Capítulo 1. Tradiciones

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—¡Pero si aún falta una semana!

Con la voz irritada sujetando el móvil entre la mejilla y el hombro mientras le bajaba el fuego a la cocina y maniobraba la comida con ambas manos, una joven que recién había salido del trabajo —siendo su último día del año en la oficina— vociferaba dentro de su pequeño piso lo fastidioso que era haberse comprometido a cumplir algo que siempre detesto

—¡Pero si nochebuena es en seis días María!

—¡Luisi! ¿Y cuándo piensas que se arma el árbol navideño? ¿En año nuevo?

—Putas festividades capitalistas...

—¡Así que mañana mismo te levantas temprano para comprar el primer pino que encuentres y traerlo hasta la casa de nuestros padres!

—Joder...

—Porque no quiero ser yo la que le diga a Catalina que Santa Claus ha tenido que dejar los regalos al costado de los zapatos mal olientes de Sebas, sí, esos que deja cada mañana al ingresar a casa, ya que su propia hermana... ¡No se encargó de comprar el árbol que cada año preparamos!

—¡Joder que ya entendí!

La comida se le había quemado. Luisita colgó la llamada de María y se encamino a desplazarse en el sofá con un largo soplido, se le había quitado hasta el hambre. ¿Por qué se comprometió a tener que llevar el famoso pino verde tradicional a la casa de sus padres?

—Habré estado ebria de seguro... —Se dijo, asimismo —¡Mierda! Pues claro que estaba ebria

Y con un sabor amargo en su garganta recordó que aquel día —Exactamente hace un mes —que llegó al cumpleaños de María con el único objetivo de embriagarse ¿Por qué?

—No estás aquí y aun así logras joderme el día —Volvió a hablarse mientras que en un recuerdo fugaz recordó... que la noche anterior al cumpleaños de María, su novia la había dejado.

Giro la cabeza a un lado y puedo ver una gran caja posada al lado de la puerta que aún no se había decidido tirar con las pertinencias restantes de la persona que le había jurado realizar una vida con ella.

Antes de que le comiera la cabeza sus recuerdos pasados, se empeñó a pensar que los zapatos mal olientes de Sebas se quedarían al lado de los regalos navideños si ella no llegara a completar el único trabajo que les había prometido a sus hermanas.

Afuera otra vez comenzó a nevar y Luisita se acomodó los calcetines largos para ponerse a limpiar lo que quedó en la cocina, preparar las maletas para mañana, leer algo y ponerse a dormir.

Aunque por alguna extraña razón en esa única noche olvidó colocar la alarma del día siguiente.

𝐕𝐈𝐀𝐉𝐄 𝐈𝐍𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐃𝐎 (ʟᴜɪᴍᴇʟɪᴀ, ᴇsᴘᴇᴄɪᴀʟ ɴᴀᴠɪᴅᴇɴ̃ᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora