Control.

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Lo que pasa después de una crisis no es nada fácil, mi cuerpo y mente reaccionan de formas distintas, algunas veces con mucho apetito, insomnio, estrés, enojo, cansancio, tristeza, dormir de más o comer de menos, o bueno, así era al principio, ahora no es tan difícil, suelo recuperarme rápido o controlar las cosas con facilidad, sin embargo sigue ahí y sigue causándome problemas,  razón #1 por la que ya voy a treparía 1 vez al mes.

-Bueno cariño, si necesitas algo me marcas- volvía a decir mi madre antes de ir a trabajar.

-No te preocupes mamá, estoy bien, lo prometo- le di una sonrisa corta y ella beso mi cabeza.

Continúe con mi día normal, termine de alistarme y partí a la escuela, dejando a Mateo antes.

Llegue y todo continuo normal, tome las primeras tres clases, vi a Hanna en mi hora libre y después llegue a mi ultima clase, literatura. Por instinto al entrar al salón lo vi, estaba sentado donde siempre, estaba revisando algo en su celular, yo intente acercarme a el, pero no pude, era como si algo me lo impidiera, como si no pudiera caminar en su dirección.

Llegue a mi asiento y tome mis libros para intentar distraerme, funciono por un rato, pero luego note su mirada, levante un poco la cabeza y así era, me miraba fijamente, levanto su mano y me saludo mientras me daba una cálida sonrisa, y yo, yo lo ignore.

El resto de la clase intente no cursarme con su mirada y al final de la clase salí rápidamente del auditorio, antes que cualquier cosa, tome mi motocicleta y me fui.

No quería llegar a casa así que solo maneje un rato dejando que el viento frio del otoño chocara con mi piel, haciéndome sentir que estaba viva, que yo tenia el control.

Apague mi teléfono, no era lo mejor, pero era lo que necesitaba, necesitaba escapar de todos y de todo, de tan solo un momento de mi vida poder manejar la situación y enfrentarla por mi misa.

Comencé a ir a terapia desde las 14, iba una vez a la semana, luego 1 vez cada 2 semanas, después 1 ves cada 3 semanas y luego llegamos a este momento, a ir una vez al mes. Nunca he creído que alguien sea débil por aceptar que esta mal, por pedir ayuda o por intentar estar bien de todas las formas, sin embargo, cuando comencé con todo esto fue difícil, mis amigos se alejaron y empezaron a burlarse de mi, me llamaban "Loca Sam", no es nada fuera del otro mundo, pero una vez escuche decir a alguien "Los niños pueden ser demasiado crueles" y eso es verdad, porque para una pequeña de 14 años que todo era diferente, nuevo, que solo quería disfrutar y salir como los demás, no entendía que estaba haciendo mal.

Pase 2 horas manejando, luego tuve que parar. Trabajo en un café 5 días a la semana, la semana pasada y está estuvo en remodelación, por lo que nos dieron un pequeño descanso, sin embargo, era hora de volver a la realidad.

-Hola Sam, me alegra verte- 

-A mi también me alegra verte de nuevo Tom- Tom es mi compañero mesero, hay otros 3 que trabajan con nosotros en la cocina, pero solo convivo con Tom.

-¿Estás bien? Te vez un poco pálida-

-Si, solo estuve mucho tiempo en la moto- sonreí un poco y termine de acomodarme el uniforme.

-Bueno linda, te espero allá- tomo sus cosas y las guardo en un casillero antes de salir.

Conozco a Tom desde que comencé a trabajar aquí, es un año mayor que yo y trabaja por lo mismo, ayudar a sus papás y porque todo joven necesita dinero.

No existe el "Para siempre"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora