Capítulo 14. No voy a parar

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El cosquilleo de los labios de Amelia sobre la mejilla de Luisita la hizo despertar muy despacio, su mano empezó a acariciar uno de sus brazos y la rubia al sentir el cuerpo tibio al lado suyo giró para abrazarlo.

—Mmm... —gimió al sentir su piel desnuda junto a la de ella —me gusta cómo estas —le dijo mientras comenzaba a depositar besos húmedos en el hombro de la morena

—Lo siento por despertarte, pero...—Empezó a decir suavemente —necesito volver a tocarte...

Luisita giró otra vez colocando su espalda en la cama porque Amelia había empezado a besarla sin descanso, se colocó entre las piernas de la rubia y esta gimió al sentir como el calor del centro de sus piernas se había intensificado de golpe. Su pecho llamaba a gritos los labios de la morena y como si hubiese leído su mente comenzó a descender a ello

—Si... —Las manos de Luisita en la nuca de Amelia le indicaban la velocidad que quería marcar en su pecho. Primero lento, tan pausado como fuera posible y luego más, con necesidad de más —mmm... si

Las manos de Amelia la tomaron por detrás, su cadera se elevó al buscar aliviar el calor incontrolable de su vientre

Joder

Amelia no quiso desviarse de lo que estuvo pensando en cuanto abrió los ojos, así que la vista de los labios entreabiertos de Luisita con la cabeza hacía atrás en el camino a su abdomen, fue la escena más erótica que cree nunca haber visto jamás.

—No voy a parar —Dijo Amelia antes de que su lengua se coloque en el más recóndito espacio de Luisita

Fue como un anunció lleno de lujuria que significaría en Luisita el más estallido de sus emociones. La rubia la sintió como una frase embrujada que no tenía objeción ni debate.

Si... sigue, sigue

Es lo que su mente decía, pero sus palabras no podían salir.

Ahí... ahí...

Presionaba con una de sus manos la cabeza de la morena y con la otra se sujetaba con fuerza las sábanas de la cama

No puedo resistirlo más

La habitación había dejado de ser silenciosa otra vez, la voz de Luisita al escucharse gemir fuertemente liberó inmediatamente en ella la necesidad de necesitar más de Amelia.

La morena siguió tocándola aun cuando ella ya había terminado. Otra vez empezó a hacerlo lento para que la rubia se adapte a las sensaciones y cuando encontró la oportunidad, volvió a empeñarse en darle placer.

No voy a parar, fueron las palabras que la morena había dicho como promesa tatuada en la piel de Luisita y fueron verificadas cuando la rubia alcanzó el segundo orgasmo del día.

𝐕𝐈𝐀𝐉𝐄 𝐈𝐍𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐃𝐎 (ʟᴜɪᴍᴇʟɪᴀ, ᴇsᴘᴇᴄɪᴀʟ ɴᴀᴠɪᴅᴇɴ̃ᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora