Un cálido destello comenzó a irrumpir su pacífico descanso obligándole a abrir muy lentamente sus párpados, consiguiendo después de un par de parpadeos que su vista se adaptara al lugar. Sus orbes celestes recorrieron cada rincón de la habitación, con su mirada analítica pudo reconocer que se encontraba en su cuarto, a salvo en su hogar. Continuó inspeccionando para asegurarse de que no se estuviera equivocando, pero su vista se detuvo en una figura a un lado de su cama, no fue difícil para él darse cuenta de quien se trataba, después de todo esa rubia cabellera peinada hacia un costado siempre la reconocería.
-Toni...- Murmuró con voz ronca.
Intentó sacudirlo un poco para despertar a su hermano mayor, pero no pudo mover mucho su mano ya que estaba siendo firmemente apretada por la del rubio, quien al sentir movimiento afianzó un poco más el agarre.
-Ey, Toni, despierta- Intentó una vez más pero no conseguía elevar mucho su voz, su garganta aún picaba después de haber quedado inconsciente y dormir tres días seguidos.
Al no poder hablar mucho opto por moverse, consiguiendo que poco a poco el mayor fuera despertando. El primogénito de los Gambino comenzó a removerse y a murmurar palabras inentendibles, despacio abrió sus ojos dejando ver sus iris claros, los cuales brillaron con emoción al chocar con los pares iguales de su hermano menor. Una inevitable sonrisa se posó en los labios del mayor y sin pronunciar palabra alguna se abalanzó hacia el rubio cenizo, quien lo atrapó entre sus brazos no siendo capaz de soltar un quejido, al parecer aún dolía alguna de sus heridas internas.
-Scusa fratello...- Habló el más bajo de altura con su voz denotando culpa, soltando suavemente al contrario para evitar seguir lastimándole.
-Sto bene, fratello- Le respondió dándole una sonrisa de medio lado transmitiéndole tranquilidad.
-No me refiero solamente a eso...- Susurró más para sí mismo pero siendo escuchado por el más alto.
-Estoy bien, Toni- Despacio llevó sus manos al rostro de su mayor para que le observara fijamente a los ojos. -Nada de esto es tu culpa, estoy bien y lo más importante, vivo- Soltó una corta risita que fue cortada al empezar a toser por su garganta seca.
El italiano mayor sonrió de manera diminuta, estiró un poco su brazo y de la mesita de luz tomó un vaso con agua para extendérselo a su menor, quien agradecido la aceptó.
-Será mejor que les avise que ya despertaste- Comentó para levantarse del colchón sin dejar de ver las acciones del rubio cenizo. -Debes estar hambriento, te traeré algo de comer-
-Gracias por cuidar de mi, Toni- Pronunció después de dejar el vaso nuevamente sobre la mesita, sonriendo en dirección a su consanguíneo, quien le devolvió el gesto para después dar media vuelta y hacer lo dicho, pero se detuvo en seco al escuchar como su hermano volvía a hablar dejándolo unos segundos congelado en su sitio. -También gracias a ti por salvarnos, Pogo-
El mayor de los hermanos cerró fuertemente sus ojos y sin responder avanzó por el pasillo. Apretó sus puños con molestia porque no entendía cómo su consanguíneo podía darle las gracias al causante de que hubiera estado postrado en aquella cama por tres días, él no se lo perdonaba el haber sido tan débil para dejar que Pogo tomara el control por tanto tiempo y en especial por no poder defenderlo cuando el payaso le golpeaba en aquella casi oscura y pequeña habitación.
"Pogo ya te dijo que debía hacerlo si querías conservar con vida a tu hermano".
-Podríamos haber buscado otra solución...-
"¿Cómo cuál? ¿La de dejar que nos dispararan? Te recuerdo que ese precio solo lo hubiera pagado Carlo, Pogo es inmortal".
Tenía razón. No podía negar que no le había gustado para nada que lastimara a su hermano, pero tampoco podía molestarse tanto porque había conseguido sacarlo vivo de esa situación, cuando tenía la oportunidad de ser egoísta y deshacerse de una vez por todas de Carlo.
-¿Toni?- Llamó la suave voz de la señora de la casa, al notar a su primogénito ensimismado en sus pensamientos, acercándose lentamente a él con un bol entre sus manos. -¿Por qué no descansas un poco hijo? Corté algo de fruta, ten y come un poco-
-Grazie mamma- Le sonrió tomando el bol con la fruta picada dentro. -Pero mejor se lo llevo a Carlo para que coma algo, está con el estómago vacío desde hace más de tres días-
-¿Despertó?- Interrogó con sus ojos verdes destilando alegría, brillando por las lágrimas cuando su hijo mayor asintió con su cabeza como respuesta.
-Entonces será mejor que prepare algo más llenador para que se alimente- Habló intentando volver a la cocina.
-No se preocupe mi señora, yo me ocuparé de cocinar, usted vaya a ver al joven Carlo- Interrumpió el señor Vercetti, sonriéndole y disponiéndose a hacer lo dicho.
Toni sostuvo el bol con una mano y el otro brazo libre lo entrelazó con el de la rubia mujer para ayudarle a caminar hasta la habitación del menor de la casa.
El rubio cenizo le sonrió enormemente a la mujer que le dio la vida y estiró sus brazos para recibirla en un delicado abrazo, intentando no removerse mucho por sus heridas latentes y también para tener cuidado con el estado débil de su madre.
Cuando madre e hijo se separaron la de orbes esmeraldas se quedó sentada en un costado del colchón, el rubio mayor se aproximó hasta el convaleciente rubio cenizo y le extendió el bol con frutas incitándolo a comer, aunque no tuvo que decir palabra alguna para ordenarle comer algo ya que apenas el menor tuvo frente suyo aquel picado de frutas comenzó a devorarlo hambriento.
Mientras el menor comía, conversaron tranquilamente sobre lo que había sucedido, el rubio cenizo ahogándose unos segundos al descubrir que estuvo tres días sin despertar, provocando una risita en su madre quien amablemente le pasó el vaso con agua y una risa de burla en su hermano.
Una vez vació el bol lo dejó sobre la mesita de luz, intentó levantarse de la cama pero un mareo lo hizo apoyarse de nuevo en ella, la rubia mujer le pidió que volviera a acostarse para descansar pero el menor le respondió que primero quería darse un baño, dejando con una mueca intranquila a la señora Gambino. Toni al notar la preocupación de su madre, se acercó a su menor y le ayudó a levantarse sosteniéndolo en todo momento.
-¿Qué haces?- Preguntó dejándose guiar.
-¿No es obvio? Te llevo al baño- Respondió con simpleza adentrándose al cuarto de baño junto al menor.
-Ah, gracias pero puedes dejarme aquí, yo me ocupo del resto-
-No, ahora desvístete-
-¿Qué?- Dijo esta vez totalmente confundido.
-Que te quites la ropa, voy a ayudarte-
-¿¡Es broma, verdad!? No necesito tu ayuda ¡Vete!-
-O te ayudo a bañarte para no preocupar a la mamma o te cargo hasta la cama de vuelta, tú eliges- Se cruzó de brazos con su ceño fruncido dejándole claro que hablaba muy en serio.
-Toni, por favor...- Intentó persuadir pero el mayor se mantuvo firme en su postura.
-No sé de qué te avergüenzas, si de pequeños cuando la mamma no podía yo te bañaba, incluso nos hemos bañado juntos-
-¡Pero eso fue hace años!- Pronunció exasperado.
-Tú eliges- Se limitó a decir, dando media vuelta.
El rubio sonrió con victoria cuando escuchó un refunfuño por parte del más alto, le miró de reojo y observó como el cenizo estaba luchando por sacarse la camisa, así que se acercó para ayudarle ya que silenciosamente el contrario había aceptado la asistencia de su hermano mayor para bañarse.
-Cierra la puerta, a menos que quieras que la mamma también me vea desnudo-
-Mmm no lo sé... ¿Tu que dices, mamma?- Dijo de forma juguetona simplemente para molestar al menor.
-¡Cierra la puerta, joder!- Exclamó ya sin preocuparse por ocultar su enfado.
Entre risas por parte de la madre del dúo y del mayor de los dos varones, la mujer salió de la habitación para darle más comodidad a su segundo hijo, dejando en el baño a un avergonzado rubio cenizo que soltaba maldiciones en su idioma natal cada vez que el mayor hacía algún comentario burlesco o se reía de él simplemente para bromear.
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La Nostra Grandezza
AléatoireMi deber siempre es ver por mi mafia, por mi hermano y por mí. Si buscas dinero, fama y poder, con los Gambino lo encontrarás pero debes mantenerte bajo nuestras reglas. Así que ¿Estás con nosotros?