Se levantó pronto al día siguiente, quería ayudar a su madre en la cocina, para no tener que escuchar luego sus quejas de que encima que le decía que había invitado a un amigo con 12 horas de antelación, no le echaba una mano con la comida.
Bajó aún con el pijama puesto y entró e la cocina donde su padre alzó la mirada de sus desayuno y le miró arrugando la frente. Se mordió los labios nerviosamente, seguro que la noche anterior su madre y él discutieron por su culpa. Carraspeó y tras murmurar un buenos días apenas inaudible se sentó a su lado tras prepararse un bol con cereales.
—Bill—llamó Gordon con voz firme.
—Lo siento, pero no puedo evitarlo—se disculpó Bill en voz baja.
—¿Qué no puedes evitar?—preguntó Gordon.
—Amarle—contestó suspirando.
Gordon le imitó, dando por finalizada la conversación que prometió a su mujer que tendría con su hijo. ¿Qué podían hacer? ¿Separarlos? Así solo conseguirían perderle, si era feliz al lado de aquel muchacho, solo tenían que apoyarle.
Se levantó y le dejó solo desayunando, regresó a su habitación y trató de explicar a su mujer la situación.
A los pocos minutos se le unió su madre, sonriéndole con esfuerzo. El gesto que llevaba en la cara era indescifrable, no podía saber si seguía enfada o al fin le había perdonado por amar a la persona equivocada...a sus ojos, claro.
—Espero que a tu amigo le guste la pasta—comentó Simone cogiendo un delantal.
—Pasta estará bien—dijo Bill más animado—Te ayudaré con la salsa.
Se levantó y tras dejar en la pila el bol usado en su desayuno se puso al lado de su madre para ayudarla con la comida, suspirando aliviado por el gran paso que había dado. Presentar oficialmente su nuevo novio a sus padres.
Subió a arreglarse, quería ponerse realmente guapo. Entró en el baño y se dio una ducha rápida. Salió llevando solo una toalla en la cadera que se quitó nada más entrar en su habitación. Caminó desnudo hasta la cómoda en busca de una muda limpia. Pasó frente al espejo de cuerpo entero que tenía en un rincón y no pudo evitar pararse ante el.
Se echó un buen repaso de arriba a abajo, pasando sus manos por su cuerpo, acariciando su suave piel que sentía erizarse al paso de sus dedos. Sonrió sin poder evitarlo, Tom le amaba y él solo pensaba en volver a entregar su cuerpo una vez más...
Se vistió con rapidez antes de que entrara su padre o su madre y le pillara en tan íntima escena. ¿Qué pensarían si le veían desnudo delante del espejo y tocándose?
Tardó muy poco en alisarse el pelo. Lo que más tiempo le llevó fue maquillarse. Le temblaba el pulso y no conseguía pintarse bien la raya del ojo. Tras dos intentos fallidos, respiró hondo y mordiéndose los labios terminó de pintarse.
Se aplicó un poco de color en los labios, rosa palo como así se llamaba el color usado, y se pasó la lengua por ellos sonriendo satisfecho. A Tom le costaría comer teniéndole a él al lado.
Bajó una vez arreglado del todo. Su madre estaba terminando de poner la mesa y le ayudó encantado mientras que su padre arreglaba una ensalada. Casi dejó caer al suelo los vasos que llevaba cuando escuchó el timbre de la puerta. Los dejó con suavidad en la mesa y dirigió una tímida mirada a su madre, recibiendo una sonrisa suya como respuesta.
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Un solo verano
أدب الهواةAcusado injustamente de un asesinato, Tom Kaulitz regresa a su pueblo natal tras pasar una temporada en el reformatorio. Todas las miradas se dirigen a él, incluso la del dueño de la tienda que le acoge y da trabajo creyendo en su inocencia, sin pod...