-Una alianza-
El rubio de baja estatura simplemente se limitó a arquear una ceja con extrañeza, el ente dentro de aquel cuerpo no comprendía a qué quería llegar el italiano, sólo sabía que le hacía enfadar muchísimo pero le dejaría hablar. Al menos por ahora, luego seguiría con su juramento de finalizar la estadía del cenizo en la tierra.
-¿Qué te hace pensar que Pogo aceptará esta estupidez?-
-Tú buscas ser reconocido, dinero... ¡Poder! Mientras que mi hermano y yo buscamos forjar nuestro propio imperio- Mientras hablaba con algunos ademanes de sus manos acompañando, su voz daba énfasis en algunas palabras que sabía que eran de interés para el payaso, sonriendo disimuladamente cuando veía los pequeños gestos del contrario al dar en un punto que llamaba la atención del otro. -¿No te parece que todos podemos salir ganando en esto?-
Pogo desvió su mirada hacia un costado, con sus ojos observando como al sol le faltaba poco para tocar y descender por el horizonte. Sacó aire sonoramente por su nariz y volteó nuevamente a fijar sus oscureciendo orbes a los claros del más alto, elevó y bajó rápidamente su barbilla en señal de que siguiera hablando. Frunció su rostro al notar como el cenizo llevaba su puño cerrado frente a su propia boca y fingía toser, aunque pudo percibir como en realidad el contrario buscaba ocultar una pequeña sonrisa victoriosa, el payaso resopló y giró su cabeza a un lado con molestia, aunque escuchando atentamente y disimuladamente interesado.
-Haz notado que los Gambino no somos cualquier cosa en la vida, tenemos un prestigio desde hace muchos años en este negocio que ha ido pasando por la familia- Inició su discurso rogando en su interior que aquel poder de convencimiento que tuvo sus primeros días en la ciudad de Los Santos aún siguiera funcionando. -Si colaboras con nosot...-
-A Pogo no le interesa, Pogo en cualquier momento puede asesinarlos y quedarse con tooooooodo eso- Contestó de forma cantarina extendiendo sus brazos a los lados con una cínica sonrisa en sus labios ligeramente morados.
-Sí... Podrías hacer eso... O si fueras más inteligente podrías trabajar con nosotros en nuestro negocio y así expandir el imperio- Al parecer el contrario era muy cabeza dura, pero él podía serlo aún más si eso lo llevaba a conseguir lo que quería. -Si te quedas y obedeces podrás tener todo lo que deseas, nosotros no somos unos fracasados con sueños rotos o imposibles porque nosotros llegaremos a más ¡Mucho más! Y tú puedes ser parte de ello, solo si aceptas colaborar-
-Pogo nunca podrá tener todo lo que desea...- Murmura desganado y apretando sus manos en puños a la vez que voltea dándole la espalda al menor de la familia Gambino.
-¿Qué quieres? ¿Dinero? Lo tendrás ¿Poder? También pero en igualdad con Toni y conmigo-
-¡Pogo quiere divertirse! Pogo quiere matar- Bruscamente el rubio giró enfrentando al menor con sus ojos mostrando un destello de locura, avanzando un par de pasos pesados hacia el cenizo con la intención de intimidarle.
-¿Y te piensas que no te dejaremos hacerlo?- El italiano entrecerró sus ojos y se plantó con firmeza, posicionándose de forma imponente para dejarle en claro que Carlo Gambino no se dejaba intimidar tan fácilmente.
-Nadie le permite a Pogo divertirse, nadie quiere que Pogo haga lo que le gusta-
-No tendremos problema con ello- Dijo desinteresadamente.
El payaso esta vez apretó sus dientes con rabia y sus nudillos se volvieron blancos por la fuerza que ejercía al cerrar sus puños. Caminó con agresividad en sus pasos hasta agarrar al cenizo del cuello de la camisa, inclinándolo un poco hacia abajo para enfrentarlo directamente a los ojos.
-¡Mientes!-
-¿Con quién piensas que estás hablando? ¡Soy mafioso! No me importa ensuciarme las manos si eso beneficia al negocio- Respondió separándose bruscamente sin dejar de verlo a los ojos, deshaciendo el agarre del contrario sobre su ropa. -Y no tienes que preocuparte, podrás encargarte de todos aquellos que se interpongan en nuestro camino, ese es el trato-
-¿Y si Pogo un día decide mejor pegarte un tiro a la cabeza?-
-Espero que no seas tan idiota y sepas cual es la opción más favorable si quieres obtener lo que deseas- Se limitó a responder.
Una brisa se hizo sentir en aquel descampado lugar, el sol ya estaba a punto de esconderse completamente para darle paso a que los astros nocturnos tomaran su lugar en el manto azul marino de la noche. El silencio había envuelto al par de rubios, el más alto observando la expresión pensativa que había tomado aquel peculiar personaje que aún estaba tomando el control de su hermano, aunque a los pocos minutos el payaso devolvió su atención al cenizo fijando sus nublados orbes oscuros en los claros firmes celestes del italiano.
-Mmm Pogo espera que cumplas tu palabra, si no voy a matarte- Advirtió con total seriedad cediendo ante el trato del mafioso.
-Soy un Gambino, la palabra lo es todo para nosotros- Habló con calma y seguridad, por primera vez sonriéndole con sinceridad al payaso.
Realmente sorprendidos de que sea la primera vez que no terminaban peleando o jurándose destruirse el uno al otro.
-Eso espero- Finalizó el rubio.
Se quedaron en silencio nuevamente, pero esta vez el más bajo cayó al suelo desvanecido, reaccionando a los pocos segundos. El rubio cenizo se puso de cuclillas a un lado y le observó con una diminuta sonrisa, era un gran avance que el ente le devolviera el control a Toni sin tener que amenazarle u obligarle.
-Toni- Llamó con cautela al ver como el nombrado empezó a pestañear repetidamente, sus orbes tomando un tono más claro parecidos a los suyos.
Una vez pudo enfocar su vista correctamente, el Gambino mayor observó con tranquilidad su alrededor para terminar sobre el rostro alegre de su consanguíneo.
-Vamos a casa, fratello- Habló con serenidad extendiéndole una mano para ayudarle a levantarse, siendo recibida unos segundos después.
Sin apuro alguno el menor le ayudó a llegar hasta el coche y a acomodarse en el lugar de copiloto, una vez estaban listos el cenizo encendió el motor del vehículo pero no hizo ningún movimiento más. Sus dedos tamborileaban ansiosos sobre el volante y su lengua repasaba sus labios con nerviosismo ¿Qué diría su hermano? No lo sabría si no le contaba lo sucedido.
-Tengo algo que decirte, Toni- Inició llevando una de sus manos a su nuca. -Yo... ¡Ay! ¡Oye!- Se quejó al recibir un golpe de puño sobre su brazo y después uno con la palma abierta sobre su cabeza. -¡Ey! ¡Para, para!-
-Te lo mereces- Dijo resoplando con enojo. -¿Por qué te pones a hacer tratos sin consultarme antes? Al parecer voy a tener que darte un par de golpes más para que recuerdes que los dos estamos juntos en esto-
-Veo que escuchaste todo, chismoso- Susurró, riendo bajito cuando el mayor puso sus ojos en blanco. -¿No crees que es algo bueno? Será más fácil que esté de nuestro lado que luchar constantemente contra él-
-Anda, vamos a casa- Se limitó a responder cerrando sus ojos para descansar en el breve viaje.
Tenía razón. Quizás así de alguna forma todo mejoraría, no perderían nada con intentarlo, además que probablemente les saldría más beneficioso. Supo que aquello funcionaría al escuchar el completo silencio en su mente, por primera vez desde que tenía a Pogo dentro de su consciencia, éste no emitía ningún sonido, no hablaba sobre querer matar a su hermano y a su familia o a cualquiera que se cruzara en frente.
Por primera vez parecía que Pogo estaría de su lado, colaborando con el negocio de la familia Gambino.
O eso querían creer.
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La Nostra Grandezza
RandomMi deber siempre es ver por mi mafia, por mi hermano y por mí. Si buscas dinero, fama y poder, con los Gambino lo encontrarás pero debes mantenerte bajo nuestras reglas. Así que ¿Estás con nosotros?