Capítulo 14

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Volvieron nuevamente a palacio, Moroha se encontraba dormida en los brazos de su amado, este la llevaba directo hasta su habitación para que descansase allí, no quiere que nadie la despierte. El chico de la cicatriz la ha recostado cuidadosamente en el futón que había en la habitación; la joven ShiHanyo ha pasado por tantas angustias en los últimos días... No le vendría nada mal un pequeño descanso, Hisui la contemplaba embelecido — Es tan frágil — Sonríe — Tan hermosa y tan MÍA.

— Puedo observarte así toda la noche — Susurraba.

La ternura invadía el corazón de Hisui, el hermoso rostro de Moroha hacía que nuestro chico dejara de pensar en las cosas que ha estado haciendo mal y cambiarlas por esos hermosos recuerdos que comparte con la joven ShiHanyo, aquellos que estarán para siempre en su mente y memoria, aquellos que atesorará el resto de su vida.

Pero... De repente todo se esfuma, aquella ternura desaparece abriendo paso así a las "MENTIRAS", el rencor y los malos recuerdos, aquellos que si Moroha se entera... Va a odiarlo y es algo que el chico de la cicatriz quiere evitar — No soportaría perderte ahora — Decía en su mente — Pero tarde o temprano vas a tener que saberlo, sea por mi boca o sea por otro medio. Tantas noches en vela pensando ¿Cómo va a explicarle a Moroha que él sabe y tiene que ver con la desaparición de sus padres? ¿Cómo va a explicarle que en parte es su culpa que toda su vida haya sido una miseria? Son tantas interrogantes y ninguna respuesta para cada una de ellas.

Hisui se coloca en pie y se apresura a salir de la habitación, Moroha aunque está dormida igual necesita su espacio y es mejor dárselo antes de que despierte, aunque todos sabemos que si ella despierta no lo va a echar de su habitación ¡AL CONTRARIO! Va a hacer lo imposible para que se quede con ella.

Al día siguiente, todos los habitantes del palacio ya se encontraban despiertos, sobre todo Riku e Hisui, ellos desde muy temprano se levantaron para hacer unos trabajos que se les encomendaron y debían salir de ellos urgente, todos estaban trabajando... Todos excepto Moroha quien aún seguía dormida, la pelinegra estaba en un profundo sueño, el cual se le estaba tornando en una pesadilla...


. . .


— ¡MOROHA! ¡MOROHA! — La llamaban — ¡AYUDANOS POR FAVOR!

— ¿Qué? ¿Quién está llamándome? — Buscaba atentamente a ver si encontraba de dónde provenían aquellas voces.

— ¡SÁCANOS DE AQUÍ! — Le suplicaban — ¡POR FAVOR!

No... Entiendo absolutamente nada, no sé quiénes están llamándome y de dónde quieren que los saque, estoy muy confundida... Pero a la vez intrigada por saber quién me está pidiendo ayuda ahora.

— ¡MUÉSTRENCE! — Les digo — Necesito verlos y que me den más detalles...

Uno...

Dos...

Tres segundos pasan y no obtuve respuesta alguna, necesitaba saber quiénes eran esas personas que estaban llamándome para que les ayude, ciento unas necesidades inmensas de ir a buscarlos y poder hacer lo que me piden que haga para ayudarles. De pronto, mientras voy acercándome al sonido de las voces, algo me toma desprevenida y aprieta fuertemente mi cuello, asfixiándome mientras me dice fuertemente — ¡NO VOY A PERMITIR QUE TE REÚNAS CON ELLOS! — Apretaba aún más fuerte. No podía hacer más que intentar zafarme de aquel agarre en el que me tenía aquel individuo, tiene una fuerza inhumana.

— ¡MOROHA, MOROHA! — Seguían llamándome.

— ¡D-DÉJAME E-EN P-PAZ! — Decía como podía...

EL CHICO DE LA CICATRÍZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora