Hora de hablar

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Mi teléfono comenzó a vibrar de nuevo en mi mano y el nombre de Max resaltaba, limpie mi cara y respire un poco antes de contestar, lo coloque en mi oreja y suspire.

-Sam!, dios, estuve días intentando hablar contigo saber de ti- note como intentaba controlar su respiración, note como se tranquilizaba -Estaba muy preocupado-

-Lo siento- dije casi en un susurro pues las palabras se atoraban en mi garganta.

-No te disculpes Sam, se que no e hecho las cosas de la mejor manera, se que te cause algunas dudas o que incluso te lastime, pero de verdad no era mi intención Sam, por favor dame la oportunidad de explicarte-

-Esta bien-

-Llevo en 5 a tu casa- y sin poder decir algo más colgó la llamada.

Tome una sudadera de mi closet pues el clima aquí era más frio y de noche más, salí de mi casa y comencé de caminar a la troca de Max, estaba parado al lado de ella con las manos en las bolsas de sus pantalones mirando hacia un lado, durante unos segundos dude, dude en si salir corriendo es momento de ahí, en escapar de nuevo de todo, pero otra parte de mi pensaba en correr hacia el y abrazarlo, en derrumbarme en sus brazos y contarle todos mis miedos, pero no hice ninguna de las dos, seguí caminando con la vista fija en el, unos segundos después el se percato de mi presencia, mantuvo la vista en mi y me dedico una sonrisa débil.

-Hola- logre decir.

-Hola- ladeo un poco la cabeza mientras me analizaba, sus hombros se relajaron un poco y sus ojos se llenaron de lagrimas, luego negó un poco y abrió la puerta de su troca.

Cuando el subió se giro hacia mi y suspiro -No se por donde iniciar- froto su cabeza y dejo de mirarme mientras su mandíbula se tensaba, unos minutos después logro empezar a hablar -Hace unos años mi hermano enfermo de cáncer en los huesos, durante estos años yo me e encargado de ayudarle y cuidarle en su tratamiento pues mamá siempre esta trabajando junto con mi papá, sin embargo hace unos meses, poco antes de conocerte el empeoro, los doctores dijeron que el tratamiento que recibe a ayudado a que se mantenga estable, sin embargo el estaba en un punto sin retorno, dijeron que no sabían si duraría meses o años, pero ya no tenia cura, por eso desaparezco, cada vez que me voy es porque voy al hospital a hacerle compañía, hay veces que esta bien, hay días que parecen el ultimo y yo... No quería que entraras en ese mundo, aun no, se que es un tema delicado y no sabia como reaccionarias, lo que no quería era lastimarte y lo termine haciendo-

Y ahí fue cuando entendí, cuando entendí las llamadas de su madre, las veces que volvía y veía el agotamiento en su cara, las veces que los profes hablaban con el y le valían los trabajos algunos días después, fue cuando me sentí la persona más horrible de el mundo, el tenia problemas importantes y yo me enojaba con el solo por traumas que tenia, solo por mis miedos.

-Max- el levanto su mirada hacia mi, coloque mi mano en su mejilla y la acaricie mientras el se inclinaba a un lado y cerraba los ojos.

-Quiero abrazarte- susurro.

-Hazlo- el abrió los ojos y aparto el asiento de en medio mientras con una mano rodeo mi cintura y me levanto para sentarme en sus piernas, me rodeo con sus brazos y recargo su cabeza en mi hombro, yo lo abarse y comencé a acariciar su cabello.

-Lo siento Max, fui egoísta y no pensé en que tal vez tu tenias problemas, que vivías algo difícil, solo me metí en mi cabeza y me deje guiar por mis miedos, me cerré y no hable contigo-

-Sam, tu no tenias ni idea, no te culpes por esto-

-Yo... Tengo varios problemas... Amm, desde hace unos años voy al psicólogo y psiquiatra, tengo ansiedad y tomo pastillas para eso, cuando comenzaste a ausentarte tuve miedo, yo... Creí que te irías- pase un trago amargo por mi garganta y sonreí -La gente en mi vida suele irse, suele venir, hacer que la quiera y se va-

-Sam- paso su mano por mi mejilla y me di cuenta de que lloraba, últimamente lo hacia muy seguido -No necesitas decir esto-

-Si lo necesito- el no dijo nada más y continuo viéndome -Mi papá, se fue hace muchos años, el nos dejo el día de mi cumpleaños 14, por eso es un día delicado, por eso me da miedo que la gente se valla, por eso voy a terapia-

-Sam- volvió a decir -Yo ya sabia esto- fruncí un poco el seño y el sonrió -Ya me habías contado esta parte, no así exactamente, pero ya la conocía- al ver que yo no decía nada el siguió hablando -El día de tu cumpleaños, cuando te traje a tu casa comenzaste a hablarme de esto, intente detenerte pero dijiste que querías decirme y yo te escuche, no te dije nada después porque sabia que era algo difícil y que me lo contarías en su momento, así como yo te contaría lo mío en algún momento-

Sin decir nada, lo seguí mirando mientras pasaba mis manos por su cabello, no podía explicar lo que ese momento me causaba, después de tanto tiempo en un huracán de pensamientos, por fin sentí que ya había pasado, que estaba segura, que estaba segura con el.

Baje mis manos a sus mejillas y me acerque más a el, me detuve un segundo, pero cuando sus manos apretaron un poco más mi cintura supe que debía hacerlo, coloque mis labios sobre los suyos en un beso delicado, uno tranquilo lleno de paz, de seguridad y de cariño, era lento, muy lento, mis manos bajaron a su hombros y me incline más mientras el se aferraba a mi cuerpo, luego de unos minutos nos separamos.

-Quiero hacer esto bien Sam-

-También quiero eso- Ambos sonreímos y continuamos mirándonos por un rato más.

-Deberías entrar a tu casa- corto el silencio Max.

Mire la hora y asentí, pero antes de bajar de la troca lo mire -Quédate conmigo-

Y la propuesta sonó irreal porque nunca imagine que le dirá algo así a alguien.

-¿De qué manera te refieres?-

-Físicamente esta noche, emocionalmente, siempre-

Paso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y asintió -Pero, ¿Y tu mamá?-

-No te preocupes, nos quedaremos en el sofá cama para que no haya problema-

Ambos bajamos y mientras caminábamos a la puerta de mi casa, tomo mi mano y fue tan estúpido, porque ese gesto tan simple me causaba nervio, me emocionaba y me hacia sentir cosas un poco inexplicables.

Cariño querida, así se llama.

Al entrara casa y hablar con mamá acepto, bajamos unas cobijas de el closet y nos acomodamos en la sala, colocamos una película y me acosté en su pecho, sintiendo el ritmo de su corazón, su respiración y el calor que emanaba, sintiéndolo a el, sintiéndolo cerca, con cariño, solo queriéndolo y por primera vez en mucho tiempo, empecé a creer un poco en el "para siempre".

No existe el "Para siempre"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora