Seungmin
Canturreo en sincronía con el océano, con una mano enganchada al aro vacío de la espada en mi cintura y la otra cerrada sobre la barandilla del Saad. La noche cubre el cielo con estrellas diseminadas como las irregulares costuras de mi casaca.
Una nueva tierra se encuentra en algún lugar cercano, el siguiente punto planeado en la búsqueda de Hyunjin, y la tripulación duerme con placidez mientras navegamos hacia ella. En lo alto de la cubierta, el timón del barco se mantiene firme, moviéndose ligeramente para guiar al Saad hacia delante. Incluso sin un pirata despierto para comandarlo, la poderosa nave de Hyunjin navega a sabiendas hacia el rumbo elegido.
Me cierro la casaca sobre el pecho mientras el viento corre veloz y acelera mi canción para que coincida con el ritmo. Es una sensación extraña poder cantar y que nadie sufra por ello. Usar mi voz en forma contraria a la que estaba destinada, sin dejar muerte ni dolor a su paso. Sólo una melodía.
Me siento en paz.
Hay algo en la sencilla rutina del Saad que apacigua las partes terribles y mantiene aquello que es verdadero dentro de mi corazón. Las noches transcurren en la misteriosa tranquilidad del océano, lejos de la ira de mi madre, y la tripulación, incluso Chan, que no teme en absoluto ser antipático, hace que me sienta cómodo. La cordial relación que comparten me recuerda a mi hogar. A Minho. Miran a Hyunjin de la misma manera que mi primo me mira: con devoción que no se ofrece con fidelidad ciega, sino que se gana a través de algo más profundo. Confianza. Amistad. Tal vez incluso amor. Por lo menos, puedo fingir que no soy el hijo de mi madre. Vivir como si nunca hubiera matado, y pasar horas y horas del día sin preocuparme de que todo lo que haga pueda ser usado en mi contra.
Casi puedo ver por qué Hyunjin decidió abandonar su derecho de nacimiento a favor de una vida nómada. Aunque planeo regresar al mar Diávolos y tomar el lugar de mi madre, no puedo negar el encanto de una vida lejos del peso de los reinos. Definitivamente, no es la peor idea que el príncipe ha tenido. Al menos, él sabe lo que quiere.
La voz de mi madre regresa como bumerán dentro de mi mente, ordenándome que abandone la esperanza de intentar derrocarla y tan sólo tome el corazón de Hyunjin antes de que sea demasiado tarde. Si no obtengo el Segundo Ojo de Keto, no sólo moriré, sino que moriré como una traidora en el océano. Pero ¿cuál es la alternativa? ¿Hacer reverencias y rezar para que un día ella me entregue el trono, mientras veo, durante todo ese tiempo, a Minho haciendo muecas de dolor en su presencia? Si sigo las órdenes de mi madre, condenaré a Minho y al resto del océano a su gobierno. Pero si no las sigo, si me atrevo a continuar con mi plan, entonces me arriesgaré a demostrar mis defectos.
Me agarro al barco con más fuerza, mientras inhalo la sal escurridiza en el aire.
Si tan sólo mi búsqueda fuera tan simple como la de Hyunjin, orientada a ser el salvador de la humanidad. Puede parecer una gran empresa, pero no le exige traicionar todo lo que ha conocido. Si él tiene éxito, su madre podría sentirse orgullosa. Si yo tengo éxito, la mía podría morir.
Pensar en Hyunjin hace que la noche parezca más fría. Sé que cualquier plan que yo emprenda conllevará su muerte. O intento matarlo ahora o espero a asesinarlo después, pero no hay un camino que haya trazado para mí que no termine con su vida.
Con cada acción traicionaré. Con cada elección mataré. A pesar de lo que mi madre dice, parece que soy justo el tipo de monstruo que ella quería.
En el momento en que pienso esto, una suave melodía se desliza por el aire. Una distante canción de cuna, demasiado lejana para distinguirla, pero familiar al mismo tiempo. Es adormecedora y seductora. Tanto que me toma un momento darme cuenta de que el barco está temblando. Es como si el océano escuchara la traición de mis pensamientos y enviara una fuerza poderosa para estrellarse contra el costado del Saad. Me lanzo hacia delante y mis manos golpean el borde de la nave.
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Condenado [HyunMin]
Fanfictionpor cada año, un corazón. Seungmin es el futuro Rey del mar, el cuál para poder acceder al trono necesita robar dieciocho corazones. Cuando roba el último, aún era temprano, pues debía esperar hasta su aniversario para hacerlo. Es por eso, que es c...