𝐕𝐈𝐀𝐉𝐄 𝐈𝐍𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐃𝐎 (ʟᴜɪᴍᴇʟɪᴀ, ᴇsᴘᴇᴄɪᴀʟ ɴᴀᴠɪᴅᴇɴ̃ᴏ)

Capítulo 9. Solo una bebida

—... y por eso he decidido quedarme en esta ciudad y pasar las fiestas en el hotel más triste que encuentre—La cuarta bebida que terminaba por llevarse a los labios ya hacía la labor de volver a Luisita una persona desinhibida

—Creo que pensar que vas a morir a manos de tu hermana por no llevar el árbol es un poco exagerado, ¿no lo crees? —Preguntó la morena es un intento de contener la risa, pero sin lograrlo

—No es broma Amelia ¡Tengo como cuatro hermanas! Alguna de ellas de seguro que lo hará —y dicho esto Luisita levantó la mano buscando otra vez al hombre detrás del mostrador —¡Hey! Dame otra porfavor

—Creo que ya has tomado suficiente... —Amelia le dió una mirada cautelosa al barman para que ya no le sirviera más

—Lo sé, por eso la siguiente es para ti ¡Venga, dame otra porfavor! —Volvió a decir levantando la mano

—Luisita, no puedo, estoy manejando

La rubia giró para verla y por su estado demoró unos segundos en entender lo que quiso decir

—Es cierto... —Dijo rasgando los ojos —Entonces no manejarás ¡Hey, dame otra!

El barman terminó cumpliendo las peticiones de la rubia y dejó la bebida al lado de ellas

— Venga, este trago te lo invito yo —Dijo la rubia mirándola a los ojos — Por ser la mejor compañera de viaje que he tenido en mi vida — Continuó colocando el vaso en su mano —por más aventuras sobre árboles de pino, ardillas muertas y hoteles con calefacción

Ante la mirada de la joven rubia, Amelia decidió tomarse la bebida para complacerla y esta al verla le dio una de sus mejores sonrisas

—¿Contenta? —Preguntó e inconscientemente le quito el mechón de cabello que le cubría la mitad del rostro

—Si... —Dijo la rubia mirándola de lado. Su mirada se volvió vacía por un momento, como mirando un punto fijo que pareciera no tener fin, hasta que otra vez giró la mirada para ver a Amelia—¿No lo tienes verdad? —Dijo casi en un susurro

—¿Qué es lo que no tengo? —Preguntó Amelia frunciendo el ceño

—El sentimiento de soledad

La morena no supo qué decirle, no podía comprender como Luisita que pareciera ser un ser de luz en tanta oscuridad se sintiera tan vacía.

—¿Cómo sabes que no lo tengo? —Se animó a preguntar

— Porque... —Luisita se quedó pensando su respuesta entre sus desordenados pensamientos —Porque te veo tan completa

—Talvez me ves así porque... —Respondió sintiendo el cosquilleo de sus dedos chocar la mano de Luisita posicionada encima de la mesa —Has estado a mi lado

Los labios de Luisita se entreabrieron y la morena sentía que no podía dejar de verlos ¿Qué es esto? Se preguntó, si solo había tomado apenas unos sorbos de la bebida, cómo es que había dado una respuesta tan atrevida.

Su respuesta llegó más rápido de lo que espera en Luisita, pues empezó a sentir las manos de la rubia alrededor de su cintura y su cabeza colocada en el rincón de su cuello.

—Quédate Amelia —La escuchó decir y su aliento caliente le recorrió la piel de su cuello —No quiero sentirme sola...

Amelia la abrazó hasta sentir la respiración de Luisita cada vez más pausada, había decidido viajar con una completa desconocida con la finalidad de regresar lo más pronto a su casa, pero lo único que no puedo prever es que deseaba quedarse en el mismo lugar que ella.