Capítulo 22

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Hisui se encontraba bastante alterado por todo lo que estaba pasando, el solo hecho de saber algo de su madre le dolía mucho, es inevitable que no sienta algo de afecto hacia ella, es la persona que le dio la vida y aunque cometió muchos errores en el pasado, sigue siendo su madre.

Intenté por sobre todos los medios hacer que se tranquilizara y si lo estaba logrando, aunque sea un poco, eso me alegra, porque si lo dejaba como estaba hace un momento, iba a volverse violento y la verdad es que no quiero que eso pase... Odio verlo así, me causa un pánico horrible el recordar la forma en la que casi mata a golpes a  Jyuubei-sama. 

Esa tarde creí que sería capaz de golpearme a mí también, menos mal no me asustó más o quién sabe que pudo haber pasado. Me separé de él y mirándome a los ojos, dijo ya de una forma más calmada y un tanto seria:

— Gracias, pequeña — Besa mi mano con mucha delicadeza — Gracias por todo lo que haces por mí.

— No se compara con todo lo que has hecho por mí — Le sonrío de forma coqueta — Voy a estar contigo siempre, Hisui.

— Es todo lo que quiero escuchar — Me da un beso en la mejilla.

El Chico de la Cicatriz se acercó lentamente hasta mis labios para así plasmar un tierno y delicado beso el cual es tan cálido, amoroso y dulce como la miel. Sin pensarlo ni un segundo, correspondí al beso de inmediato, este reaccionó al estimulo y rodeó mi cintura con sus brazos para así acercarme más a él, hasta el punto de que no quedase espacio entre nosotros, sentía la urgencia que tenían sus besos, su lengua busca la mía con urgencia, es evidente la falta que le hacen... La falta que a mí me hace estar entre sus brazos, sentirme suya una vez más.

Una sensación de fuego y euforia recorría mi cuerpo, necesito que terminemos lo que hemos iniciado, además que no hemos podido estar juntos desde hace tiempo, es justo que se nos de la oportunidad, pero justo cuando estábamos por dar el siguiente paso... Él se detuvo y apartándose de mí, me dijo algo frustrado:

— Aquí no es conveniente Moroha — Me mira a los ojos — Nos van a oír.

Siendo totalmente honestos, me causó mucha gracia ya que si no más recuerdo, cuando yo llegué al palacio, se escuchaban en todas partes los gemidos de las chicas con las que estaba... Ahora me sale con que le da pena que le escuchen cuando está conmigo, me da un poco de risa y no pude evitar hacerlo notar.

— ¿De qué te ríes? — Me pregunta un tanto confundido.

— Es que me parece increíble que te preocupes porque alguien nos escuche — Me cubro el rostro mientras me río a carcajadas — Si antes no te importaba eso.

Se sonroja un poco — Es que tu no eres cualquier persona — Me mira de reojo — Nadie puede escucharte, solamente yo.

Me quedo en silencio por un momento.

— Entonces... ¿Lo vamos a dejar así? — Dije un poco frustrada ya que  no quería dejarlo ahí.

— Por hoy si —Suspiró y en seguida noté que no estaba muy de acuerdo con la decisión que estaba tomando.

— Hisui, no sabes cuando volvamos a tener la oportunidad de estar juntos de nuevo — Le insistía a ver si lo convencía — Por favor... ¡NO ME DEJES ASÍ!

— Entiéndeme amor — Ahueca mi cara con sus manos — Esta es la casa de mi hermana y yo no quiero hacer cosas indebidas aquí.

Rodé los ojos al escucharlo, no me va a convencer, no esta vez, estoy dispuesta a conseguir lo que quiero y no se me va a escapar, así que lo tomé por ambas manos y luego de mirarlo fijamente a los ojos, le dije con firmeza:

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⏰ Última actualización: Aug 03 ⏰

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EL CHICO DE LA CICATRÍZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora