MONSTERS ✧ draco malfoy |Traducción [✓]

cincuenta y ocho

M A Y A

Ha pasado una semana desde que Harry y sus amigos se escaparon de la mansión y no hemos sabido nada. Ni una carta diciendo que están bien, ni nada en el diario sobre ellos. Se está volviendo ridículo. No sé por qué esperaba que alguno de ellos enviara algo, ya que no es seguro enviar cartas. Los malditos mortífagos leen tus cartas de todos modos, pero uno pensaría que tres adolescentes escapando de la mansión Malfoy no pasarían desapercibidos.

Sólo quiero saber si están bien... que ninguno ha muerto. No es mucho pedir, joder.

He estado inquieta e irritable toda la semana. Le he gritado a Draco más veces de las que puedo contar cuando lo único que intenta es distraerme. Sé que él también está preocupado por las cosas. Es su familia la que está en juego por permitir que Harry Potter se les escape de las manos.

Bellatrix y Narcissa decidieron mantenernos a Draco y a mí al margen. Como dijo Narcissa, -No tiene sentido meterlos a ustedes dos en problemas también.

Pansy ha estado durmiendo en la habitación de Blaise toda la semana y Draco se ha quedado conmigo. Me alegro de que se quede conmigo, pero es difícil alegrarse cuando no tengo ni idea de lo que está pasando. Cuando no estamos en clase o patrullando los pasillos en busca de los malditos gemelos Carrow, nos tumbamos en la cama y leemos juntos.

Hace unos días me sentía muy ansiosa por toda la situación y Draco intentaba distraerme con la lectura. Sugirió cuidadosamente que nos tomáramos un tiempo para acostarnos y leer y yo le grité. No era mi intención, pero no pude contenerme.

-Tal vez deberíamos sentarnos y leer un poco. No podemos seguir preocupándonos por cosas que no controlamos... - dice Draco mientras coge el libro que hay en la mesilla de noche.

-No quiero leer, Draco. - Le digo bruscamente mientras me siento en una silla al otro lado de la habitación.

-Te ayudará a olvidarte de todo. - Dice con una suave sonrisa.

-No funcionará. - Grito. -No puedo dejar de preocuparme por ello.

-Estoy seguro de que todos están bien, amor. Sólo ven a recostarte un poco.

-Por el amor de Dios. No me estás escuchando. - Grito. -No quiero leer, joder. No va a cambiar nada.

No dice nada después de eso. Deja el libro en el suelo y se levanta.

-No lo hagas. - Le digo. -Por favor, no me hagas sentir mejor.

-¿Por qué?

-Debería haber hecho más para ayudarles. - Murmuro.

-Tú... Maya. Nunca han estado ahí para ti y ahora te sientes culpable por no haber arriesgado tu vida por ellos... - se inclina frente a mí y toma mi mano.

-Debería haber hecho más, joder. - Me quejo. -Sólo me senté allí.

-Hiciste lo que pudiste, amor.

-No fue suficiente. - Susurro. -Ahora uno de ellos podría estar gravemente herido o muerto.

-Te quiero, Maya... pero ¿estás segura de que no eres una hufflepuff? - Draco bromea y yo no pude ni contener la risa. Lo alejo juguetonamente y lo siguiente que sé es que estábamos en la cama leyendo y me tranquilicé un poco.

-

-Buenos días. - Dice Draco cuando se reúne con nosotros en la mesa de Slytherin para desayunar.

-Hoy pareces feliz. - Digo mientras se inclina y me besa.

-¡Está bien asqueroso! - Dice Blaise. -¡Algunos estamos tratando de comer!

-Lo siento. - Murmuro mientras me alejo y Draco se sienta a mi lado.

-Tengo algunas noticias para ti. - Dice Draco con una sonrisa.

-¿Para mí? - Pregunto. -¿Qué es?

Sonríe y me entrega el beneficio diario. En la primera página hay una imagen de un dragón escapando del banco y tres personas en el reverso.

"Tres adolescentes irrumpen y liberan al dragón".

Vuelvo la cabeza hacia Draco que sonríe y luego vuelvo a leer el resto del artículo.

"Tres chicos se colaron usando poción de poliluz y haciéndose pasar por Bellatrix Lestrange. Se escaparon montando en el lomo del dragón. Nadie está seguro de lo que querían o de lo que se llevaron exactamente hasta ahora".

¿Son ellos? Tienen que ser ellos. ¿Qué otros adolescentes conocemos que causen tantos problemas?

-Gracias. - Digo y lo atraigo hacia un beso.

-No, gracias a ti. - Dice con una sonrisa.

-¿Qué coño está pasando? - pregunta Theo mientras coge el beneficio diario y lo lee. -Oh.

-¿Qué? - Pregunta Pansy mientras le quita el papel a Theo y lo lee.

-¿Estaban preocupados por Potter? - pregunta Blaise mientras lee el periódico por encima del hombro de Pansy.

-Yo no lo estaba. - Dice Draco. -Pero Maya sí lo estaba.

-Es mi hermano... - Murmuro.

-No, lo entendemos. - Me asegura Theo. -Es que no sabíamos que estabas preocupado.

-Ha estado de un humor miserable durante la última semana. - Draco se queja.

-Oh, por el amor de Dios. He tenido que aguantar su miserable humor durante años. - Digo y todo el grupo empieza a reírse.

-En eso no se equivoca, Malfoy. - Dice Theo mientras se ríe.

-Lo que sea. - Draco murmura antes de arrojar algo de comida en su plato

Ahora que sé que ninguno de esos imbéciles ha muerto tras escapar de la mansión, puedo volver a vivir mi vida. El resto de ese día transcurrió sin problemas y yo estaba de buen humor. Draco se sintió especialmente aliviado de que no le gritara cada vez que podía. En clase, le cogí la mano por debajo del pupitre. A los zanahorios no les importa lo que hagamos porque somos mortífagos, pero a nadie más se le permite mostrar afecto. Es una de sus ridículas reglas.

Durante el almuerzo, preparé un picnic para Draco y para mí junto al río y lo obligué a escabullirse y sentarse conmigo. Disfrutó del picnic, sobre todo porque después se convirtió en que nos besáramos hasta la siguiente clase.

-Vale, vale, deberíamos ir a clase. - Digo, alejándome de él.

-No, saltemos. - Murmura mientras me atrae de nuevo para darme otro beso.

-Draco, no podemos saltarnos las clases. - Digo mientras me alejo de nuevo.

-Vamos, seguro que no nos perderemos mucho. - Se queja. -Te he echado de menos.

-Yo también te he echado de menos, créeme. - Digo mientras me pongo de pie. -Pero que no nos metamos en problemas por no ir a clase no significa que debamos faltar.

Él gruñe y se levanta lentamente mientras dice -Bien.

-¿Qué tal si nos saltamos la cena y tenemos una cita esta noche? - Sugiero mientras nos dirigimos de vuelta al castillo.

-¿Una noche de cita? - Pregunta. -¿Qué haríamos en esta cita?

-Lo que tú quieras. - Sonrío.

-¿Lo que yo quiera? - Él repite y yo asiento con la cabeza. -Eso suena como algo que me interesaría.

Bien. Una cita nocturna suena muy bien ahora mismo. Llevo una semana siendo un incordio y él ha sido genial y muy paciente, así que se merece una cita. Además, a los dos nos vendría muy bien.