Capítulo 8: Error

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         MADRID, 31 MARZO 2019
                              12:47

Me desperté con el sonido del móvil, no paraban de llegarme notificaciones. Me levanté sin hacer ruído porque Gus seguía dormida y baje hasta el salón a ver las notificaciones. Eran todo mensajes de Marga

          ¿podemos vernos?
          Necesito que nos veamos
          Estoy en el gimnasio de mis
         padres          
           Pásate por favor
           ES IMPORTANTE NAT

Al ver los mensajes subí corriendo a mi "habitación" me puse una sudadera y un vaquero, bajé a lavarme los dientes, cogí las llaves y fui hacia el gimnasio de Marga. Durante todo el camino estuve dándole vueltas a los mensajes ¿qué pasaba? ¿Qué era tan urgente que podía esperar hasta el Lunes ha decírmelo? ¿Habría pasado algo cuando Darío y yo nos fuimos en la ambulancia con Gus? ¿Le habría pasado algo? No dejé de comerme la cabeza. El corazón me iba a mil. Y aún quedaban un par de minutos para llegar, de repente me volvió a sonar el móvil
   
    ¿Si has leído los mensajes significa
     que vienes?
     NAT JODER NO ME DEJES EN LEÍDO
     Díme algo...

Cuando llegué Marga ya estaba en la puerta de pie

-Hola -La saludé. Fui a darle un abrazo pero se apartó, no lo entendí. Me miró muy seria.

-Hola...¿podemos hablar? Si quieres vamos a la cafetería de enfrente y hablamos más tranquilas

-No, por Whatssap parecía que tenías mucha prisa por verme. ¿Qué pasa Marga?

-Prefiero que nos sentemos y así desayuna, tienes cara de haberte despertado ahora mismo

-Hubiera preferido ir con calma, pero como me has escrito en 10 segundos 15 mensajes pues no he podido -Dije con un poco de sarcasmo

-Lo siento , pero necesitaba hablar contigo lo antes posible -Tomó aire, me agarró del brazo y me llevó hasta la cafetería. Pidió una Coca-Cola, para ella, y un café para mí.

-Lo de anoche...

-Mira Marga, tú también me gustas -Le corté. Justo trajeron nuestras bebida y ella le dio un trago a la suya

-Fue un error Nat, quería experimentar y como tú eras bi... Y además eras amiga pues... siento si en algún momento pareció otra cosa.

-Me dijiste: me molas mucho. ¿Y ahora me vienes con estas? No se de que rollo vas Marga, sinceramente estoy flipando

-Y es verdad me mola tu rollo y lo que transmites pero no de esa forma... ¿buen rollo?

-Si, de puta madre -Me levanté de allí enfadada y me largué dejando a Marga en la cafetería. No entendía a que venía eso, anoche todo de puta madre y de un buen rollo que flipas y ahora esto... en el camino de vuelta estaba tan enfadada que ví un contenedor y le di una patada, y llamé a Darío. Milagrosamente me lo cogió

-¿Darío te he despertado? -Dije

-Si, ¿qué pasa? -Dijo él con voz de dormido

-¿Podemos vernos? -Pregunté

-Si claro, ven a mi casa -Respondió Darío

Me fui a casa de Darío, seguía enfadada, cada vez que lo pensaba le encontraba menos sentido a lo que me había dicho Marga. Cuando Piqué al timbre, todo el enfado se convirtió en tristeza, se me llenaron los ojos de lágrimas pero las contuve. Salió su madre y me abrió la puerta.

-Hola, soy Natalia. Una amiga de Darío, habíamos quedado

-Hola, supongo que tú eres una de las culpables de que Darío últimamente esté bajando a cenar y esté menos mal. Gracias, hace un mes no me habría imaginado que tuviera amigos -Dijo Beatriz bastante agradecida

-No sólo es cosa mía. Hugo hace un gran trabajo con nosotros, nos quiere, sin él estamos perdidos -Respondí

-Nat -Darío bajó las escaleras y se dirigió hasta la puerta, donde nos encontrábamos su madre y yo. Bea se fue y nos quedamos los dos sólos en el porche. -Sonabas diferente cuando me has llamado, ¿estás bien?

-Veras, anoche en la fiesta, cuando nos fuimos ella y yo a la casa okupa nos liamos, me dijo que le molaba mucho... - le conté todo lo ocurrido 40 minutos atrás, cuando terminé no pude aguantarlo más y me eché a llorar. Jamás lloraba, lo odiaba, me hacía sentir vulnerable y era de las cosas que menos soportaba, pero desde que llegué a Madrid era como si todo me fuera grande, no podía sobrellevarlo todo.

Llevaba una mochila muy grande que arrastraba desde hacía años y no sabía cómo deshacerme de ella, sabía que con la ayuda de HIT podría hacerlo, pero no me veía capaz. Siempre he tenido esa fachada de mujer fuerte, a la que se la suda todo y que siempre está bien y puede con todo, pero estaba muy alejado de la realidad.

Darío me abrazó fuerte, me sorprendió bastante ese gesto. Él era un tío que aunque fuera un amigo de la ostia no era muy cariñoso, no le gustaban los abrazos ni las muestras de afecto.

-No te merece Nati, si ha echo eso es porque quizás es un poco hija de puta. Pasa de ella

-Joder, pero ¿y si a mí si que me gusta ella?

  Estuve todo el día con Darío y aunque había logrado olvidarme un poco de lo ocurrido con Marga seguía igual. Llegué a casa sobre las 21:00, Gus estaba con Lena en su habitación y mi madre acababa de llegar de trabajar.

-Mamá... -Dije mientras cerraba la puerta

-¿Que pasa hija? -Dijo desde el salón

-Me voy a Barcelona, al pueblo, una semana. Me apetece desconectar

    
 

¿Quién educa a quién? {HIT 1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora