Hermione corrió con la cabeza en alto y la ira engullendo su sangre. El aire no le llenaba los pulmones pero aun así corrió lo más rápido que pudo a través de las columnas de granito con la mente a ciegas, no sabía a lo que se enfrentaba, no sabía que haría cuando la encontrara pero sabía que necesitaba verla derrotada. Esta vez no habría perdón ni misericordia.
Al llegar al patio principal se escudó con su bufanda de Ravenclaw. El sol estaba a punto de dormirse sobre el horizonte, las últimas luces del día la iluminaron con las mejillas rojas y el aliento seco. El frío le calaba los huesos pero el calor de la rabia mantenía a raya los escalofríos. Observó el lugar, como un águila depredadora, había algunos jóvenes por aquí y por allá comenzando a ingresar al castillo, otros simplemente disfrutaban del aire fresco.
Pansy se encontraba allí, sola en medio del patio con la vista fija en el horizonte crepuscular. Hermione se acercó a ella por detrás y tomándola del pelo la obligó a darse la vuelta. La joven bruja emitió un quejido ofendido ante el contacto.
—¿Pero que caraj...?
Hermione la calló con una bofetada. La mirada de Pansy se oscureció como la noche más negra.
—Vas a arrepentirte de haberme desafiado Granger.
—No, Parkinson. Tú vas a arrepentirte de haberte metido en mi relación con Draco.
Pansy sonrió diabólicamente.
—No existe ninguna relación entre ustedes, es imposible y él lo sabe.
Hermione decidió no perder el tiempo con aquella conversación.
—Deja de decir estupideces y compórtate como mujer. —Hermione dió un paso hacia atrás, posicionó su mano izquierda detrás de la espalda y con la derecha tomó su varita y apuntó a la joven con un gesto amenazante.
—¿Con qué eso quieres? —Pansy la observó con una ceja enarcada— Bien. No sabes con quién te estás metiendo.
Hermione era consciente de que los duelos entre estudiantes estaban prohibidos, pero en aquel momento no le importaba que la expulsaran.Draco no pudo evitar que Hermione se vaya y el terror lo inundó. Se levantó tambaleante del sillón y corrió tras ella con Blaise y sus nuevos amigos siguiendo sus pasos.
Cuando los chicos llegaron al patio las muchachas ya se encontraban en duelo. Hermione lanzaba hechizos meticulosamente preparados, su forma de pelear era elegante y con estrategia, Pansy, por el contrario, lograba bloquear todas las amenazas y lanzaba hechizos nada calculados y sumamente vulgares. Hermione debía estar completamente enfocada, un paso en falso dictaminaría su sentencia final. Los jóvenes les gritaban que parasen pero las brujas no les hacían caso.—¡Desmaius! —Ante las palabras de Hermione, Pansy chilló de dolor cuando el sonido ensordecedor alcanzó sus oídos. Sin embargo, la joven no tardó en recuperarse.
—¡Sectum! —Hermione no logró ser lo suficientemente rápida y pudo sentir como la piel de su brazo izquierdo se abría en un corte profundo.
Pansy comenzó a correr rabiosa hacia Hermione.
—¡Expulso! —La joven logró atacar a su contrincante a tiempo y la muchacha slytherin salió expulsada por los aires hacia atrás, golpeándose contra una columna.
Los estudiantes que se encontraban presenciando el espectáculo comenzaron a gritar horrorizados, llamando la atención de la profesora McGonagall, pero ésta no logró llegar a tiempo.
—¡Maldita sangre sucia, me las vas a pagar! —Gritó Pansy cegada por una ira sin límites— ¡Crucio!
Antes de que Hermione pudiera pensar en un hechizo de bloqueo alguien corrió hacia ella, lanzándola a un costado y recibiendo en su lugar la maldición imperdonable.
—¡Draco no! ¡¿Qué haces imbécil?! —Gritó Pansy horrorizada en llanto.
Hermione se lanzó sobre el muchacho que comenzó a retorcerse sobre la hierba lanzando gritos de dolor.
—¡Para! ¡Vas a matarlo!
—¡No se como pararlo!
Draco lloraba con gritos desgarradores y la mirada perdida en el cielo nocturno. Sus amigos lo rodeaban pero el contacto físico solo empeoraba su estado. El joven se encontraba en una tortura mental, sentia que sus huesos se quemaban, que se le abria la piel y le dolia respirar. Nunca había sentido un dolor tan intenso en toda su vida. Por un instante deseó morir.
—¡Apártense! ¡Basta! —La profesora McGonagall se abrió paso entre los jóvenes y tomó a Pansy de la muñeca con fuerza— Tu hiciste esto Pansy Parkinson, y tu eres la única que lo puede arreglar. Repite después de mi.
McGonagall le recitó un hechizo desconocido a Pansy y esta lo repitió meticulosamente. El cuerpo de Draco respondió ante aquellas palabras, los músculos se relajaron, su corazón retomó sus pulsaciones normales y sus vías nasales se abrieron dejando entrar al aire fresco de la noche. El joven soltó un suspiro de alivio, pero cuando se encontró envuelto entre los brazos de Hermione sus lágrimas se liberaron inevitablemente.
—¡Quedas expulsada hasta nuevo aviso Pansy Parkinson! —Ante las palabras de McGonagall, el conserje tomó a la joven de la muñeca y entre ambos la arrastraron hacia el interior del castillo. —El director Dumblendore decidirá cuál será tu destino.Hermione y Blaise levantaron a Draco del césped y lo cargaron hasta la enfermería. Una vez allí las enfermeras se encargaron de curarle las heridas y de darle pociones que lo ayudaran a recomponerse.
No fue hasta que Draco se encontró instalado en una de las camillas que Hermione se percató de la sangre que corría por su brazo.
—Ven, debes tratarte eso querida. —Una de las enfermeras la llevó a otra habitación.
—Tu novia es muy valiente. —Comentó Blaise sentándose en la silla que se encontraba frente a la camilla de Draco.
El joven de cabello dorado sonrió ante aquellas palabras. Hermione era la mujer más maravillosa que él hubiera conocido.
—Y tú también lo eres. No puedo creer lo que hiciste.
—¿Cómo no hacerlo Blaise? Ambos conocemos lo que pueden hacer las maldiciones imperdonables. No entiendo como Pansy fue capaz de usar una. Tendrá mucha suerte si no la encierran en Azkaban.
Blaise sabía que Draco tenía razón, este podría ser el fin de Pansy Parkinson.
—Sea como sea, se lo merece.
—Si. Esperemos que con esto aprenda la lección de una buena vez.
Draco comenzó a toser y Blaise le sirvió un vaso con agua.
—¿Cómo te sientes ahora?
—Mejor. Aunque me duele la cabeza.
Hermione regresó a la habitación con el brazo vendado y algunas curitas en la frente y el cuello. Blaise se puso en pie y le ofreció el asiento.
—Voy a avisarle a los chicos que ambos se encuentran bien.
—Está bien, gracias por todo Blaise —Hermione le sonrió.
—No es nada, si necesitan algo llamenme.
Cuando el joven mago desapareció por la puerta Draco y Hermione se quedaron solos por primera vez en mucho tiempo.
—¿Cómo estás? —preguntó Draco observando la venda del brazo.
—Bien, casi no me duele, ¿y tú?
—Bien, me siento mejor.
Hermione se inclinó sobre el joven y le besó la frente, él la tomó de la mano sonriente.
—Por un momento pensé lo peor... Yo... Lo siento.
—¿Por qué lo sientes?
—Es mi culpa, si no la hubiera desafiado no te hubiera pasado nada...
—Herms, no me importa de quien sea la culpa, aunque está más que claro que la culpa la tiene Pansy, solo me importa que estemos bien. Que tú estés bien.
Hermione sonrió con pesar, se sentía muy cansada.
—Fue el día más largo de mi vida.
—Sin duda, para mí también. —Draco le hizo señas para que se acercara— Ven aquí.
Hermione se metió en la cama con él. Ella descansaba sobre su pecho mientras que él le acariciaba el cabello, y fue entonces que, por primera vez en el día, se sintieron a salvo.
Simplemente disfrutaron de su compañía hasta que, sin darse cuenta, se quedaron dormidos.
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Amor entre las sombras
FanfictionHermione Granger es una joven bruja herida y a la defensiva, la mayoría diría que es fría y antipática. Draco Malfoy parece ser el único en todo Hogwarts que la comprende, por mucho que quiera hacerse el indiferente. Cuando los DM comienzan a ser má...