Capítulo 11

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Le esperó en el apartamento. Eran las 11 de la mañana y ya lo tenía todo preparado. En una mochila vieja había metido unos bocadillos que él mismo había preparado y un par de botellas de agua. También había cogido una manta que dobló con cuidado y metió dentro también.

Se cargó la mochila al hombro y cogió los dos cascos que había dejado en un rincón del apartamento la última vez que fueron usados. Arrugó la frente al recordar que fue con Andreas.... ¿dónde diablos se había metido?

Sacudió la cabeza, Bill llamaba a la puerta y no quería pensar en esos momentos en Andreas. Ya le echaría la bronca cuando descubriera que demonios estaba haciendo.

—Buenos días—saludó abriendo la puerta.

Se inclinó y le besó en los labios con toda la naturalidad del mundo. Se volvió y dejó bien cerrada la puerta del apartamento antes de acompañarle escaleras abajo.

—¿Te han puesto alguna pega en casa?—preguntó por el camino.

—Tuve que decir que pasaría el día con Georg—contestó Bill en voz baja—Mi padre sabe que estoy contigo, pero mi madre...

—Ya, no me digas más—dijo Tom resoplando.

Llegaron a donde tenía aparcada la moto y descolgándose la mochila se la pasó con una mano.

—¿Puedes llevarla tú?—le pidió sonriendo.

Bill asintió imitándole y se colgó la mochila con nervios a la espalda. Cuando hicieron planes el día anterior, Tom le dijo que metería una manta para no sentarse directamente en el suelo. Ya se hacía una idea más o menos de lo que iban a hacer sobre ella...

—Y... ¿a dónde vamos?—preguntó Bill de repente.

—Demos un paseo—contestó Tom guiñándole un ojo.

Le tendió un casco y al ver que se lo quedaba mirando sin saber que hacer con el, no le quedó más remedio que ayudarle a ponérselo.

—Recógete el pelo con una mano—le pidió con el casco sobre su cabeza.

Bill le obedeció resoplando. Se recogió el pelo usando una goma que llevaba en la muñeca y se hizo una coleta baja con el. Se quedó muy quieto cuando Tom le colocó el casco y ató bajo su barbilla. Esperó a que él también se lo pusiera y se subiera a la moto.

Entonces se montó tras él.

—¿Es tu primera vez?—preguntó Tom volviéndose, alzando una ceja sonriendo.

—Si Tom, es mi primera vez—contestó Bill sonrojándose.

—Agárrate con fuerza a mi cintura, no quiero que salgas volando cuando arranque—le explicó.

—Vale, pero no corras mucho—pidió Bill tragando con esfuerzo.

Se acomodó mejor en el asiento y puso los brazos alrededor de Tom, agarrándose con fuerza a su cintura, impidiéndole casi respirar.

—Si estás más cómodo, puede abrazarme mejor por el pecho—comentó Tom riendo.

—Me alegro que esto te divierta—murmuró Bill abrazándole mejor como le indicaba.

Tom se volvió y metió la llave en el contacto. La giró y aceleró, quitando con el pie el estribo de la moto y arrancando con algo de brusquedad, haciendo que Bill se le agarrara con más fuerza gritando con los ojos cerrados.

Frenó un poco y cogiendo el desvío de la derecha salió del pueblo ignorando las miradas que la gente les dirigían. Por el camino no podía dejar de sentir como Bill se le agarraba con más fuerza, como se le acercaba más....como le rozaba en la parte baja de la espalda con su entrepierna...

Un solo veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora