Capítulo 30

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Mi primer día de trabajo había estado muy cansado. Básicamente yo era un tipo de secretaria y mandadera, me daban miles y miles de pequeñas demandas las cuales tenía que revisar minuciosamente y pasarlas al siguiente despacho, con otro abogado de mayor rango, pero no me importaba, porque por fin, podía presumirle a papá que tenía un trabajo en mi ámbito laboral, que podría pagar mis cuentas por mí misma, sin necesitar de ningún favor de él.

Esa mañana había recibido mensajes de mis amigas, mi madre me había llamado felicitándome, y claro Sebastián había estado también pendiente todo el día.

Llegué a mi departamento cansada de los tacones y de caminar con las piernas juntas por el horrible traje de falda que tenía que usar, esa era la única desventaja de ser abogada, los uniformes eran un asco. En la recepción de mi edificio, el conserje me había entregado un ramo de rosas que Sebastián me había enviado, por haber concluido mi primer día de trabajo, y durante el trayecto del elevador a mi departamento, había leído la nota unas ocho veces, con una cara de enferma mental, que cuando en uno de los pisos entro una vecina, me había visto rara.

Entre a mi departamento y deje las rosas en el recibidor, mas tarde las pondría en agua. Por el momento los tacones me mataban, así que me los quité y los deje en la entrada. Sentí de pronto un gran alivio. Y entonces pensé que necesitaba un buen baño en la tina, con agua muy caliente, para poder relajar mis músculos.

Mientras llenaba mi tina, recibí un mensaje de Sebastián, lo que me hizo emocionarme. Él solo significaba dudas en mi mente, porque de repente se mostraba con mucho mas interés que de costumbre, ya no era solo sexo, si no que me enviaba mensajes la mayor parte del día para preguntarme como estaba, y como había sido mi día, y me hacía pensar si él sentía algo más que deseo, pasión y cariño por mí.

En esta ocasión quería saber todos los detalles sobre mi primer día de trabajo, como si no me hubiese preguntado todo el día sobre esos detalles. Sonreí mientras dejaba mi bata caer al suelo, y entraba a la bañera mientras dejaba el celular en una pequeña mesita a lado de la tina, pensaba en contestarle o no, pero realmente quería tiempo de relajamiento para mí.

Pensé en verter algunas sales y burbujas, pero una vez dentro me dio bastante flojera. Mi celular vibró de nuevo y lo tome. Otra pregunta de Sebastián, quería saber que estaba haciendo en esos momentos, y lo ignoré un poco, seguramente si le decía que estaba en la bañera, querría sextting y estaba bastante cansada ya. Lo único que quería era relajarme y dormir, pues de nuevo tenía que levantarme temprano para ir a trabajar.

"Sebastián, ojala durmieras ya" comenté para mí. "Eres demasiada tentación para mí"

De pronto otro mensaje, y suspiré rendida, pensé en contestarle cuando vi el remitente. Leonardo de nuevo, este chico de plano tenía ganas de conocerme, ya habíamos estado mensajeando un poco todo el domingo y el día de hoy y me sentía incluso su amiga, me encantaba que supiera inglés, pues podíamos comunicarnos perfectamente. Finalmente a él si le conteste, no sé porque, tal vez porque me daba curiosidad saber qué es lo que tramaba y me interesaba su amistad también.

De pronto entro su llamada "Hola" dije emocionada

"Hola señorita"

Sonreí "¿En qué puedo ayudarte Leonardo?"

"Solo quiero platicar contigo. De verdad me has parecido encantadora como te lo dije en los mensajes"

"Gracias"

"Por nada" sonreí "¿Cómo está tu novio?" me preguntó de pronto.

Dulce Ardiente Tentación [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora