Capítulo 40

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Tenía ya más de veinte minutos afuera del lujoso edificio donde Sebastián tenía su penthouse. Me había dado la instrucción de entrar al estacionamiento, el guardia ya me conocía. No era la primera vez que iba a su edificio, pero si planeaba que fuera la última.

Leí nuevamente el mensaje meloso que Aarón me había enviado esta mañana, se encontraba viajando con su papá, por negocios. Estaban ahora en Colombia, y me preguntaba qué tipo de negocios estarían haciendo por allá, cuando sabíamos porque motivo ese país era tan famoso. Sacudí mi cabeza nuevamente, sacando esos pensamientos y me miré en el retrovisor. No estaba haciendo nada malo, solo iba a platicar con Sebastián, íbamos a tener nuestro cierre emocional.

Yo era quien más merecía tener respuestas. Mi cabeza estaba llena de preguntas, porque por más que terminábamos con esta locura que habíamos vivido, siempre aparecía él y me hacía darme cuenta que por algún motivo no quería que esto terminara.

Pero iba a terminar por las buenas o por las malas. Estaba cansada de vivir así, estaba cansada de esconderme, cansada de ocultar mis sentimientos, cansada de sus sucios juegos. Era una sensación horrible tener que fingir que no sentía nada por él, cuando lo único que deseaba era besarlo, abrazarlo y amarlo. Pero ya no, yo intentaría a toda costa ser feliz con Aarón, lo iba a hacer, porque aunque sea Aarón era buenísimo en la cama, y eso era un plus.

Tomé un gran respiro y muchísimo valor. Me aferre a mi bolsa y pisé el acelerador. Conduje hacía la entrada del edificio, el guardia me reconoció y me abrió sin pedirme mi identificación ni nada. Me sorprendió que me abriera tan rápido, como si me estuviera esperando o algo así. Me estacioné y me bajé del coche.

Ese día decidí vestir un traje sastre en color gris, de pantalón, y el pantalón me quedaba demasiado ajustado, pero mi trasero se veía muy bien, y aunque iba con la intención de mandarlo a la chingada para siempre, también quería que se diera cuenta de lo que iba a perder.

Tome el ascensor y presioné el botón que me llevaba hacía el último piso. Respiré profundamente de nuevo y me recargue en la pared y cerré los ojos. Estaba escéptica, no sabía que esperar de este encuentro, porque estaba claro que con Sebastián a mi lado, yo dejaba de ser coherente, dejaba de pensar con claridad y me convertía en débil, en fácil de dominar y eso me aterraba.

Se abrieron las puertas de pronto y mi corazón comenzó a latir con mucha rapidez. Caminé hacía la puerta de su departamento y oprimí el botón del timbre. Abrí un poco mi saco, y me desabotone mi blusa color blanca que llevaba puesta, solo desabotone los primeros dos, quería enseñar un poco de mi escote. Estaba acomodando mi blusa cuando él abrió la puerta y me sonrojé un poco.

"Has llegado" me sonrió y yo asentí, con mi cara de pocos amigos. No iba a regresarle la sonrisa, quería que se diera cuenta que me importaba una mierda. "Te ves muy bien"

"Es mi uniforme, sabes que así debo vestirme, no me vestí así para venir hablar contigo, acabo de salir de trabajar y..."

"Tranquilízate, ya sé que debes vestirte así para tu trabajo, pero en verdad te ves bien" suspiró un poco, sé que yo lo sacaba de sus casillas "Pásale"

Asentí y entré. El lugar no tenía nada nuevo, estaba impecable como siempre. En eso él era mucho mejor que yo, yo trataba de tener limpio mi departamento, pero siempre andaba a las prisas. Pero él, tenía que tener todo en completo orden e higiene.

Caminamos hacía su sala, donde ya tenía un par de botellas de agua y una botella de vino. Lo miré molesta de pronto.

"¿Vino, en serio?"

Dulce Ardiente Tentación [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora