Capítulo 1

555 53 240
                                    


No sé cómo carambas vivo de esta forma, no sé en qué momento me acostumbré a una vida así... Lo único que sí sé es que ¡MALDIGO EL DÍA DE MI NACIMIENTO! Mejor hubiera sido que nunca hubiera existido. Justo ahora me encuentro en una situación de indecisión rotunda, por un lado quiero escapar, pero por otro lado sé que si lo hago, él no descansará hasta encontrarme — Solo entra y dale lo que le corresponde — Pensaba mientras mis manos temblaban efusivamente — Si lo haces te dejará en paz... O al menos eso te salvará de algo peor — Vivo aterrada todos los días desde que llegué a esta porquería... Mi maestra me vendió a un estúpido vago que le prestó dinero, ahora yo debo trabajar para él para pagar una deuda que ni siquiera es mía.

Ese sujeto no solo me usa para ese propósito, sino que se aprovecha de lo frágil que soy para... Lastimarme hasta el cansancio. A veces desearía estar muerta, a veces quisiera que... todo esto terminara y yo ya no seguir soportando este INFIERNO ¿Por qué mis padres no se hicieron cargo de mí? ¿Por qué me abandonaron? ¿Acaso yo tuve la culpa? ¿ACASO YO FUI QUIEN PIDIÓ QUE ME ENGENDRARAN? Nunca en los 18 años que tengo, supe lo que es un hogar, una familia... No sé siquiera lo que es ser AMADA.

Mi corazón se aceleraba cuando empezaba a acercarme a mi supuesta "CASA" No quiero volver a ese horrible lugar... Pero estoy obligada a hacerlo — Puedes hacerlo Moroha — Decía tratando de ser optimista — Piensa que quizás hoy esté de buenas y no te golpeará — Dicho esto, puse un pie adentro. Sentí como todo mi cuerpo se erizó y palidecí casi de inmediato... Mi cuerpo no podía accionar ante la mirada iracunda y penetrante de aquel sujeto que se supone debe cuidarme — ¡PASA YA! — Gritó — Su voz gruesa y áspera me provocaba un asco terrible, trataba de no demostrar miedo pero me era imposible no hacerlo, ya que no puedo evitar recordar todo lo que me ha hecho desde que llegué a trabajar aquí — Suelta a Kurikaramaru y tráeme lo que me toca — Corrí velozmente a cumplir su orden... Puesto que no quiero que me haga nada malo hoy.

Ustedes dirán... ¡HEY! Tienes un arma... ¿Por qué no te defiendes? ¿Por qué no matas a ese hijo de perra por lo que te hace? No crean que no lo intenté una vez, pero lo que gané fue que me dieran la golpiza más grande de toda mi vida... Así que por mi bien, no lo he vuelto a intentar.

— A-Aquí le traje e-esto — Tartamudeaba por los nervios. Me di la espalda para irme a ordenar todo y seguir con lo que me toca hacer, pero no había dado un paso siquiera cuando siento que tiran con fuerza de mi cabello — ¡NO POR FAVOR! — Pensaba angustiada — ¡QUE NO ME GOLPEE!

— Esto no es lo que te pedí que trajeras ShiHanyo — Me tira al suelo con mucha fuerza haciendo que mi cara quedara aplastada contra el suelo — ¡ERES UNA INCOMPETENTE! ¿PARA QUE DIABLOS TIENES ESA MALDITA ESPADA SI SOLO TERMINAS TRAYENDOME ESTA PORQUERÍA? — Lo arroja al suelo y se me acerca.

— Jyuubei-Sama — Trago saliva mientras me pongo de rodillas toda temerosa — N-no pude conseguir algo mejor, yo solo...

No había terminado la maldita frase cuando de repente su mano chocó contra mi cara haciendo que callera al suelo nuevamente. El malparido me tomó en sus asquerosas manos sosteniendo la mirada la cual era repulsiva para mí... ¡QUIERO QUE ME SUELTE! ¡QUIERO QUE ME DEJE EN PAZ! Pero sé que estando así, no habrá nada que diga o haga para que ese vago desista de sus intenciones hacia mí. Me odia y eso es seguro, se dispuso pues a darme la paliza del día, y mientras lo hacía, me recordaba lo poca cosa que soy... — ¡ESO ES PARA QUE APRENDAS A OBEDECERME SHIHANYO! — Me lanza al suelo con fuerza nuevamente — Ahora limpia este desastre ¡PERO YA!

Me trague mis lágrimas, me trague mi llanto, me trague todo ese maldito sentimiento de sentirme una vil ESCORIA. Tome el estúpido trapo y comencé a hacer el quehacer, necesitaba que el vago se calmara para poder estar tranquila un rato — Quería ver a mis amigos — Pensaba mientras trataba de hacerme la fuerte — Pero no se va a poder... No cuando estoy toda golpeada — ¿Ahora ven porque digo que mi vida es un infierno? No tengo siquiera a alguien con quien desahogarme, no tengo a nadie que pueda ayudarme a solucionar esto, no tengo familia siquiera. Mis amigos no saben nada de esto, no quiero que se metan en un pleito por mi culpa, es mejor que esto quede así, soy consciente que me estoy haciendo daño yo misma, pero no puedo hacer que otro se complique por mi causa.

EL CHICO DE LA CICATRÍZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora