Louis toda su vida ha estado enamorado de su vecino, aquel Alfa rizado que le hace suspirar, aquel que hace a su corazón latir y a su omega llorar. Pero la vida nunca es fácil, y mucho menos cuando pasan su celo juntos y Harry esta a pocos días de c...
🎵Tócame, sí Quiero que me toques allí Hazme sentir como si estuviera respirando Siento que soy humano Tócame, sí Quiero que me toques allí Hazme sentir como si estuviera respirando Siento que soy humano🎵
-The Neighbourhood
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Peter no había querido regresar al rancho Collen por aquel fin de semana emblemático que todos tuvieron. Louis a este punto quería borrar todo pensamiento horrible que fue dejado a su hijo por esa inesperada muerte, ver su carita melancólica casi siempre le daba una sensación horrible como si su omega le reclamara que no estaba haciendo lo suficiente para proteger a su hijo.
¿Y cómo hacerlo?
Empezaba a creer que la vida en Italia era menos complicada, no había tenido tanto drama en años, como ahora que en menos de un mes parecían llegar cada vez con más fuerza.
Louis nunca se consideró valiente, no tenía el coraje necesario para enfrentarse a muchas cosas, así que solo solía evitarlas. Antes estaba solo y ahora toda decisión que tomara debía ser correcta, porque también perjudicaba a Peter.
Se repetía a diario que no había sido buena idea regresar a Nashville.
Ambos salían de Happy Day y luego iban a casa, el pequeño Alfa veía películas infantiles todas las tardes, aunque Louis pensó que era aún peor, porque recordaba a Marley cada vez que un perrito aparecía en la pantalla, estaba a punto de dar caza a la persona encargaba del comercial de papel higiénico.
Así de desesperado se encontraba.
Harry le dijo que lo enteraron al lado del establo, él y Liam habían plantado un árbol de manzano sobre su tumba para que lo recordaban siempre. Ambos estaban angustiados por lo que dirían los Collen sobre su apreciado Marley.
La pérdida de una mascota puede doler igual que una perdida humana y a pesar del corto tiempo que lo conoció, aun no dejaba de sentir aquel remordimiento el pecho que no le dejaba tranquilo y si Louis se encontraba así, entonces sabía perfectamente cómo se sentía su hijo.
― ¿Quieres más pasta, saltamontes? ― Peter negó con la cabeza, suspiró frustrado, no llegaba a comer ni tres cucharadas de comida cuando estaba a solas con él, contrario a lo que Harry lograba y al haber regresado al racho tiempo completo no los podía acompañar a la hora del almuerzo. Solía llegar cerca de las cuatro de la tarde a visitar a su hijo y por supuesto a ver a Louis, cocinaban algo para la cena y luego jugaban juegos de mesa que casi nadie entendía, pero que intentaban para distraer al pequeño.
No sabían cómo definir su relación, el Alfa era atento con él, no obstante, había algo que no estaba bien. Harry no se acercado lo suficiente, no quería tocarlo o besarlo y eso le sacaba de quicio. Una constante molestia que le carcomía el cerebro y le punzaba su corazón. Y no quería pensar de demás, si lo hacía, volvería al principio de nuevo con la loca idea de que el rizado solo lo estaba utilizando.
