Capítulo 15

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La habitación era de tamaño mediano, más tirando a pequeña que grande, la iluminación era escasa y no había ventanas en ella que permitiera el ingreso de luz desde el exterior. Habían pasado horas desde que estaba allí metido en contra de su voluntad y lo único que se escuchaba en esos momentos rompiendo el silencio era su agitada respiración adolorida, que camuflaba el sonido de gotas carmesí impactando contra el suelo y formando un pequeño charco.

Cerró sus párpados descansando y agradeció el momento en el que todos los hombres de aquella organización salieron del cuarto, aunque apretó sus dientes con rabia cuando los había visto irse con expresiones engreídas y mofándose de su lamentable situación.

Resopló intentando recuperar algo de fuerzas para no ceder ante el dolor de su deplorable condición. Estaba seguro que muchas zonas de su cuerpo comenzarían a formar moretones por los incesantes golpes que había recibido con aquel objeto de acero, incluso estaba seguro de que su piel se había desgarrado en alguna parte y que la herida estaba sangrando al sentir la humedad contra su ropa y como esta se teñía en un tono más oscuro. 

A los pocos minutos escuchó un ruido de algo moviéndose que lo obligó a abrir sus ojos, miró discretamente en dirección al sonido y descubrió que aún quedaba una persona allí oculta entre las sombras, aunque lo reconoció al instante apenas vio la cabellera dorada sobre la cabeza del contrario.

-¿Qué planeas Pogo?- Interrogó con su voz entrecortada por el esfuerzo de mantenerse consciente, sin cohibirse al estar solo ellos dos en esa habitación.

-¿No es bastante obvio?- Habló con seriedad mirando en dirección a la abertura por donde se habían ido los demás.

-No- Le respondió de inmediato, mirándole insistentemente como si quisiera descubrir sus más profundos pensamientos.

-Entonces eres más idiota de lo que pensaba- Añadió con un tono neutral, ni siquiera estaba utilizando su típico tono burlista o sádico. -Ya que no te quedó claro, voy a deshacerme de ti-

-No-

-Aunque no quieras vo...- 

-No me refiero a eso- Le interrumpe cortándose a sí mismo unos segundos al sentir una punzada de una de sus heridas. -Quiero decir que no es eso lo que tienes en mente, no quieres matarme-

-¿Qué te hace pensar eso?- Preguntó realmente confundido, todavía sin dirigirle la mirada.

-Porque si así fuera no los hubieras deteniendo cuando comenzaron a apuntarme- Comentó sin poder contener una risita entre sus palabras.

-Ya dije en ese momento que no les convendría, te necesitan con vida para atraer al pez gordo- Intentó justificarse, pero lamentablemente no fue lo suficientemente convincente para el Gambino.

-Sabes que eso no es del todo cierto, bien pudiste dejar que me mataran y decirles que te utilizaran a ti, mejor dicho a Toni para atraer a mi padre- Explicó con una sonrisa socarrona al dejar sin palabras al payaso.

Silencio. Después de las palabras del cenizo solo hubo un profundo silencio por parte del rubio, quien ésta vez volteó a verlo, admirando el rostro lastimado del joven italiano. 

"Carlo..."

Escuchó la voz preocupada del hermano del mencionado dentro de su cabeza al ver un color morado alrededor de uno de los ojos celestes del rubio cenizo, una de sus mejillas hinchada y su labio partido con un hilillo de sangre seca salir de ahí. 

-Sé que algo estás planeando, pero no es precisamente matarme ni mucho menos dejar que me asesinen esos buenos para nada- Continuó sacando al payaso de la observación exhaustiva que hacía sobre él.

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