Capítulo 16

82 8 1
                                    


Tenía aproximadamente diez minutos parada frente al domicilio que Sebastián me había enviado. Ya habían entrado varias personas, supongo que también querían aprender, y me preguntaba que podrían enseñarme dentro de ese lugar que yo no supiera ya. Estaba totalmente equivocada, ya que esto de ser sumisa estaba llenas de normas. Me armé de valor y entré; no sin antes asegurarme que ninguna persona que me conociera me hubiese visto.

"Hola, tengo una cita para aprender esto del bondage y sadomasoquismo" le comenté a la chica que se encontraba en la recepción, como si fuera algo muy común. Ella asintió y miro su computadora.

"Tú debes ser la señora Zabalegui"

Abrí mis ojos de par en par, Zabalegui, era el apellido de Sebastián, y tal vez hubo una confusión al momento que él apartó mi cita.

"No, mi apellido es Soberón..."

"Tengo la cita a nombre de la señora Nina Zabalegui"

La miré fijamente a los ojos y luego asentí "Sí perdón, suelo olvidar mi apellido, ya sabe recién casada" me reí nerviosa y ella asintió.

"Tome asiento, ha llegado un poco tarde, su maestra apenas terminara con una clase de emergencia que tomó al ver que usted no llegaba"

Me sentí un poco regañada, pero solo me limite a sonreír. Una vez que tomé asiento, mi mente no paraba de pensar, ¿Porqué Sebastián había hecho la cita, simulando que yo era su esposa? Era un poco raro, y de cierta forma me sentí feliz, aunque convencí a mi mente, que solo se trataba de algún juego perverso por su parte. Él había sido claro, solo cogíamos, nos teníamos cariño y respeto, por conocernos de años, pero no era para más.

"¡Señora Zabalegui!" la chica de pronto me gritó molesta "La estoy llamando, el cliente ha salido ya"

Sonreí de nuevo, estaba perdida, en las dudas respecto a lo que Sebastián y yo teníamos y aterrorizada por lo que fueran a enseñarme dentro de esa habitación. Me habían pedido llevar lencería de color negro, no sabía el porqué ese color, tal vez solo para darle más dramatismo al asunto.

Me puse de pie y la señorita me guió a la primer habitación. Una vez dentro me puse bastante nerviosa. La habitación estaba iluminada solamente por velas, del techo colgaba un arnés el cual tenía sogas. Al final, en una de las paredes, podía ver fuetes, látigos y otras cosas más.

"Bienvenida señora Zabalegui, espero pueda aprender mucho sobre esta práctica. ¿Ha venido para ponerle más sazón a su matrimonio eh?"

Asentí "Sí, bueno, creo que tenemos curiosidad"

"Está en el lugar indicado ¿Cómo prefiere que la llame?"

"Oh, Nina, por favor omitan mi apellido"

Asintió "De acuerdo, detrás de esa cortina puede cambiarse, la necesito solo en ropa interior. Cuando salga, ya no podrá preguntar nada, lo importante para poder satisfacer a su amo es asentir todo el tiempo, tiene prohibido verlo a los ojos, sí el decide puede vendarle ¿Ya tiene su palabra de seguridad?"

Palidecí, pensé que me darían algo de teoría, no que me pondrían la práctica, asentí nerviosa "Si, hemos decidido Soberón, mi apellido de soltera" me reí nerviosa, no me gustaba mucho mentir, todo era culpa de él.

Asintió de nuevo "Bueno, entonces, cuando usted salga detrás de la cortina, se pondrá en rodillas con la cabeza baja y me dejara guiarla"

Dulce Ardiente Tentación [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora