𝙇𝙞𝙩𝙩𝙡𝙚 𝘾𝙪𝙥𝙞𝙙 [Mina y tú]

♡quince♡

Pasó todo un mes desde que volvieron a Japón.

T/N estaba atareada entre múltiples ofertas de trabajo e innumerables entrevistas laborales. Lamentablemente, no había ningún puesto para ella.

Si, de por sí, la demanda de empleos era imposible de complacer, era muchísimo más difícil complacerla a una mujer, homosexual y con familia en un pueblo pequeño que a cualquier tarado con una miseria colgando entre las piernas pero que no tenía ninguna "imposibilidad" laboral.

Sí, la vida laboral era una perra.

Yuuri seguía de vacaciones, pero casi siempre terminaba bastante aburrida en una casa para ella sola. Si bien, no era una mansión o un palacio, una casa de tal extensión para una niña que apenas medía un metro, era demasiado terreno por abarcar.

T/N entre tantas entrevistas, y por las noches cuidar a Yuuri, no tenía tanto tiempo para salir con Mina.

Pero Mina era comprensible. Después de todo, ella ya estaba atareada entre toda la planeación para el siguiente ciclo escolar.

Ya casi cumplía un año estando en Leaf Lake y era impresionante lo rápido que volaba el tiempo.

En tan poco tiempo en el bello pueblo de Fokuoka, había logrado ganarse el respeto de todos sus alumnos, compañeros profesores, jefes y los padres o turores de sus alumnos.

Había conocido a una adorable niña que sin querer había logrado emparejarla y juntarla con el amor de su vida, una chica que sin querer había robado su corazón con un interesante encanto de chica dulce y responsable que debía cuidar a su hermana desde que era adolescente.

Yuuri paseaba por toda su casa, aunque ya la conocía a la perfección, podía caminar por toda ella con los ojos cerrados sin chocar ni perderse, que era lo que estaba haciendo.

Se guiaba con el tacto de sus pequeñas manos por todo el segundo piso de la casa. Tocaba el papel tapizado de los corredores, las mesas y muebles que también, incluso ya tocaba las macetas que tenían plantas artificiales. Si, conocía bien toda la casa.

Finalmente llegó a el final del pasillo y al topar contra la pared abrió los ojos.

Estaba al final del pasillo donde en los costados flanqueaban las puertas a las dos habitaciones que tenían en ese lado de la casa.

Miró arriba, a los lados, abajo, enfrente, detrás. Miro todo alrededor y fue ahí cuando pudo notar que había una compuerta cerrada justo sobre su cabeza.

También pendía una cuerda que aparentemente alguien había unido a la cortina de la ventana que tenía justo en frente.

La niña tomó la cuerda en sus manitas y la tiró esperando que algo pasara. La compuerta se abrió y desde arriba se desplegaron unas escaleras de madera que quedaron a tan sólo centímetros de ella.

Yuuri sonrió y subió sin prisa ni pausa los escalones que la llevaron a un tipo de ático.

Miró todo alrededor. Había una gran multitud de cajas y muebles que nunca antes en su vida había visto.

Caminó por todo el ático recién descubierto. Sus pequeños pies daban pasos por todo el suelo de tablones de madera vieja.

Empezó a girar mientras daba largos pasos por todos lados. Hasta que topó finalmente con un mueble que le parecía especialmente interesante.

Frente a sí, tenía un tocador de madera. El espejo estaba cubierto por una manta blanca.

Pero, la manta, el tocador, el espejo y los cajones no fueron lo que cautivó la atención de la pequeña, sino que, unos cuantos planos y papeles sobre éste fueron lo que finalmente la hicieron poner atención a aquél mueble en especial.