Capítulo 3

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Moroha se acercaba cada vez más al matadero, ella no tenía idea de lo que pasaba en su "casa" en este preciso momento, Jyuubei-Sama había estado tomando descaradamente y estaba demasiado ebrio. Si cuerdo la lastima, no queremos imaginarnos siquiera que sería capaz de hacerle estando así de ebrio; por otro lado, Riku estaba a punto de llegar a la casa de Hisu-Sama quien lo estaba esperando ansioso por saber la buena nueva con respecto a la que el cataloga como su "PRESA" o algo así.

Riku, aunque tenía algo de conocimiento sobre la razón por la cual su señor quería ayudar a Moroha, seguía sin entender la razón principal... Ya que ella no es la primera, ni la última que han visto con ese problema, le extraña mucho que quiera ayudarla precisamente a ella, una completa desconocida, a alguien que aparentemente no viene al caso en la vida de su señor. Por fin llega a palacio, y entrando en la habitación principal le dijo Hisu-Sama algo azorado — ¡RÁPIDO! — Trata de tomar aire — ¡TENEMOS QUE AYUDARLA! — Se pone de pie ante semejante escándalo que hizo Riku al entrar a su habitación.

— ¿Qué es lo que sucede ahora? ¿Le pasó algo a la niña? — Pone interés.

— No... ¡PERO PUEDE PASARLE! — Lo mira fijamente — Lo que usted sospecha, es verdad.

— Lo sé — Dijo imponente — Pero no sé cómo hacer ahora para intervenir sin que ella se niegue.

— Sea lo que sea, debe ser rápido — Se preocupa Riku — Ella corre peligro.

No dijo ni una sola palabra más sobre el asunto, solo tomó su arma y acercándose a Riku, le hizo una seña, dándole a entender que se iban — ¿No nos iremos en el carruaje? — Preguntaba — Negó con la cabeza y se dispusieron a correr lo más rápido que pudiesen para así llegar a tiempo.


. . .


Entré en la aldea, y sentí un escalofrío ya que todo estaba DEMASIADO TRANQUILO, pareciera uno de esos cuentos de miedo que Towa nos cuenta a veces cuando está aburrida... Aunque me atrevo a decir que da más miedo esto que lo que me cuenta ella, es que ni siquiera está la señora que me suplica que no regrese a mi casa – Esto es muy extraño — Pensaba en voz alta ante tal incertidumbre, avance aún más para así acercarme a mi destino final... Mi subconsciente me dice que debo ALEJARME DE ALLÍ lo más rápido que pudiese, pero a decir verdad, yo ya no quiero escapar más.

Un aroma a alcohol invadió toda mi cavidad nasal, era algo HORRIBLE... No soporto el olor a alcohol, y mucho menos el aroma de Jyuubei ¿Cómo creen que me encuentro ahora que tengo esa mezcla de olores en mi nariz? — ¡QUÉ ASCO! — Pensé en voz alta mientras me acercaba a la puerta; entré y lo vi, tirado en el suelo con una botella de sake en las manos, consumido totalmente por el alcohol — Ahora entiendo porque mi cerebro me avisaba que debía marcharme de aquí cuanto antes — Me decía a mí misma antes de colapsar totalmente por el miedo que sentía — No dude más y di la vuelta para salir corriendo, pero en un abrir y cerrar de ojos... Me tomó y me arrojó al suelo como de costumbre mientras me decía acercándose demasiado a mí — Tú no vas a ir a ninguna parte pequeña — Empieza a reírse de forma MACABRA — La piel se me puso de gallina al mirarlo fijamente a los ojos... Estaba totalmente consumido por el alcohol, sus ojos no tenían brillo alguno, no había nada que pudiera hacer para que él se quitase de encima o dejara de verme de forma tan GROTESCA y atrevida — Solo golpéame y lárgate — Pensaba toda petrificada — ¡SOLO GOLPEAME Y LARGATE! — Tomo mis pequeñas manos y las colocó arriba de mi cabeza mientras se reía con malicia... Yo intentaba patalear lo más que podía para hacer que se alejara, supongo... Pero me era INUTIL, no me escuchaba ni pensaba hacerlo, en su cerebro solo había un objetivo esta vez, un objetivo que yo quiero evitar a toda costa — ¡VA A HACERLO! — EMPIEZO A LLORAR — ¡VA A VIOLARME! ¡NO! ¡NO PUEDO DEJAR QUE LO HAGA! — Mientras pensaba, sentía como tocaba mi cuerpo con sus grandes y asquerosas manos, yo solo lloraba aterrada... ¡NO QUIERO QUE ENTRE EN MÍ! No quiero tener sexo... Y mucho menos con la persona que más odio en este mundo.

EL CHICO DE LA CICATRÍZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora