Capítulo 17

262 41 11
                                    

Posteriormente de los disparos dentro del galpón todo quedó en un profundo silencio, uno que a varios minutos después fue roto por el ruido de una puerta golpeándose al abrirse fuertemente, podía percibirse un sonido como si se estuviera arrastrando algo y nuevamente una puerta fue abierta abruptamente de una patada, aunque ésta vez fue la de salida donde estaban todos esperando expectantes y curiosos.

-Disculpen la tardanza, pero hubo unos inconvenientes- Habló el rubio con su típico tono cantarín y burlesco, dejando a la vista de todos que traía agarrado de la parte de atrás del cuello de la camisa el cuerpo del rubio cenizo con la ropa ensangrentada.

El jefe Gambino al ver a su hijo menor con toda aquella sangre encima y que parecía no reaccionar se quedó de piedra en su sitio, intercaló su mirada celeste entre el que creía que era su primogénito y el rubio cenizo, sin querer aceptar lo que sus ojos veían.

-Veo que no te dudó el pulso- Comentó con burla el líder del grupo empezando a reír junto a varios de sus hombres, dándole una sutil orden a uno de los suyos para que fuera a limpiar la sangre que habría quedado derramada en la pequeña habitación.

-Para nada, se sintió satisfactorio apretar el gatillo- Respondió elevando sus hombros como restándole importancia.

-Se notó bastante, te habrás quedado satisfecho con los tres disparos que le metiste- El jefe del grupo volteó de manera divertida hacia el señor Gambino para disfrutar de su conmocionado estado.

Por fin habían desestabilizado al poderoso jefe de la mafia más grande de Italia.

La carcajada fue inevitable que saliera de su garganta, pero fue secamente cortada cuando la puerta nuevamente se abrió de golpe y visualizó al que había ordenado entrar, salir con su rostro pálido y sudando frío.

-¡Nos traicionó, señ...!- Todo pareció ir en cámara lenta, cuando el sujeto gritó aquellas palabras y levantó su arma de fuego contra el rubio de ojos celestes, el brazo del rubio cenizo se movió rápidamente y al tener de frente al tipo, estiró su mano con la pistola que le habían sacado a uno de los cadáveres que habían quedado dentro, con rapidez y sin dudar disparó matando en el acto al hombre que no termino de pronunciar su frase.

Por unos segundos todos quedaron estupefactos cuando vieron a uno de sus compañeros caer muerto al suelo y al "cadáver" del menor de los Gambino reincorporarse.

-Maldito desgraciado- Murmuró entre dientes el líder para sacar su propia arma y advertir a su gente que hiciera lo mismo.

-Todo estaba yendo tan bien... Pero tuviste que disparar- Regañó el payaso al italiano menor, quitando el seguro de su pistola dispuesto a disparar cuántas veces hiciera falta.

-Estaban apunto de dispararte, se dice gracias payaso desagradecido- Contestó el cenizo tomando del brazo al contrario para dirigirlo detrás de uno de los vehículos que había estacionado allí cerca al percatarse de que una ráfaga de disparos iba a comenzar.

-Idiota, no te hubieras preocupado por eso...- Llamó el ente que poseía a su hermano mayor saliendo del escondite para ir corriendo hasta el señor Gambino para ayudarle a resguardarse.

-Mátenlos ¡A todos!- Dio la orden el líder dejando que todos tuvieran libertad para disparar.

Tanto "Toni" como el señor Gambino estaban a unos pasos de llegar con Carlo, pero una de las balas logró impactar en el centro del pecho del rubio antes de llegar, provocando que cayera al suelo en seco.

-¡Toni!- Gritaron alterados tanto Carlo como el jefe Gambino al presenciar de cerca como le habían arrebatado a un miembro de su familia.

O eso creían.

La Nostra GrandezzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora