Τριάντα

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Seungmin

Despierto y de inmediato deseo no haberlo hecho.

Hay un dolor intenso en mis costillas, como si una criatura estuviera mordiendo mi piel, y me siento mareado por tanto dormir.

La habitación en donde me encuentro está tan desordenada como mis pensamientos. Me quito de encima la camisa abierta y aprieto mis costillas vendadas con fuerza. Mis dientes rechinan uno contra el otro cuando dejo que mis piernas se balanceen sobre el costado de la mesa. Sólo me toma un segundo estar de posición vertical para que el mordisqueo se convierta en mordida.

—Hay algo en las heridas de bala que me hace querer saltar de la cama también.

Chan se está lavando las manos en un fregadero cercano. Están sucias, llenas de aceite y grasa. Cuando termina, se sacude el agua y se vuelve hacia mí con una mirada condenatoria.

—¿Se supone que esto es una cama? —pregunto.

Pone una mano húmeda en mi frente y resisto el impulso de replegarme del frío.

—No creo que te estés muriendo ahora —dice.

—¿Me estaba muriendo antes? —Se encoge de hombros.

—Tal vez. Pero el pequeño médico de circo te arregló bien. Incluso me enseñó a vendar tu herida para que él pudiera concentrarse en ayudar a que la nave se mantenga a flote —Chan mira hacia los vendajes con un gesto petulante—. Casi perfecto, ¿cierto? Es la primera vez que lo hago.

—¿No pudiste haberme conseguido también una cama? —pregunto, sin dejar de notar que alguien, espero que haya sido Changbin y no Chan, me vistió con algo más sencillo y cómodo que el vestido que llevaba puesto.

—Changbin buscó tus almohadas —Chan se limpia las manos con un paño a la mano—. Es lo mejor que pudimos hacer dado que moverte no era una opción.

Miro hacia abajo, a la sábana manchada que apenas me cubría. Hay una almohada de terciopelo negro donde reposaba mi cabeza, lo suficientemente afelpada para que haya dormido cómodamente todo el tiempo, y un cojín oval delgado hundido con la forma de mis pies. No es lo adecuado para una reina, pero para una víctima de bala a bordo de un barco pirata, podría considerarse lujoso.

—¿Cómo te sientes? —pregunta Chan, y sonrío.

—¿Estabas preocupado? —cuando él no responde, reviso mis costillas con un profundo suspiro—. Bien —digo.

El vendaje está apretado alrededor de mi cuerpo, y se siente fresco y firme contra mi piel húmeda y pegajosa. Debe haber sido cambiado hace poco, me doy cuenta, lo que significa que Chan me ha estado cuidando.

—Esperaba a Changbin —digo—. De entre todos, no imaginé que tú estarías aquí.

—Él estuvo aquí por un rato —dice—. Más que un rato, en realidad. Tuve que echarla para que durmiera un poco antes de que él tuviera que ponerle ganchillos a sus ojos para mantenerlos abiertos —se mira las manos

—. Estaba preocupada por que fueras otra chica que no hubiera logrado escapar.

—¿Escapar de qué?

—De Rycroft —dice, y luego se mueve incómodo—. Me alegra que estés despierto.

No tomo a la ligera el comentario como él lo habría deseado. A pesar de toda la desconfianza entre nosotros, Chan y el resto de la tripulación arriesgaron sus vidas para regresar por mí, y mientras yo sangraba en su barco, no me dejaron dormir solo. Se quedaron. Regresaron por mí y se quedaron.

—Entonces, ¿confías en mí ahora? —pregunto.

—Casi mueres tratando de salvar a Hyunjin —Chan se aclara la garganta como si fuera una batalla pronunciar esas palabras—. Así que, como dije, me alegra que estés despierto.

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⏰ Última actualización: Jul 07, 2022 ⏰

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Condenado [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora