El viaje fue en silencio, por más que el señor Gambino tuviera muchas preguntas para sus hijos, esperaría hasta llegar a la casa donde podrían conversar tranquilamente todo el tiempo que quisieran. Aunque antes de ir a la residencia Gambino, le ordenó al chofer que fuera primero al hospital cuando reparó en las múltiples heridas que tenía su hijo menor repartidas por varias partes de su cuerpo y rostro. Una vez le limpiaron y sanaron las múltiples cortadas sobre su piel, tomaron rumbo hacia la gran casa de la familia.
El par bajó del coche mirando con nostalgia y cariño el enorme jardín donde muchas veces de pequeños jugaban y la mansión donde crecieron.
El señor Gambino caminó con tranquilidad hacía las escaleras que dirigían a la puerta de entrada de la vivienda, Carlo iba a seguirlo pero sintió un apretón en su muñeca que lo detuvo en su lugar, giró su cabeza un poco confundido encontrando el rostro con un semblante intranquilo de su consanguíneo.
-Nada de esto al papà ni a la mamma- Habló en voz baja y con seriedad.
El menor comprendió a qué se refería, a ese ser que habitaba dentro de su hermano, hizo una pequeña mueca al recordar a ese payaso y el altercado que tuvieron horas antes, pero terminó por asentir de manera neutra para que el rubio se quedara tranquilo.
Ante la respuesta silenciosa, el mayor le dio una pequeña sonrisa y palmeó un par de veces el hombro del más alto, para empezar a caminar por donde la figura de su progenitor había ido, a los pocos sintiendo como un peso se apoyaba contra él de manera repentina, viendo que se trataba de su menor quien había pasado su brazo por encima de sus hombros y así caminar a la par para entrar a aquel lugar que en el pasado fue y aún seguía siendo su hogar.
Cruzaron las enormes puertas dobles y fue inevitable que sus ojos viajarán inspeccionando el interior de la casa, llenando sus mentes con recuerdos del pasado.
-Vaya vaya, al parecer era cierto- Habló otra voz aproximándose al par que tenían toda su atención sobre él, ambos sonriendo enormemente con alegría al recordar a aquel hombre mayor.
-Veo que a pesar de tantos años sigue gozando de buena salud, señor Vercetti- Tomó la palabra el mayor de los hermanos con un toque bromista.
-Realmente estoy sorprendido, no esperaba verlo, ya sabe... Vivo- Esta vez habló el cenizo con voz burlista sin poder evitar que se escapara una pequeña risita.
-Y yo veo que siguen con el mismo humor de burlarse de la gente y no respetar a los demás- Contraatacó revoloteando sus ojos pero finalizó por soltar una risita camuflada con un suspiro. -Es un placer volver a verlos jóvenes Toni, Carlo-
Hizo una leve reverencia pero el dúo de inmediato se acercaron lo suficiente para darle un corto abrazo. El señor Vercetti había servido a la familia por años, incluso antes de que ellos dos nacieran, fue el encargado de cuidarlos cuando su padre debía salir a atender negocios junto al Don de la mafia Gambino, que en aquellos tiempos era el abuelo de ambos jóvenes. El hombre de blancos cabellos producto de su avanzada edad, les correspondió el pequeño abrazo al igual que les dio una sonrisa genuina, para después guiarlos por las escaleras hacia el piso donde estaba el estudio del señor Gambino y donde estaba él esperándolos listo para conversar.
En uno de los pasillos que cruzaron, inevitablemente los orbes celestes del par se dirigieron a una gran puerta blanca, sus semblante se apagaron un poco y sus rostros mostraron un ligero toque de aflicción que el mayordomo no pasó por alto al verlos por el rabillo del ojo.
-Aquí se encuentra el señor Gambino, adelante jóvenes Gambino- Informó deteniéndose frente a otra puerta del color marrón oscura. -Ah y por cierto- Les detuvo girando a verlos con el rostro igual de neutro con el que casi siempre solía estar. -Espero que se pongan presentables, le informaré que están en casa así que será mejor que no vayan a verla con esas pintas- Finalizó con tono amable, sonriéndoles al verlos emocionarse y con sus ojos brillando, dejándoles un asentimiento de cabeza para posteriormente cerrar la puerta y marcharse a hacer lo antes dicho.
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La Nostra Grandezza
РазноеMi deber siempre es ver por mi mafia, por mi hermano y por mí. Si buscas dinero, fama y poder, con los Gambino lo encontrarás pero debes mantenerte bajo nuestras reglas. Así que ¿Estás con nosotros?