Capítulo 20

241 14 3
                                    

Draco golpeó suavemente la puerta con los nudillos. Al cabo de unos segundos una Hermione somnolienta apareció del otro lado.
-¿Draco? ¿Te encuentras bien? -la muchacha se despabiló de la sorpresa al ver a su amado en su puerta.
-¿Podemos hablar? -el corazón de Hermione dió un vuelco al escuchar la voz de Draco tan apagada.
-Por supuesto cariño, pasa.
-¿Y Luna? No quiero despertarla.
-No te preocupes, está con Harry.
En otras circunstancias Draco se hubiera detenido a pensar en ello y hacer preguntas curiosas sobre la extraña relación que comenzaba a formarse entre Harry y Luna, pero ahora no tenia tiempo que perder. El joven ingresó a la habitación. Hermione se encontraba en pijama, con el cabello revuelto y la mirada brillante. La pareja se sentó en la cama, bajo la luz lunar que entraba por la ventana.
-¿Qué pasó? -la joven le tomó la mano y con la otra le acarició el cabello.
Draco se quitó el bolso y sacó el cuaderno. Hermione lo reconoció al instante.
-Hay algo que debo contarte.
Ella se quedó en silencio observandolo y el muchacho respiró hondo antes de hablar.
-Cuando comencé a sentir... todo lo que siento por tí, tuve miedo, miedo a que me conozcas de verdad, porque hay partes de mi... que no me gustan, que creo que no te gustaran y... No quiero perderte Hermione, eres la persona mas importante y especial que tengo. -Sin darse cuenta, sus ojos comenzaron a cristalizarse y pequeñas lágrimas amenazaban con caer sobre sus mejillas.
Hermione se acercó aún más a él con el gesto preocupado.
-Draco, todos tenemos partes oscuras en nuestro interior, yo también las tengo... -la joven suspiró bajando la mirada- y se que da miedo sacarlas a la luz, pero solo hay que encontrar a las personas adecuadas, aquellas que te amarán con ellas y que no te juzgarán. -Hermione le tomó ambas manos- Yo te amo Draco, y sea lo que sea con lo que estés lidiando, quiero que sepas que puedes contar conmigo.
El joven sonrió levemente y trató de regular su respiración. Cerró los ojos un momento, en busca de las mejores palabras para comenzar su relato.
-Mis padres... están metidos en algo muy peligroso y maligno... y ahora quieren que yo sea parte de ello. -Draco alzó la vista y la miró a los ojos- Pero yo no quiero. No quiero ser como ellos, quiero ser mejor.
-Lo sé, te creo. -Hermione le sonrió genuinamente.
-Me alegra oír eso... Pero mi padre me lo ha dejado claro, no me dejará tomar mis propias decisiones. Me ha dado un tiempo limitado y cada dia estoy mas cerca de tener que regresar a casa y enfrentarme a lo que ellos tienen preparado para mi.
Hermione no pudo ocultar la preocupación que galopaba en su interior.
-¿De qué se trata?
Draco sentía que su garganta se cerraba. No se atrevía a pronunciar aquella palabra.
-Este cuaderno... -levantó el artefacto y lo abrió revelando las páginas en blanco- Me lo dieron mis padres como promesa de lo que me espera. Este tipo de cuaderno es utilizado por... -el joven respiró hondo antes de soltar las palabras que le quemaban la garganta- los mortifagos.
Hermione se removió en su lugar, un escalofrío le recorrió la columna, pero pese a todo no se apartó del joven. Draco soltó el aire que mantenía contenido. Al ver que ella lo escuchaba, continuó con su historia.
-Mis padres son mortifagos, y quieren que yo también lo sea. Este cuaderno se usa para anotar información confidencial... nombres de víctimas, próximos ataques, todo lo que sea necesario mantener en escrito sin que nadie más que el escritor pueda acceder a ello. Yo lo he estado usando como un diario -Draco se rascó la cabeza en un gesto tímido- escribo lo que siento y pienso... aquello que no le cuento a nadie.
Hermione no pudo evitar sonreír a medias al escuchar aquello. Siempre supo que su amado guardaba más palabras de las que decía, pero no se imaginaba que las ocultara tras un hechizo.
-¿Cuánto tiempo llevas ocultando esto?
Draco deseaba evadir aquella pregunta, pero sabía que no era lo correcto.
-¿Lo de mis padres? Años... ¿Lo del diario? Un año y unos meses.
Hermione se tragó la amargura que le subió por la garganta. No le gustaba que le mintieran, pero en el fondo sabía que Draco había hecho lo que podía con lo que tenía. Al fin y al cabo, solo llevaban un año juntos. La joven se limitó a asentir con la cabeza e instarlo a continuar su relato. El joven se dejó abrazar, respirando el perfume de su amada, impregnado en sus rizos alborotados.
-Hermione... Llevo unos meses dándole vueltas al asunto y finalmente decidí enfrentarme a mi padre. -la joven se sorprendió gratamente ante aquella confesión- Pero ahora él sabe de nosotros, al parecer nos estuvo espiando.
-¡¿Qué?! -Hermione se levantó bruscamente de la cama y se llevó las manos al rostro. Draco tragó con dureza antes de hablar.
-Me encontraba estudiando en mi habitación cuando me llegó esto.
El joven le dió la carta a Hermione y dejó que ella lo lea por sí misma.
-¡¿Qué?! ¡¿Qué clase de padre haría algo así?!
-El mio...
-Voy a acompañarte.
-¿Qué? -Draco se puso en pie con los ojos exageradamente abiertos.
-El sábado, voy a acompañarte.
-No puedes venir conmigo, si te ven allí todo empeorará. No aceptan nuestra relación y nunca lo aceptaran. Voy a ir solo y voy a decirles la verdad.
-¿La verdad? -Hermione frunció el ceño confundida.
-Que te amo, y que no me importa si están de acuerdo o no, lo que siento no cambiará.
La mirada de Hermione se iluminó al oír aquellas palabras. Una súbita adrenalina corrió por sus venas. Por primera vez en mucho tiempo sentía que tenía algo por lo que luchar, algo por lo que levantarse cada mañana e intentar ser una mejor versión de sí misma.
-Te amo Draco, sin importar tu apellido, tu sangre o lo que tu familia quiera de ti. Yo sé quien eres y estaré aquí para ti sin importar lo que pase.
Draco no pudo controlar las lágrimas que caían por sus mejillas al oír cada palabra, y por primera vez no se sentía débil al mostrarse vulnerable. Todos los miedos y todas las inseguridades que lo habían vuelto loco los últimos meses comenzaban a esfumarse. Por primera vez en su vida se sentía libre.
-Me has cambiado la vida, Hermione Granger.
Draco la abrazó, ocultando el rostro en su cuello, dejando que Hermione lo cargue como un niño.
-No voy a dejar que vayas solo. Voy a acompañarte, con la capa de invisibilidad, ellos no podrán verme pero podré hacerte compañía y accionar si hace falta. Estoy segura de que los chicos estarán listos para ayudarnos de ser necesario.
Draco se apartó unos centímetros para verla de frente.
-No quiero involucrar a nadie más, esta es mi lucha.
-Tus luchas son nuestras luchas. Los chicos te quieren Draco, y se preocupan por ti.
-No se que decir... Nunca tuve amigos como los tuyos, y no creo merecerlos.
-No importa si lo mereces o no. Ahora los tienes. Te los has ganado.
Draco se encontraba con el rostro sonrojado y las mejillas húmedas, pero esta vez sonreía genuinamente. Ella le secó el rostro con la manga de su pijama y lo invitó a meterse en la cama con ella. Los jóvenes se abrazaron bajo las sábanas.
-Todo estará bien. No dejaré que nada te pasé. -susurró ella antes de besarlo con delicadeza.
-¿Dónde has estado toda mi vida?
-Justo aquí, frente a ti. -ella le dió un toque en la punta de la nariz con el dedo índice.
Draco rodeó su cintura con los brazos y la atrajo a su cuerpo para besarla una vez más.
Aquella noche transcurrió en calma, los demonios que atormentaban a Draco se escabulleron bajo la puerta y su mente encontró paz. Hermione era experta en hacerlo sentir tranquilo, ella había podido ahuyentar todos sus temores y ayudarlo a descansar. No tardaron en quedarse dormidos, confiando en que, mientras estén juntos, estarían a salvo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 18, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Amor entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora