008. 𝗌𝗂𝗑𝗍𝗁 𝗌𝖾𝗇𝗌𝖾

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CAPÍTULO
OCHO

"sexto sentido"

"sexto sentido"

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📍Nueva York
2018

Me subo al autobús tratando de ignorar las insistentes súplicas de Tess por salir esta noche.

—Mi tía acaba de regresar de San Francisco. —le voy explicando mientras me acomodo en uno de los asientos en el centro. —Sería descortés no pasar algo de tiempo con ella.

—Todos los miembros de tu familia van y vienen a su antojo, ¿y tú no puedes hacer lo mismo? —se mete en el asiento delante del mío sin dejar de mirarme. —Además, eres bastante mayor para salir por tu cuenta.

Lo que dijo ella era cierto. Pero ya me había acostumbrado a la rutina después de enterarme de mi verdadera naturaleza. Justo ahora mamá no estaba en casa desde hacía ya varios meses al recibir la inesperada visita de los príncipes de Asgard. Ver a Tatia me alegró mucho tras tanto tiempo sin saber de ella, sólo que tan rápido como llegó se tuvo que ir.

Lo mismo ocurría con Nova, quien la semana pasada se fue a San Francisco para atender unos asuntos urgentes de los cuales no sabía mucho.

—Todavía me faltan unos meses para cumplir los diecisiete.

Tess lanza una carcajada.

—Diecisiete más otros trescientos.

—Si quieres grítalo más alto. —Monique se deja caer a mi lado siendo seguida por Peter que se acomoda en la otra fila de asientos. Ned lo sigue hasta quedar delante de él. Me paso un mechón detrás de la oreja conteniendo la sonrisa embobada cuando Peter me sonríe antes de sacar su teléfono. —Si van a empezar con eso, mejor me siento junto a Barbie.

Tess se ríe lanzando varios de sus rizos rubios tras el hombro. Se sienta cuando el conductor arranca y luego nos pasamos la primera parte del vieja metidos en nuestras cosas.

Yo no puedo evitar mirar a Peter de vez en cuando sintiendo como si un arcoíris brotara de mi pecho. Llevábamos más de tres semestres haciendo lo mismo. Nos mirábamos, sonreímos, salíamos al cine, pasábamos las tardes en la casa del otro, hablábamos casi todas las noches por teléfono hasta quedarnos dormidos, estábamos casi viviendo una fantasía romántica adolescente.

Sin amenazas ni secretos, Peter seguía siendo Spider-Man por las calles de Queens y yo avanzaba día a día con el dominio de mi poder. Entre los dos crecía poco a poco un fuego demasiado intenso para poder apagarlo. Aunque no éramos novios, nada de eso. Tal vez algunas veces nuestras manos se encontraban para sujetarse bajo la mesa de la cafetería, o nos dábamos besos en la mejilla demasiado cerca de los labios cuando veíamos la oportunidad al estar solos. Pero nada más.

𝗚𝗥𝗘𝗔𝗧𝗡𝗘𝗦𝗦 | 𝗉𝖾𝗍𝖾𝗋 𝗉𝖺𝗋𝗄𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora