Cogió aire y tras despedirse de Andreas, entró en la tienda. A esas horas no solía haber nadie, solo un par de clientes a los que David atendía en una esquina. Vio al señor Trümper en el mostrador y se le acercó.
—Buenas tardes—saludó carraspeando.
—Eres puntual, eso me gusta—dijo Gordon alzando la mirada de los papeles que leía.
Tom se encogió de hombros y esperó a que le dijera que quería que hiciera. Pareció que le había leído el pensamiento, porque al momento dejó a un lado los papeles y rodeó el mostrador.
—Acabamos de recibir un pedido, unas guitarras que llevábamos tiempo esperando—explicó Gordon señalándole el almacén—Aquí tienes la factura. Repásala, asegúrate de que está todo y luego sacas con cuidado las guitarras.
— ¿Dónde quiere que las coloque?—preguntó Tom muy serio.
—De momento déjalas en el almacén, cuando hayas terminado y si David no te necesita en la tienda, puedes ir afinándolas y probar que están en buen estado—contestó Gordon.
Tom asintió sonriendo. Eso lo podía hacer con los ojos cerrados.
— ¿Qué tal has pasado tu primera noche?—preguntó Gordon de repente, sin poderse contener.
—Bien, gracias—contestó Tom en voz baja.
—Si necesitas algo, solo tienes que pedírmelo—dijo Gordon sonriendo.
—Tal vez un pequeño adelanto del sueldo—pidió sin pensárselo dos veces—Gracias por haberme llenado la nevera, pero necesito algunas cosas más.
—Claro, no sé porque no se me ocurrió ayer. Espera, que ahora mismo te paso algo.
Fue hasta la caja registradora y cogió un par de billetes que le entregó sin decir nada.
Caminaron por la calle en silencio, ni siquiera se cogieron de la mano. Llegaron a la tienda del padre de Bill y se pararon antes de abrir la puerta. Georg vio como Bill espiaba a través del escaparate, como si buscara a alguien desesperado.
—Allí está—señaló Bill no pudiendo evitar emocionarse—Pero tendremos que esperar, está hablando con mi padre.
Desde donde estaba podía ver como su padre le estaba dando algo de dinero, y sintió mucha pena. Había regresado al pueblo con las manos vacías, no tenía nada...ni a nadie...
Luego vio cómo su padre llamaba a David y le señalaba a Tom. Seguramente le estaba diciendo lo que tenía que hacer y esas cosas.
—Escóndete, que viene mi padre—dijo Bill de repente, al ver como su padre se despedía de Tom y David.
Se dio media vuelta y cogió a Georg de la mano con firmeza.
Rodearon la tienda y se escondieron tras la escalera que llevaba al apartamento que había sobre la tienda, sabiendo que era donde viviría Tom.
Desde allí vio cómo su padre echaba un vistazo en su dirección para luego coger el camino a casa. Salió cuando le vio doblar la esquina y haciéndole una señal a Georg regresaron a la tienda, entrando en ella.
No había rastro de Tom, debía estar en el almacén. David se encontraba atendiendo a la misma pareja de antes, alzó la mirada al escuchar la puerta y sonrió al ver quien era, siguiendo con lo que estaba.
—Se lo dirá a mi padre—murmuró Bill chasqueando la lengua.
No había contado con eso, David le iría con el cuento de que estuvo en la tienda hablando con Tom cuando se lo había prohibido. Se giró con rapidez al escuchar que se abría la puerta, suspirando aliviado al ver que eran más clientes que entraban.
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Un solo verano
FanfictionAcusado injustamente de un asesinato, Tom Kaulitz regresa a su pueblo natal tras pasar una temporada en el reformatorio. Todas las miradas se dirigen a él, incluso la del dueño de la tienda que le acoge y da trabajo creyendo en su inocencia, sin pod...