del doctor, para saber los resultados de sangre que le tomaron hace tres días.

Mire hacia el pasillo y no hay señales de ninguno aún. Estoy muy preocupado, Celine se pone realmente mal cuando se trata de su padre, y lo comprendo, pero en verdad se pone muy mal. Note como sus manos temblaron cuando llegamos al hospital y el cómo con una sonrisa trato de ocultar el miedo que la come por dentro.

Suspire y mire de nuevo al pasillo. Nada aún.

Después de la noche que cenaron en mi casa, Celine ha estado actuando normal, pero sé que algo le preocupa. Y eso tiene que ver con el dinero del hospital. Esa noche me dijo que me pagaría, quería decirle que no había necesidad, pero al ver su rostro supe que eso solo traería problemas y la haría sentir peor.

Noto como intenta sacar el tema del dinero, pero por suerte he logrado desviar su atención en otras cosas. Aun así, ella la está pasando muy mal y lo peor es que se reprime y no lo expresa. Como siempre lo ha hecho.

Separé mi espalda de la pared al verlos entrar a la sala de espera, se acercaron a mí e hice lo mismo.

—¿Cómo fue? — ella tenía la cabeza gacha, sabía que quería llorar y por eso no me miraba.

—El doctor dijo que descarto varias cosas, pero me hicieron más pruebas y nos llamara cuando sepa algo. — mire a Celine, sus hombros temblorosos la delatan sin importar si me mira o no.

—Iré al baño.

Miramos su espalda alejarse, antes de dar vuelta en una esquina para entrar por otro pasillo, notamos como levanto su mano hacia su rostro, seguro para limpiar las lágrimas.

—Mi hija es muy sensible cuando está en un hospital. — mire al señor Abbey, quien aún mira el camino que tomo su hija. —Ella no era así. — me miro. —Cuando era niña solía ser muy traviesa y en dos años llego a quebrarse una mano y después un pie. — rio. —Cuando la traía al hospital, le preguntaba si no tenía miedo y me decía que era muy valiente y nada le daba miedo. — volvió a reír.

Suspiro y su sonrisa desapareció al mismo tiempo que bajo la mirada.

—Pero cuando tuve que hablarle sobre su madre, sobre cómo nos dejó mi Naeli. — se quedó en silencio unos segundos, hasta que sintió que podría volver a hablar. —Celine, cambio. — levanto la cabeza y note sus ojos cristalizarse, pero retuvo las lágrimas. —Creo que sintió la conexión con su madre, el como ella lucho para que viviera y también sé que mi Naeli logro decirle cuanto la amaba antes de dejar este mundo y trascender al siguiente.

Mire hacia el pasillo, Celine aun no viene y lo mire de nuevo.

—Por esa razón, cuando está en un hospital se siente realmente ansiosa, preocupada y sobre todo sensible. Porque fue en un hospital donde ella sintió por primera y última vez, el amor de su madre. — miro hacia el pasillo. —Y cuando yo entro a un hospital, ella teme que sea el último lugar donde pueda sentir mi amor.

No pude decir nada, solo me quedé viendo el perfil del señor Abbey en silencio. Cuando una sonrisa aprecio en sus labios, mire hacia el pasillo. Celine ya venía hacia nosotros con su expresión de siempre y sin una señal de lágrimas.

—¿Cómo demonios lo hacen? Es tan buena escondiendo lo que siente, que me da miedo no poder darme cuenta cuando está mal.

—Bien, iré a ver la cuenta. — la detuve y por un milisegundo noté como su mirada cambiaba a una vergonzosa.

Una Promesa A La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora