El estrepitoso sonido de las turbinas del avión privado opacaban cualquier otro ruido ajeno, incluso para las cuatro personas que estaban de pie a unos cuantos metros del transporte aéreo se les dificultaba un poco escucharse entre sí.
Los dos de menor edad del pequeño grupo se separaron del resto por unos cortos minutos ya que cargaban con sus maletas y las acomodaron en el avión, regresando de inmediato con el resto para afrontar una despedida.
-¿Están seguros que no quieren quedarse?- Interrogó la rubia mujer con su rostro agobiado, después de todo eran sus hijos los que se irían del país de nuevo, solo esperaba que esta vez pudieran mantener contacto.
-Mamma...- Murmuró algo decaído el rubio mayor al toparse con el rostro preocupado y triste de su progenitora.
Nuevamente la mujer iba a hablar, intentó formular una escusa para poder tener sus hijos consigo en su hogar un tiempo más, pero su esposo, que estaba a su lado sosteniéndola en todo momento para que no cayera debilitada, carraspeó llamando su atención y observándola con una comprensiva y diminuta sonrisa de medio lado negó brevemente con su cabeza, expresando que no debían interferir en los planes y decisiones de sus hijos. La señora Gambino compartió una triste sonrisa con su marido y ambos se transmitieron fuerzas mutuamente a través de sus manos entrelazadas, la de orbes esmeraldas apoyando su cabeza en el hombro de su esposo y el contrario dejando descansar levemente la suya sobre la de su mujer.
-Cuando nuestro negocio esté estable vendremos a visitarte, así que esperamos que tu salud mejore para ese día, mamma- Tomó la palabra el rubio cenizo sonriéndole con calma a sus padres.
-Los amo mis hijos- Dijo la única mujer presente, alejándose un poco del señor Gambino para acortar la distancia con los dos menores y así depositar un cariñoso beso a cada uno en la frente.
Ambos jóvenes se inclinaron, uno más que el otro, para dejarle fácil acceso a la parte superior de sus rostros a la de ojos verdes y cuando termina aquella acción, el dúo toma cada uno una de las manos de la mujer que les dio la vida y con ternura depositan un corto beso sobre su dorso ocasionando un risita en la mujer que inconscientemente les hizo sonreír. Aunque a un quinto partícipe no le hacía mucha gracia tan cálida interacción familiar.
"Pogo quiere largarse rápido de este lugar ¡Rápido!"
Vociferó el payaso dentro de la cabeza del hermano mayor, aunque este simplemente decidió ignorarlo y prestarle más atención a la despedida con su familia, provocando que el ente empezara a mascullar más quejas y maldiciones.
-También te amamos mamma- Respondió el rubio mayor mirando con dulzura en sus celestes a la mujer que más amaba en el mundo.
El señor Gambino terminó por integrarse al pequeño grupo tosiendo para llamar la atención de su familia, logrando su cometido de manera inmediata. Sus siempre serios y fríos ojos celestes se tornaron más afectuosos, siempre era así cuando estaba únicamente con su esposa e hijos, elevó ambas manos y colocó cada una en el hombro de sus descendientes.
-Les deseo lo mejor en su partida y su llegada, espero que puedan conseguir cumplir con sus objetivos siempre recordando quienes son y lo que su madre y yo les hemos enseñado- Pronunció apretando levemente su agarre en los menores.
Por la acción y palabras de su progenitor, ambos hermanos se miran por un escaso instante para posteriormente sonreír enormemente.
-Somos Gambino, somos leales y nunca nos dejamos joder- Contestó el rubio cenizo con voz animada.
-Y siempre, ante todo, la familia está primero- Completó el mayor golpeando despacio el hombro de su menor, sacándole una sonrisa a los dos mayores.
Finalmente llegó la hora, el avión debía partir con Toni y Carlo Gambino a bordo rumbo a Londres donde les esperaban sus amigos, entendiendo que sus hijos ya tenían que irse, el Señor Gambino soltó sus hombros y extendió su mano derecha para estrecharlas como despedida, pero termina decidiéndose por atraerlos en un corto abrazo, después de todo no sabía cuando volverían a verse.
Una vez el gran jefe mafioso termina con el abrazo, es el turno de su esposa, quien primero se aproximó a su hijo menor para abrazarlo fuertemente y depositar otro beso en su frente, luego repitiendo lo mismo sobre su primogénito, pero termina por posar sus manos en las mejillas del rubio y le mira fijamente a los ojos.
-Cuida bien de tu hermano-
"¡Salgamos ya de aquí!"
Entonces la señora Gambino saca una de sus manos de la mejilla de Toni para posarla en la de Carlo y así intercalar su dulce mirada verde entre los pares de ojos celestes de los menores.
-Cuídense siempre como el gran equipo que serán- Les sonríe con ternura y termina por alejar sus manos para dejarles partir.
Tanto Toni como Carlo asienten a las palabras de su madre y dan media vuelta para dirigirse hasta el avión, aunque cuando estaban a punto de subir por las escaleras, el fuerte llamado de su progenitora los obligó a voltear a verla.
-¡Cuídense y apóyense en todo!- Gritó hacia los dos pero terminando por clavar sus esmeraldas sobre el rubio. -¡Los tres!-
Aquello dejó con los ojos abiertos de par en par al menor de los jóvenes Gambino y haciendo que girara a ver pasmado a su mayor, quien simplemente soltó una risita nerviosa. Había olvidado comentarle al menor que en aquellos días que estuvo dormido, fue sometido a un interrogatorio por parte del señor Gambino por su extraño actuar en aquella situación cuando estuvieron secuestrados y el mayor fue a rescatarlos, terminando con Toni contándole a sus padres sobre lo que había pasado con él y sobre la existencia del ente en su interior.
La mujer agitó su mano en forma de despedida, los menores correspondieron el gesto y finalmente subieron para acomodarse en los asientos del avión privado, el cual a los minutos despegó rumbo a un nuevo destino fuera de Italia.
-¿Cómo...?- Intentó preguntar el de mayor estatura pero fue cortado por un brusco manotazo directo en su rostro por parte del contrario. -¡Ey, scemo!-
-Seguro será un vuelo agotador, mejor vamos a dormir y cuando estemos allí te cuento- Explicó cerrando sus ojos para descansar, intentado con todas sus fuerzas contener una sonrisa ante las quejas y refunfuños por parte del menor.
Pasado aproximadamente media hora, el mayor de los hermanos cayó rendido a los brazos de Morfeo mientras que el menor simplemente dormitaba, aunque el descansar no era un problema sino todo lo contrario, les venía perfecto para calmar la emoción de llegar y poder afrontar sus nuevas vidas en aquella ciudad de Inglaterra.
-Más vale que no mueras hasta no cumplir con el trato- Habló el rubio con sus párpados cerrados, despertando al cenizo, quien aunque estuviera medio dormido podía distinguir que no se trataba de su consanguíneo. -Pogo no te dejará descansar en paz hasta que obtenga lo que prometiste-
-Un Gambino siempre cumple con su palabra- Respondió con seguridad en su voz, intentando transmitir que no debía preocuparse y que tenía que confiar en él.
Aquella simple respuesta fue suficiente para que el payaso guardara silencio volviendo a resguardarse en lo profundo de la mente de Toni, permitiéndole por fin al menor descansar mientras él ideaba formas para divertirse en Londres.
Nuevas oportunidades venían para aquel par de hermanos italianos y su negocio, nuevas aventuras en ese nuevo y desconocido país, aunque esta vez contaban con un nuevo y peculiar socio para obtener otra vez riquezas y poder, consiguiendo con ello poner en la cima la mafia de los hermanos Gambino.
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Buenas!
Acabo de ver que me olvidé de informar en el capítulo anterior que este sería el final, una disculpa por eso 😥
Y bueno... Hasta aquí llega esta historia, les agradezco de corazón por todo el apoyo y gracias por darle una oportunidad! 😢💕💞
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La Nostra Grandezza
De TodoMi deber siempre es ver por mi mafia, por mi hermano y por mí. Si buscas dinero, fama y poder, con los Gambino lo encontrarás pero debes mantenerte bajo nuestras reglas. Así que ¿Estás con nosotros?