Los días pasaron con rapidez. Era sorprendente como 24 horas podían transformarse hasta parecer tan sólo unos minutos.
Los días que pasaron volando fueron días en los que Mina conoció mucho más a sus pequeños y adorables alumnos, y los niños a ella.
Conoció especialmente a una niña que llamaba bastante su atención. Tokunaga Yuuri.
La pequeña, tal y como había escuchado de testimonios, era una pequeña adorable, muy inteligente y obediente. Según demasiadas personas la pequeña era un ángel caído del cielo, y Mina ya podía unirse a esos testimonios.
Yuuri de vez en cuando, mientras los demás niños jugaban en el patio; salía a buscar florecillas, las arrancaba y procuraba plantar algo más en su lugar, para mantener un balance ecológico.
Después de tomar las flores iba repartiendo éstas florecitas a cada profesora y a cada compañerito que luciera triste o solitario.
Mina era quién más recibía flores, obviamente, ya que era la maestra de la pequeña.
En clases la niña se sentaba siempre al frente, balanceaba sus piecitos y no se distraía nunca de lo que decía su profesora. Durante toda la clase ella sólo centraba su atención a la mayor y acataba a la perfección todas las instrucciones que ella le daba.
Además de todo, ayudaba a sus compañeros si se quedaban atrás o si no terminaban de entender las instrucciones. La pequeña estaba ayudando en gran parte a Mina en su trabajo, y eso era un gesto muy dulce.
Un día como cualquier otro, Mina estaba dando clases a sus pequeños. Pero, ese día en especial había algo bastante importante que sentía que le faltaba.
Yuuri ese día no había asistido a clases. Y, sabía perfectamente que no podía llamar a su hermana ya que ella seguramente estaba trabajando.
Según lo que Yuuri le había contado, la Tokunaga mayor trabajaba medio tiempo en una gasolinera. En la única gasolinera del pequeño pueblo, por lo que tenía mucho por hacer a diario.
T/N trabajaba muy duro en el único empleo en el que la aceptaron desde los dieciséis años para poder pagar las facturas que necesitara el hogar, comida, servicios y algunas otras cosas que necesitaran las hermanas.
Igualmente estaba muy preocupada por su pequeña alumna, ya que una falta en ella era algo casi imposible según muchos de sus compañeritos. Al igual que una impuntualidad. Así que sin duda alguna, Yuuri había faltado y no tenía idea del porqué.
Finalizando la jornada de trabajo, Mina fue rápidamente a buscar su auto. Debería hacer una visita pronta a la hermana Tokunaga mayor, en busca de respuestas.
Se dirigió a la gasolinera, se estacionó cerca y bajó para buscar rápidamente a la jóven.
Finalmente encontró a un encargado. Pero no a quién realmente buscaba.
— Eh, disculpe. ¿Me puede decir dónde está Tokunaga T/N?
El encargado la miró con una ceja levantada y negó.
— No. Ella hoy tomó un día libre. Como todos los años.
— ¿Como todos los años? — preguntó claramente curiosa la maestra.
El hombre asintió con la cabeza.
— Nunca sé porqué lo hace. Pero siempre en esta fecha pide uno de sus días libres y en el pueblo nadie la ve a ella y a su hermana por horas.
Mina asintió y volvió a su auto.
Si tan sólo supiera dónde estaban.
No podía ocultar que se preocupaba por su pequeña alumna, porque lo hacía y demasiado; y más aún siendo aquella pequeña su mejor estudiante. Así que sentía el deber de encontrarla a ella y a su hermana para al menos poder poner al corriente del día a la pequeña.
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𝙇𝙞𝙩𝙩𝙡𝙚 𝘾𝙪𝙥𝙞𝙙 [Mina y tú]
FanfictionT/N tiene que hacerse cargo de su pequeña hermana desde que sus padres fallecieron, cuando ella tenía tan sólo 16 años. Mina, por su parte, es una maestra en un jardín de niños, muy dulce y paciente con los estudiantes. Una pequeña niña actuará de c...